Bach, partita BWV 767

Bach, partita coral BWV 767.

¡Feliz domingo! Como te dije la semana pasada, ese día terminábamos con la larga lista de corales del maestro y hoy empezamos con otro tipo de obras; aunque seguimos con el órgano, eso sí. Si a lo largo de muchas de las semanas pasadas nos hemos encontrado con pequeñas miniaturas (a veces que no llegaban al minuto) pero ahora nos tocan otras más amplias, en las que el maestro destila tranquilamente su esencia.

Bach, recorrido vital

Primero, como siempre, algo de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach y muerto en Leipzig. He comentando el lugar de fallecimiento (que es muy conocido) porque, aunque parezca raro, Bach no salió nunca de Alemania, es más, casi nunca salió de Turingia, por lo que, siendo como es actualmente un músico universal, en su tiempo no pasaba de ser uno local. De Eisenach se marchó a Ohrdruf, que están separadas poco más de cuarenta kilómetros. De ahí fue a Lüneburg (más de 350 kilómetros), que está en Sajonia, la región vecina de Turingia. Luego fue a Weimar, posteriormente a Mühlhausen, de ahí regresó a Weimar, siguió a Köthen y terminó en Leigzig. Si miras en la imagen de la izquierda verás esa ruta y comprobarás cómo su recorrido vital fue (físicamente sobre el mapa) muy pequeño. Vuelvo a repetirlo, porque me parece sorprendente, que nunca saliese de Alemania. Quizá eso le permitió forjarse un estilo plenamente alemán que ha trascendido tanto en nuestra historia de la música.

Nos vamos a maravillar hoy con su Partite diverse sopra «O Gott, du frommer Gott», BWV 767. Se trata de un conjunto de nueve variaciones que puede que sea una de las obras más antiguas del maestro para el órgano, quizá mostrando influencia de Georg Böhm, a quien conoció en Lüneburg. El himno luterano en el que se basa Bach tiene el mismo nombre y está formado por ocho estrofas, una para cada variación (la primera es el coral en sí). Se dice que puede que Bach la concibiese para que cada variación fuese interpretada antes o después de que la congregación cantase la estrofa. Tras el coral, en poderosos bloques de acordes, aparece diversas variaciones con técnicas contrapuntísticas: con un bajo ostinato, con pequeños motivos rítmicos, en forma de toccata, con pasajes en escala, en sincopa, en forma de danza (courante), en fuerte cromatismo, y la final en tres partes en efectos en eco que termina de forma gloriosa. Esta obra no precisa de un órgano con pedales, de ahí que se piensa que también podría tener una función doméstica.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Karl Richter al órgano Riepp de la basílica de Ottobeuren.

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