Magníficat

¡Feliz sábado! Tengo que confesarte que me gusta mucho la música para órgano y casi me estoy limitando a ponerla los domingos con la obra de Bach, que poco a poco vamos recorriendo. Pero de vez en cuando aparece alguna maravilla que me permite salirme del, digamos, guion previsto. Es el caso de la obra de hoy, de una belleza muy especial y que nos permitirá, además, para adentrarnos mañana en la música del viejo peluca, ya que la de hoy era de un precursor suyo.

Se trata de Samuel Scheidt (1587-1654), compositor alemán nacido en Halle. El año que nació Scheidt lo hicieron también otros dos maestros alemanes pioneros cuyos nombres empiezan por «Sch»: Schein y Schütz. Los tres se hicieron amigos y se embarcaron en la idea de crear un lenguaje musical alemán más global, aunando elementos sureños y norteños. En sus obras, principalmente en las religiosas, se adhiere de forma especial al coral luterano, que presenta en multitud de variaciones para diversas combinaciones de voces e instrumentos. La música de este maestro está influida por la de Sweelinck (con quien estudió en Ámsterdam), pero también muestra su voz independiente, sobre todo aplicada al contrapunto. Su «Tablatur-Buch», composición de 1650, contiene unos cien acompañamientos para canciones sacras y salmos, que se usan principalmente para la liturgia luterana, a la vez que se acompaña a la congregación cuando canta.

De Scheidt vamos a escuchar su Magnificat noni toni, para órgano. Se divide en seis versos y vemos cómo el Scheidt hace alarde de su dominio de la melodía coral. En el primero escuchamos una textura a cuatro voces, con contrapunto imitativo en las cuatro. En el segundo el coral aparece en la voz de soprano en notas largas. El tercer verso es un «bicinium», es decir, a dos voces, con el cantus firmus en la soprano y unos ritmos muy interesantes. El cuarto es un trío y el quinto vuelve a estar compuesto a cuatro partes, con la melodía alternándose entre el tenor y el bajo. Termina de una forma simple, con la melodía otra vez en el registro agudo y un acompañamiento a base de acordes así como de otras estructuras más irregulares, pero igualmente bellas. La composición pertenece a su colección «Tabula nova».

La partitura de la obra puedes descargarla aquí (página 208).

La interpretación es de Martin Lücker al órgano Möller de la Abteikirche de la localidad alemana de Marienmünster.

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