El corazón no duerme

¡Feliz miércoles! Ya sabemos que nuestro corazón está (o debería estarlo) siempre alerta a las necesidades de los demás. Por eso, aunque nuestra mente (es decir, nuestro cuerpo) tiende a flaquear, nuestro corazón no debería haberlo. Tras esta pequeña introducción te comentaré que sobre ese tema es sobre el que trata la música de hoy, procedente de un compositor que nos visita asiduamente y que vemos en él no solo a un precursor sino a un verdadero maestro.

Se trata de Heinrich Schütz (1585-1672), compositor alemán nacido en Bad Köstritz. De alguna forma es un compositor inclasificable porque es un verdadero puente entre el Renacimiento y el barroco de Bach. Estudió con Gabrieli en Italia y esto indudablemente se reflejó en su música, que empezó a ganar en dramatismo, algo que extendió a la música religiosa alemana, quizá necesitada de ello. De joven estudió en Kassel y pronto entró a formar parte el coro del landgrave gracias a sus cualidades. En 1608 fue enviado a estudiar con el maestro Gabrieli a Venecia y volvió a Alemania cargado de sabiduría, influencia e inagotables fuentes musicales, que reflejaría en su trabajo como maestro de capilla. La Guerra de los Treinta Años causó estragos en su persona y su economía de forma que su Dresde no llegaría a ser la misma. Su producción poco a poco se hizo pequeña y más lenta sobre todo por esa situación económica tan precaria. En sus últimos años se dedicó a viajar, manteniendo su residencia en Weissenfelds durante la mayor parte de su tiempo. Schütz es una de las fuentes en las que bebió Bach a la hora de transformar la música para siempre.

Disfrutemos de su motete Ego dormio, et cor meum vigilat, SWV 63. Fue publicado en sus Cantiones Sacrae, que aparecieron en Friburgo en 1625. La obra es un bello motete a cuatro voces y continuo. El texto está tomado del Cantar de los Cantares y las voces lo declaman de una forma especial, con momentos a solo y otros en el que se entrelazan. El motete está escrito en un fuerte estilo madrigalístico y el maestro se mueve con él de un antiguo estilo contraputístico coral a otro concertante y monódico, con frecuentes conciertos a solo.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Les Voix Baroques.

Volver arriba