Ahora que el sol ha velado su luz

¡Feliz jueves! ¡Vaya increíble música que te traigo hoy! ¡De verdad! He de decir que el maestro que ha compuesto esta joya aparece poco por aquí, lo cual es imperdonable y pido perdón por ello. Pero hoy vamos a paliar esto para dejarnos sorprender por este torrente de sonidos, sencillos pero que seguro nos van a tocar el corazón. En poco más de cuatro minutos, en las manos adecuadas, un compositor es capaz de extraer oro molido.

Purcell nos va a hacer maravillarnos con su Himno de la tarde 'Now, now that the sun hath veil’d his light', Z. 193. Parece como la antítesis de lo que se espera encontrar en la música de él: no quería impresionar a la congregación que estaba en el templo sino que escribe una muestra de arrepentimiento y adoración a Dios. Está basada en un bajo de cinco notas, entre cuyas repeticiones aparece la voz. A mitad de la obra se produce una modulación que conduce al aleluya final, tranquilo y sereno, alejado de aspavientos. Tiene cuarenta compases pero de una forma tan espectacular que casi nos lleva a las lágrimas. Toda una obra de arte de un consagrado maestro.
La partitura de la pieza puedes conseguirla aquí.
La interpretación es de Emma Kirkby (soprano), Anthony Rooley (laúd) y Christopher Hogwood (clave).