Bach, partita BWV 828

Bach, partita BWV 828

¡Feliz domingo! Como quien no quiere la cosa, ya estamos en el tercer domingo de Pascua. Y Bach se va a encargar de completar la luminosidad de este día con su siempre luminosa música. La suite de hoy sí que suele estar en el repertorio de clavecinistas y pianista o, por lo menos, algunos de sus movimientos. Pero aquí no nos andamos con medias tintas y vamos a escuchar todas las piezas en con contexto, como se debe.

J. S. Bach

Antes de la obra, el genio, es decir Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Tenemos a Bach matriculado en el curso de prima (en esos momentos se contaban de atrás para adelante) pero no pudo terminarlo porque él y su compañero de estudios Georg Erdmann tuvieron que dejar Ohrdruf para marcharse a estudiar a Lüneburg, localidad lejaba a Turingia. Según recogen las actas «se marchó a Lüneburg el 15 de marzo de 1700 por falta de hospitia». Allí marchó recomendado por sus mentores de Ehrfurt. A su hermano mayor le hubiera gustado que estudiase como él con Pachelbel pero Sebastian decidió tomar otro camino, demostrando su grado de independencia; ningún otro miembro de la familia se había aventurado marcharse tan lejos. Tampoco es desdeñable que al joven Bach le atrayese conocer de primera mano cómo eran los órganos del norte de Alemania, de tan gran fama.

Disfrutemos de su Partita en re mayor, BWV 828. Se abre con una ouverture, amplia, sosegada pero llena de carácter y de un fuerte sabor francés, al estilo de las que abrían las óperas que en esa época se componían en Francia. Le sigue una meditativa allemande, también de una buena duración. En ella predominan la emoción y la serenidad melódica que siempre nos regala Bach. El contraste lo trae la courante, con su ritmo alegre y jovial, como un aliento que se coge ante lo que viene después. Es una sarabande llena de dulzura y de un lirismo que casi la entronca con el clasicismo (hay quien dice que hasta con el romanticismo). El breve menuet, como un rayo de luz, sirve de enlace con la gigue final, brillante, virtuosa, rápida y con ese contrapunto que es tan característico del genio alemán.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretacíón es de Scott Ross al clave.

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