A propósito de Educación para la Ciudadanía…

Poco voy a opinar sobre una cuestión tan espinosa y tan debatida en estos días. Y no lo haré, entre otras cosas, porque no estoy en el mundo de la educación y porque la FERE ya se manifestó con claridad, y los obispos también. Ante una ley creo que hay que ser inteligentes y buscar los caminos para su aplicación de manera fructífera y sana.

Confío en el buen-hacer de la Escuela Católica y en el sentido común que hará que se imparta conforme al ideario de cada centro, también de los católicos.

Dicho esto, y dejando claro que siempre es “bueno educar a la ciudadanía” “para la ciudadanía”, hoy llega a mi PC una presentación en Power Point de Einsten en la que dice: “La educación es aquello que permanece cuando uno ha olvidado todo lo aprendido en el colegio”.

Celebro la elocuencia del genio y pienso en la tarea de formar personas no sólo en los centros, aunque también. Lo importante es dejar huella y enseñar con "autoridad", y a eso, no lo quita nadie.

Una vez más apelo a la educación desde el testimonio, desde el ejemplo, el diálogo y la buena sintonía entre padres e hijos; y una vez más sueño en que esa coherencia se dé también en los educadores de la escuela.

Educación para la ciudadanía puede ser un reto y una oportunidad para formar personas, sumando complicidades entre padres y educadores, y ayudando a los niños a abrir los ojos para ver la realidad que les rodea, teniendo criterios propios y valorando la diversidad como una fuente de riqueza y nunca como una amenaza a la propia libertad y opciones.
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