La muerte de Antonio Puerta. Discrepando de Luis Fernando.

Antonio Puerta es para mi un futbolista desconocido, y seguramente seguiría siéndolo sino es por su escandalosa muerte a esa edad tan joven y próxima a la mía. Cuando escuché la tragedia por la televisión me disgusté.
Pero he sentido un disgusto mayor por la desconsideración hacia un fallecido metiéndose en su vida personal por parte de mi compañero blogger Luis Fernando Pérez Bustamante. En alguna ocasión me he metido con el feo comportamiento de Einstein, Schrödinguer y de Stephen Hawking con las esposas o mujeres que pasaron por su vida. Se portaron mal con ellas y las denigraron, a pesar de la lucha personal de sus mujeres por sacar a flote a su familia. Me importa tres pepinos el estatus de casado, amante, novia o amiga con derecho a roce que tuvieran estos personajes. Si alguna vez los he criticado es por su feo comportamiento machista.
Si yo supiese de fútbol y me pareciese malo Antonio Puerta, pues que les puedo decir, tal vez diría que me parecía un mal jugador. No voy a juzgar lo que fue la vida personal de Antonio Puerta. Nadie me ha dicho que en su vida haya ocasionado intencionadamente daño o mal a nadie, y tal vez su corta vida ni le haya permitido tiempo para plantearse tal cosa, y más con un prometedor éxito.
Meterme con su estatus de no casado, pues no lo pienso hacer. Cada uno responde ante su conciencia en la vida, y en la muerte responderá ante Dios, el cual muy seguramente juzgará según la conciencia y sopesando toda clase de cosas que un pobre hombre yo no puede ver en la vida y pensamientos de otra persona. El buen Dios sabe mejor que nadie que la mejor justicia es la que rectifica acertadamente los errores de cada uno, y el buen Dios estoy seguro que tiene en cuenta, que por encima de esas leyes ancestrales, estamos nosotros, sus hijos.
Tampoco me parece adecuado debatir si Antonio Puerta está en cielo o en el infierno. Eso es un juicio escatológico. No es cuestión de opinión o debate. San Pablo escribió cartas a las comunidades cristianas y dijo lo que en su opinión consideró era lo más apropiado, y lo que dijo lo dijo en su contexto, y lo que dijo tenía unos destinatarios específicos. Citar por citar, utilizar su palabra con el fin de dejar entrever un juicio escatológico me parece muy feo.
Es curioso que si dijésemos que literalmente San Pablo tiene razón, un cura que hay por mi pueblo que tiene un afeminamiento bien conocido, estaría condenado por ser afeminado. Pero tiendo a pensar que San Pablo tenía los clásicos prejuicios de su tiempo, y tiendo a pensar que además el Opus Dei o la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz vean con tan malos ojos a un cura afeminado suyo como el de mi pueblo.
Pues a mi no me parece condenable la vida privada del jugador, y más sin conocer su conciencia. Me parece que debía de ser maravilloso el hijo que iba a tener, y tan solo puedo decir que qué envidia. Ya me gustaría tener yo su dinero y la alegría de sentir que viene un hijo mío al mundo, aunque sea en esas circunstancias. Ciertas alegrías paternales no las cambiaría por nada. De todas formas debieran entender que en el lenguaje de mi compañero blogger Luis Fernando decir amancebado es tan semánticamente igual que decir que vivía y se acostaba con su novia. Para el común de los mortales, entre los que me incluyo, el significado semántico nos resulta un agravio.
En definitiva, ha muerto un joven futbolista en el mejor momento de su vida, parece que un gran jugador (pero yo de eso no entiendo), hay que desear y rezar para que Dios lo tenga en su gloria, no somos quienes para juzgar su vida, la cual todo apunta a que vivía sin querer hacer daño a nadie, con gran amor por su novia. No me parece correcto deshonrar al difunto, y más estando tan fresco su recuerdo y por causa de algo que no tiene la menor de las importancias. Tampoco me parece correcto acosar a Luis Fernando, discrepen señores, discrepen que es mejor y más educado que emplear los insultos que he podido leer en los últimos 40 post, el resto me ha sido imposible pero imagino lo que pone. Luis Fernando tiene derecho a cometer errores, como todo el mundo. Y hoy vemos que rectifica, por ello tengamosle en mejor consideración.