La aceptamos, Haremos todo lo que dice le Señor

Qué fue la alianza de Moisés?  Fue la ratificación del amor de Dios que escoge una nación entre todas las naciones para hacerla su pueblo y el pueblo de aquella nación que le dice a Dios “Haremos todo lo que dice el Señor”. ….. La gran liberación, la que nos da Cristo, impulsado por el Espíritu Eterno, - dice la Biblia hoy -, la liberación eterna: la que nos arranca de las garras del pecado y del infierno, lo que quiere apartar del mundo todas las esclavitudes y las injusticias, la que deja una Iglesia que predica con eficacia la redención de los hombres, la que acuerpa – fíjense bien – acuerpa los movimientos liberadores; pero, para que sean eficaces, los quiere apartar también a ellos del pecado, del abuso del poder. No es extraño que la Iglesia, que lleva esta fuerza liberadora para comunicarla también a las reivindicaciones de los grupos humanos, reproche lo malo de esos grupos humanos cuando abusan en sus reivindicaciones.”

Es importante releer los textos de Mons. Romero tanto en el contexto histórico de su época, como – posteriormente – en el contexto histórico actual, siempre a la luz del Evangelio y del Espíritu.  Da la impresión que en las últimas coyunturas políticas se ha utilizado ciertas frases escogidas de Monseñor solo para justificar posiciones ideológicas y políticas.  El discernimiento creyente es una de las tareas muy importantes de todo el pueblo de Dios y así también de las comunidades eclesiales de base.

En esta cita de la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, Monseñor Romero nuevamente deja ver las dos dimensiones de su misión profética:  (1) la denuncia de las injusticias estructurales y la llamada a toda la iglesia a acuerpar los movimientos de liberación, y (2) el anuncio de la fuerza liberadora de Jesús a las organizaciones sociales y la denuncia del actuar de esas organizaciones “cuando abusan en sus reivindicaciones”.

Monseñor Romero está convencido que la Iglesia fiel al Evangelio de Jesús y que se deja guiar con la fuerza del Espíritu, tiene que ser aporte fundamental para que la salvación sea concreta, histórica, eficaz.  Por eso llama a las y los creyentes a insertarse en los movimientos populares, en sus denuncias y sus luchas reivindicativas. Pero esa inserción en el movimiento social y esa misión de acuerparlos, le da también la responsabilidad histórica de ser sal, luz y fermento en el horizonte del Reino de Dios.  Monseñor no olvida mencionar los riesgos de los movimientos cuando abusan de sus reivindicaciones, cuando hay lucha por el liderazgo, cuando la visión ideológica obstaculiza el discernimiento.

Como segunda parte de esta reflexión queremos referirnos a la cita del AT donde el pueblo hebreo recoge en sus escritos el compromiso “Haremos todo lo que dice el Señor” como respuesta al compromiso de Yavé con la liberación plena de su pueblo.  Nos preguntamos, ¿en qué momentos expresamos nosotros/as hoy, ya sea de manera personal, familiar, comunitaria o como nación, ese compromiso: HAREMOS TODO LO QUE DICE EL SEÑOR.  Todavía vivimos un cristianismo de herencia, un cristianismo anunciado en tiempos del invierno eclesial (como varios teólogos han llamado el período de los papados de Juan Pablo y de Benedicto), un cristianismo más devocional y carismático.   El pueblo hebreo no declara que profesará o celebrará  lo que el Señor anunció, sino se compromete a HACER TODO LO QUE DICE EL SEÑOR.  Se podría iniciar con los 10 mandamientos, tan conocidos y repetidos, hasta en las catequesis y escuelas dominicales: no robar, no mentir, no matar,….   Jesús va aún más lejos: el mandamiento del amor, de la misericordia, de la entrega y el servicio a las y los pobres, excluidos/as. 

En la nueva coyuntura política en marcha estamos llamados a asumir juntos/as ese gran compromiso: HACER TODO LO QUE DICE EL SEÑOR.  No basta hacer celebraciones memoriales de las y los mártires. No basta celebrar acontecimientos del pasado.  No bastan bonitos discursos conmemorativos.  Urge que tomemos en serio el compromiso práctico de HACER, de vivir el Evangelio, de actuar a la luz de Monseñor Romero.  Y esto, siempre iniciará a nivel pequeño, con nuestro actuar personal, nuestra vivencia familiar, el ejemplo desafiante de la fraternidad solidaria en la comunidad, nuestra inserción en el movimiento popular,…   No tengamos miedo.

Reflexión revisada para el domingo 2de junio de 2024.  ( Reflexión original escrita para el domingo 6 de junio de 2021.        Homilía en la fiesta del Cuerpo  y la Sangre de Cristo,  17 de junio de 1979.   Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo IV, Ciclo B, UCA editores, San Salvador, p.530. 532

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