Manuel Cociña, sacerdote que convivió con Escrivá de Balaguer, exigió en un documento notarial firmado en 2021 que la víctima renunciara “a cuantas acciones pudieran corresponderle” contra el cura, el Opus Dei o la Iglesia y le prohibía pronunciarse sobre el acuerdo
Cociña solo ha respondido ante la justicia canónica que le condenó, según su terminología, por “solicitación” e “imprudencias” a cinco años años sin poder ejercer en público, cinco de atención espiritual en su centro y tres décadas de prohibición de acción pastoral con menores de 30 años
La víctima, que hoy vive en Chile, ha declinado hacer declaraciones sobre el citado contrato, aunque sí quiso aclarar que, una vez el Opus Dei admitió los “comportamientos inadecuados” de Cociña y procedió a su condena eclesiástica, el prelado de la Obra, Fernando Ocáriz, le pidió “perdón por los daños que has sufrido y por las heridas causadas por un sacerdote de la Obra”
Fuentes cercanas al clérigo admiten que “está tranquilo” y “dispuesto a seguir adelante, aceptando la condena y las consecuencias derivadas"
Lo importante es resolver bien cada caso”, recalca el portavoz del Opus Dei, Marco Carrogio, quien muestra su extrañeza por la exigencia del silencio, “salvo que sea petición de la víctima”. No es este el caso. “Para nosotros, la vía en estos casos son los protocolos de la Prelatura