Las entidades suscriben un proyecto largamente esperado "Aprendamos a luchar contra el silencio": La Archidiócesis de Madrid y el Centro San Camilo caminan juntos

El Seminario Conciliar de Madrid acogió este martes la firma del convenio de colaboración entre la Archidiócesis de Madrid y el centro de Humanización de la Salud San Camilo
En 1997, el Centro de Humanización de la Salud comenzó a ofrecer servicios de escucha profesionalizada, una iniciativa que desde entonces se ha extendido con 44 Centros de Escucha en toda España
"El objetivo es unir sinergias" –explicó el arzobispo– "e ir conformando una red donde este ministerio sea reconocido y podamos sembrar Madrid de hogares de escucha. Que todos, cada uno con nuestro toque, aprendamos juntos a luchar contra el silencio"
Cobo alertó sobre el crecimiento del silencio en la sociedad actual: "El silencio pronunciado es signo de una soledad que crece"
El director del Centro, José Carlos Bermejo, reflexionó sobre la importancia de la escucha como actitud humana y espiritual
"El objetivo es unir sinergias" –explicó el arzobispo– "e ir conformando una red donde este ministerio sea reconocido y podamos sembrar Madrid de hogares de escucha. Que todos, cada uno con nuestro toque, aprendamos juntos a luchar contra el silencio"
Cobo alertó sobre el crecimiento del silencio en la sociedad actual: "El silencio pronunciado es signo de una soledad que crece"
El director del Centro, José Carlos Bermejo, reflexionó sobre la importancia de la escucha como actitud humana y espiritual
El director del Centro, José Carlos Bermejo, reflexionó sobre la importancia de la escucha como actitud humana y espiritual
(Archimadrid).- El Seminario Conciliar de Madrid (San Buenaventura, 9) acogió este martes la firma del convenio de colaboración entre la Archidiócesis d Madrid y el centro de Humanización de la Salud San Camilo. Antes de la firma, José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo impartió la conferencia ‘Escucha y acompañamiento en la vida pastoral’.
Este convenio de colaboración – según ha apuntado el vicario pastoral de la Archidiócesis de Madrid, José Luis Segovia - «se remonta a muchos años atrás y es un motivo de gran alegría porque significa trabajar más en red y la puesta en largo de un trabajo que llevamos preparando desde hace mucho tiempo».
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
El director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo reflexionó sobre la importancia de la escucha como actitud humana y espiritual. Durante su intervención, Bermejo subrayó que el Papa León XIV, en la exhortación apostólica Dilexi Te, «expresa muchas veces el verbo escuchar» e invitó a identificarse con el corazón de Dios, advirtiendo que «si permanecemos indiferentes al grito del pobre, este apelará al Señor contra nosotros, y seríamos culpables».

El religioso recordó que «vivimos tiempos de la profesionalización de la escucha». En 1997, el Centro de Humanización de la Salud comenzó a ofrecer servicios de escucha profesionalizada, una iniciativa que desde entonces se ha extendido con 44 Centros de Escucha en toda España, donde las personas saben que pueden acudir para ser acompañadas. Además, cada 18 de junio se celebra el Día de la Escucha, una jornada que pone en valor esta labor.
«Este tiempo requiere nuevas respuestas —añadió—, como el desarrollo de competencias blandas, relacionales y emocionales, que no nacen con la personalidad pero que son necesarias para aliviar y consolar». Citando a san Gregorio Magno, recordó: «Quien escucha al otro, escucha a Dios».
Bermejo destacó también el valor de la escucha también en el proceso sinodal, donde «se ha reconocido incluso el pecado de la no escucha, especialmente ante el clamor de los pobres». En el Documento Final del Sínodo se subraya – entre muchas cosas - que «la familia es el primer lugar donde aprendemos que necesitamos ser escuchados», y se invita a la Iglesia a «escuchar con particular atención la voz de las víctimas», así como a abrir espacios para que se escuche a los niños, a los teólogos y a las comunidades en los procesos eclesiales, incluso proponiendo un “ministerio de la escucha”. Bermejo recordó que «escuchar no es cualquier cosa». «Oír es fácil —explicó—, eso es audire. Pero escuchar exige voluntad y motivación. Es un acto de alteridad, un esfuerzo por seguir al otro en su narrativa».
El director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo recordó además que el verbo escuchar tiene “verbos hermanos”. «Decía un artículo del jesuita Carlos Alemany que solemos hablar unas 140 palabras por minuto, mientras que quien escucha tiene capacidad teórica para acoger hasta 600. Por eso, escuchar implica también callar por dentro, hacer silencio, acallar las voces interiores que piden ser escuchadas». Entre esos verbos hermanos mencionó también mirar: «La mirada tiene un poder impresionante. Hay miradas que nos permiten acercarnos a la realidad del otro porque nos comunican mucho».
«Para escuchar de verdad —añadió— hay que combinar la mirada de cerca, que capta lo inmediato, con la mirada de águila, que entiende el contexto vital y existencial de lo que está pasando, incluso en lo no verbal».
Finalmente, Bermejo concluyó que «escuchar es un modo de humanizar promoviendo la hospitalidad». «Escuchar requiere tener sitio interior —dijo—, y no siempre estamos libres dentro de nosotros para que el otro pueda estar un rato en nuestro interior. Es una forma de hospitalidad que requiere invertir energía en liberarse, en hacer espacio vital para que el otro quepa dentro. Y más aún cuando el otro es distinto, viene de otra cultura o ha crecido en otro entorno. Entonces el ejercicio de hospitalidad interior se vuelve aún más exigente y más humano».
📰Esta tarde, firma del convenio de colaboración entre @archimadrid y @CamilosEspanola sobre 'Escucha y acompañamiento en la vida pastoral'
— Archidiócesis de Madrid (@archimadrid) October 14, 2025
➡️A la amplia red de Centros de Escucha se van a incorporar dos especialmente orientados al sector de la juventudhttps://t.co/Pbt9TPcqEbpic.twitter.com/Jv9bZaPleB
Las palabras del cardenal José Cobo
Tras su intervención, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ofreció una reflexión en la misma línea. Recordó una escena final de La casa de Bernarda Alba donde «la protagonista zanja todo diciendo: “Silencio, silencio, silencio”, y termina la obra y empieza el colmo del drama». «Estamos en un cruce de tiempos —advirtió—, porque nuestra ciudad tiene muchas ciudades dentro, donde hay muchos actores, directos e indirectos, que están imponiendo el lema de Bernarda Alba. Utilizan las redes para que el silencio siga imperando».
El arzobispo alertó sobre el crecimiento del silencio en la sociedad actual, «en los colegios, en los jóvenes, en la vida familiar y matrimonial, e incluso al final de la vida». «El silencio pronunciado —dijo— es signo de una soledad que crece».
Por eso, recordó, la Iglesia, «atenta siempre a los signos de los tiempos», ha querido responder a este silencio proponiendo el ministerio de la escucha como un servicio concreto. «A nuestro alrededor hay instituciones que han creado centros de escucha —reconoció—. Los camilos ya habían dado el norte, pero ahora detectamos un mapa muy variado de formas de escucha. Necesitamos caminar juntos y trabajar con horizonte de largo plazo, mirando hacia ese ministerio de la escucha».
Finalmente, el cardenal subrayó la urgencia de formar y capacitar a los jóvenes en este ámbito: «Responder a lo inmediato también es necesario, y lo que más nos dolía era precisamente la gente joven».
«Formamos a personas el año pasado —añadió— para dar respuesta a los jóvenes, y se han creado dos centros que necesitan trabajar juntos y especializarse. En este proceso tenemos un horizonte más largo, porque la diócesis de Madrid es enorme y tenemos la suerte de contar con personas que forman y con centros de escucha que ya existen». Finalmente, el arzobispo compartió su sueño pastoral: «Con ese horizonte del ministerio de la escucha, el objetivo es unir sinergias e ir conformando una red donde este ministerio sea reconocido y podamos sembrar Madrid de hogares de escucha. Que todos, cada uno con nuestro toque, aprendamos juntos a luchar contra el silencio. Ese es el sueño que tenemos a largo plazo».
«Os pediría que fuéramos conscientes y creyéramos en la profecía que es que la Iglesia, allí donde esté, se la puede conocer como casa de escucha. La gran profecía es lanzarnos a la escucha para que cada persona descubra su dignidad y en eso no nos equivocaremos porque está la acción de Dios».
