Once años, 160 km/h y en estado de ebriedad

Nos cuenta hoy la prensa que “una niña de Florida (EE.UU.) de sólo 11 años de edad fue acusada de conducir sin licencia, bajo los efectos del alcohol y a más de 160 kilómetros por hora en una localidad costera de Alabama”.

Continúa la nota de prensa resaltando que al darse a la huída la conductora se estrelló, y que los agentes de la policía no salían de su asombro al ver salir del coche a una niña con signos evidentes de ebriedad, hecho confirmado al hacer la prueba de la alcoholemia que era elevada, ¡incluso si se tratara de un adulto!

Una vez más la realidad supera la ficción, y desgraciadamente esto que puede parecer una excepción, puede dejar de serlo si los padres no ejercen su autoridad a la hora de educar.

El consumo de drogas es cada vez más frecuente entre adolescentes y niños de hasta once o doce años, y los maestros que detectan comportamientos extraños ocasionados por dicho consumo, tienen miedo de hablar por temor a las represalias, o lo que es peor, por ser acusados de represores o por tener que enfrentarse con los padres que de cualquier forma salen en defensa de sus hijos.

Pitágoras decía “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Una vez más, suenan las alarmas de que hay algo que no estamos haciendo bien; de que se nos queman los libros de la educación, y que no sabemos a dónde vamos a parar.

Podríamos preguntarnos cómo estamos educando, y pensar que lo que hoy vemos tan lejos -como “Alabama”- puede que nos lo encontremos a la vuelta de la esquina, o en una carretera de nuestra vida en la que nos crucemos con la inesperada sorpresa de alguien que va a 160Km/h,... ¡y al resto ya lo sabemos!

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