Alabad al Señor

Laudate pueri, Fiocco

¡Feliz martes! La música siempre es un canto de alabanza y, con ella, cada uno alaba a quien quiere (Dios, la naturaleza, la vida,...). Cuando nos encontramos con una obra como la de hoy vemos cómo aún es más una alabanza y un agradecimiento. En el caso de hoy, lo será a Dios a quien siempre le tenemos que dar gracias por todo. Hace muchísimo tiempo que no te traigo al maestro de hoy, así que es buen momento.

Joseph-Hector Fiocco

La música de hoy es de Joseph-Hector Fiocco (1703-1741), compositor belga nacido y fallecido en Bruselas. Por tanto, permanecemos en el territorio belga en el que ayer estuvimos con Pierre de la Rue. Trabajó en la capilla real de la que era director su hermano, Jean-Joseph. Luego se trasladó a la catedral de Amberes para ser el maestro de su capilla. Además, destacó como organista, clavecinista y, evidentemente, compositor. Su producción religiosa es muy amplia aunque no todo lo conocida que debiera. Su producción para clave también es asombrosa. Con respecto a esta, escribió una serie de suites al estilo de la música de Couperin. Este dominaba tanto la escena musical que, al escuchar la música de Fiocco parece que escucháramos la del francés. El belga no solo recibió influencias del país vecino sino también de Vivaldi e incluso del mismísimo Handel.

Vamos disfrutar de su salmo Laudate pueri Dominum. Es una obra para soprano como única solista y, aunque la obra de Fiocco prácticamente solo se interpretó en Bélgica, esta era tan famosa que también la hallamos en Francia. De hecho, era una de las obras favoritas en el Concert Spirituel. Marie Fel, renombrada soprano, la estrenó en 1750. Las crónicas dicen que lo hizo «con ese buen gusto, esa agilidad y la precisión que la convierten en alguien superior en su arte». Aquí también apreciamos la influencia de Lully en este caso. No en vano, esta obra es un petit motet, en que tanto sobresalió el francés. Vemos cómo Fiocco también era un gran maestro en las obras religiosas. Una verdadera maravilla, una gran sorpresa.

La interpretación es de Deborah Cachet (soprano) y Scherzi Musicali dirigidos por Nicolas Achten.

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