Liturgia del 1º DOMINGO de ADVIENTO 2025 (A)
1º DOMINGO de ADVIENTO 2025 (A)
Comentario inicial:
¡Feliz el que espera con los ojos y oídos abiertos!
¡Feliz el que espera siguiendo a Jesús, como cristiano coherente, y no a tantos trepas profesionales que te someten y confunden!
¡Feliz el que espera al ritmo de su conciencia y avanzando en el Camino, no dejándose uncir, como dócil animalito, por el clericalismo reinante de tantos siglos!
¡Feliz el que espera sabiendo a quien espera, sin dejarse dominar por la IDOLATRÍA de tu religión que se ha ido introduciendo, contaminando y corrompiendo durante siglos la LUZ de Jesús!
¡Feliz el que espera sabiendo que, para identificar y seguir la LUZ, el Creador nos ha dotado de un don genial: la INTELIGENCIA y nuestra capacidad de ver desde dentro!
¡Feliz el que espera, consciente de que es un "ser humano" y no un borrego conducido por rutinas y folklores idolátricos!
¡Os deseo LUZ, mucha LUZ y un Camino en movimiento, justo eso es el ADVIENTO!
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
Empezamos el Adviento. Un tiempo litúrgico para poner el despertador, abrir las ventanas y acoger la luz del amanecer. Un tiempo para estar bien despiertos, crecer en humanidad y descubrir a ese prójimo necesitado. Mucho gasto en luces y adornos navideños pero qué incoherencia si nos olvidamos del que no tiene para encender la estufa. Muchos regalos y ropa nueva pero qué despropósito si no cultivamos lo más bello de una persona, que es su talla como ser humano.
Oración encendido corona de Adviento
Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos para descubrirte en nuestro corazón con alegría.
Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú eres la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera.
¡Bienhallado de nuevo Señor Jesús!
PREGÓN DE ADVIENTO
ASÍ ES EL ADVIENTO QUE NECESITAMOS
Como el viento que silba en plena noche,
como las luces que parpadean en el horizonte,
como el rocío que empapa la tierra de madrugada,
como el campo arado para acoger la simiente...
Como los soles de mediodía que mantienen la vida,
como los relojes con sus horas y notas musicales,
como los visillos que desvelan y esconden interioridades,
como los atardeceres que se cuelan por ventanas y rendijas...
Como el silencio de la naturaleza que duerme y crece,
como los oteros que se yerguen siempre inmutables,
como los manantiales que crean corrientes y fuentes,
como los árboles que muestran sus yemas humildemente...
Como la semilla que cae, muere y renace,
como las estrellas que tiemblan y lucen,
como las sendas y caminos llenos de cruces y señales,
como la vida siempre a la intemperie...
Mensajeros que van y vienen,
vigías apostados en almenas y torres,
profetas cargados de promesas,
peregrinos en busca de destino...
Los sueños desbocados de nuestras ilusiones,
las esperanzas de los que nada tienen,
los surcos del Espíritu hechos historia,
Dios bailando en nuestro vientre...
Así es el Adviento que necesitamos
y que se nos ofrece gratis cada instante.
ORACIÓN COLECTA
Necesitamos vivir contigo, llenos de tu presencia, y conscientes de que todos nuestros desasosiegos, búsquedas y anhelos, prisas y aventuras, no son otra cosa que ansia de ti, de tu Amor, de tu presencia y de tu abrazo.
Nos hiciste Señor para ti, para encontrarnos contigo, para disfrutarte, incluirte en nuestra vida y sabernos habitados por Ti. Nos diste mil capacidades para ser felices, para vivir una vida interesante y para construir ese mundo de gente que tiene una vida armónica y plena, pero te olvidamos, lo hacemos todo solos, no te incluimos en nuestra agenda.
¡Vivimos como huérfanos, teniéndote de Padre! Olvidamos buscarte para que nos descanses. No recordamos que al final del camino nos esperas en esa mesa camilla en la que nos tienes preparada una silla para cada uno, donde la muerte no será el final sino el principio de lo mejor, de lo grande, de tu AMOR. Amén
Lectura de la profecía de Isaías 2, 1-5
Visión de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:
Al final de los días, estará firme el monte de la casa del Señor en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas. Hacia él confluirán los gentiles, caminarán pueblos numerosos. Dirán: Venid, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos, y marcharemos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la Ley, de Jerusalén la Palabra del Señor.
Será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, ven, caminemos a la luz del Señor.
Palabra de Dios
Salmo:
R/. Vamos alegres a la casa del Señor.
V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
V/. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.
V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R/.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14.
Hermanos: Daos cuenta del momento que vivís; ya es hora de espabilarse, porque ahora vuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos.
Palabra de Dios
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
“He echado de menos en el mundo una revolución que inició Jesús y que los cristianos no han sabido continuar” No es una frase sospechosa (para los jerarcas) de un defensor de la Teología de la Liberación. Es una queja de un espectador que mira al mundo cristiano desde fuera. Es de Rabindranath Tagore.
Comenzamos el Adviento, tal vez reducido hoy en la Iglesia a un mero tiempo litúrgico, cuando en los primeros tiempos de la Iglesia era una actitud que llenaba toda la vida de los cristianos. Esperaban la segunda venida de Jesús como algo cercano e inmediato, malinterpretando las palabras del Señor, porque él les había dicho: “y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, pero vivían en tensión de espera, haciendo buenas obras, muy unidos unos con otros, repartiendo lo que tenían con los que no tenían. Y algunos, menos dados al trabajo, cruzándose de brazos sin hacer nada, porque… ¿para qué si todo iba a acabar pronto?
Han pasado los siglos, y aquel primer vino chispeante que llenaba de energía a los cristianos perdió su fuerza. Nos hemos arrellenado cómodamente en este mundo. Y comemos, bebemos, dormimos y nos divertimos como en tiempo de Noé, y aún en nuestra vida cristiana ha entrado la rutina, adormecidos por los cantos de sirena que durante siglos nos han enseñado nuestros guías poniendo el acento en el culto y la doctrina más que en el evangelio: misa los domingos, confesión de tarde en tarde, algún rezo en casa, religión de mero cumplimiento, religión estética, vino sin chispeo, champán sin energía, peces muertos que se mueven en los ríos empujados por la corriente.
¿Hay entusiasmo en nuestra vida cristiana? ¿Hay creatividad? ¿Tenemos en la vida cristiana el entusiasmo que se pone en un nuevo hogar? ¿En el trabajo de cada día? ¿En salir adelante con los estudios? ¿En divertirnos, aunque sea santamente?
¿Y qué nos dice San Pablo? Ya es hora de espabilarse, de abrir los ojos cargados de sueño. ¿Y el evangelio? Estad en vela, es decir, estad despiertos, salir, en definitiva, de la rutina.
Sí, ya es hora de que cada uno de nosotros tomemos en serio esa revolución que vino a hacer Jesús al mundo y que dio con Él en la cruz y sobre todo en la Resurrección. Esa que Tagore echa de menos. La revolución del amor entre hermanos.
En esta sociedad en que impera el sectarismo y los intereses económicos o políticos, en que el único lenguaje que se impone es el de las metralletas y el odio, nosotros tenemos que tomar en serio aquello a lo que vino Jesús a la Tierra, que bien claro nos lo dejó cuando nos dijo: “Sabrán que sois discípulos míos si os amáis unos a otros”…“Seréis cristianos cuando os preocupéis unos por otros”
Ya es hora que cada uno de nosotros nos examinemos con sinceridad y veamos hasta qué punto se nota que yo soy cristiano, si los demás que viven junto a mí pueden darse cuenta de que me he preocupo por ellos, o lo único que ven es que vivo centrado en mí mismo, que no me molesto por los demás, y que me molesta cuando me piden ayuda o un favor.
No, nos gusta que abusen de nosotros, que nos tomen por tontos, que acudan a nosotros sólo cuando nos necesitan. Pues dichoso aquel al que todos acuden a pedirle favores, señal que los hace y que vive preocupado por los demás.
Vosotros y yo trabajamos mucho. Posiblemente vosotros trabajáis mucho más que yo. Pero el trabajo por el trabajo no es cristiano. El trabajo empieza a hacerse cuando se convierte en servicio a los demás. Cualquier trabajo es servicio, el del ama de casa, el del administrativo, el del profesor, el del médico o la enfermera, el del que está detrás de un mostrador, el del entrenador de la selección de fútbol, todos, porque en todos tenemos que atender a personas que vienen a nosotros y a las que, con nuestro trabajo o conocimientos, podemos y debemos ayudar y tratar como son: hermanos nuestros.
Debemos llenar ese trabajo nuestro de cada día con la preocupación por los que nos rodean, por los que acuden a nosotros. Que en ese trabajo haya siempre bondad para los demás, el chispeo de la alegría y del buen humor. Y entre todos convertiremos esta sociedad en algo “vivible”, en algo humano, en una sociedad de hermanos como Jesús quiso y Tagore echo de menos.
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
Hermanos, comenzamos este nuevo tiempo de adviento con una llamada a vivir despiertos, atentos, vigilantes, escuchando cada día su Palabra, atendiendo a sus invitaciones. Oremos.
Nos comprometemos a vivir despiertos
• Necesitamos una Iglesia despierta, referente de esperanza y horizonte del Reino.
Nos comprometemos a vivir despiertos
• Necesitamos creyentes comprometidos, que vivan y contagien una vida de fe responsable en lo personal y en lo social.
Nos comprometemos a vivir despiertos
• Necesitamos comunidades cristianas que alienten que sean cobijo para quienes lo necesitan, que sean espacios que acojan sin condiciones.
Nos comprometemos a vivir despiertos
Padre bueno, deseamos que la vida de cada uno de nosotros se caracterice por ser una vida arraigada en Jesús de Nazaret, comprometida con los más pequeños y semilla de esperanza. Gracias por tu Hijo Jesús que vive por los siglos de los siglos. Amén
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Te presentamos el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo de los hombres y mujeres, que los cultivaron y cosecharon. Junto a ellos nos ofrecemos nosotros, con nuestra vida rutinaria y nuestros deseos de salir de ella, y de ser sinceros y responsables. PJNS
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Padre santo, es nuestra mayor satisfacción
manifestarte nuestra admiración y agradecimiento
por las inefables maravillas de tu Creación.
De modo especial te agradecemos
que podamos conocerte y quererte,
ser conscientes de tu presencia en nosotros.
Pero tu maravilloso proyecto de humanidad
dista mucho de nuestra cotidiana realidad.
Aunque nos produce sonrojo reconocer
tanto desperdicio de facultades,
aún es tiempo de esperanza,
la que Tú tienes depositada en nosotros.
Confías todavía en nuestro esfuerzo personal,
en nuestra voluntad de superación.
Es hora de creer también nosotros
en nuestras posibilidades de crecimiento personal,
en que podemos superar nuestros egoísmos.
Con esta ilusión, elevamos a Ti este canto de alabanza.
SANTO, SANTO, SANTO…
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
SANTO eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
nos das Vida y santificas todo.
Congregas a tu Pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino
y se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,
en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Porque Él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo hasta el extremo,
mientras cenaba con sus discípulos,
tomó un pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi sangre,
sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
haced esto en conmemoración mía.
Este es el sacramento de nuestra fe.
Anunciamos y proclamamos tu resurrección ven Señor Jesús.
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial
de la ENTREGA de Jesús,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
TODO lo que somos y tenemos.
Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia
y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,
que vino a revelarnos tu rostro
de verdadero Padre, que nos ama sin límite.
Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.
Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo
para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.
Y así, unidos como hermanos,
formemos con Cristo un solo cuerpo
y un solo espíritu.
Él nos transforma en verdaderamente humanos
en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,
donde seguiremos alabándote
junto con tus elegidos,
con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,
los apóstoles y los mártires,
y todos los santos,
que nos precedieron en el camino hacia Ti.
Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,
que ratificamos en esta celebración,
para que contribuya a la Paz y
la Humanización del mundo entero.
Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,
que peregrina en la Tierra,
fortalecida por nuestra fe y caridad.
Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,
iluminado y fortalecido por Jesús,
junto con nuestros servidores y hermanos: el Papa León
nuestro Obispo N…,
el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.
Tú atiendes los deseos y compromisos
de esta Familia,
que has congregado en tu presencia
en este domingo, día en que Cristo
venció a la muerte.
Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza
para que imitemos su ejemplo
en el camino hacia tu Heredad eterna.
Te damos GRACIAS porque nuestros
hermanos difuntos…, familiares,
amigos y miembros de nuestra Comunidad,
tras su maduración en este mundo,
ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.
Queremos ser parte del Reino interior,
que tu Hijo nos reveló,
y extenderlo a nuestro mundo
para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,
junto con Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
Señor nos ayudas a librarnos de nuestros males
tú que dijiste a tus apóstoles: “la paz os dejo, la paz
os doy”, no tienes en cuenta nuestros pecados sino
la fe de tu Iglesia y conforme a tu palabra nos concedes la paz y la unidad. Tú que vives por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Preparándote el camino
se hace más corta la espera,
se van borrando las huellas
de prisas y de condenas.
Preparándote el camino
se ha aparecido una estrella
y va animando al que siente
que ya no puede cogerla.
Un niño nos ha nacido,
un hijo se nos ha dado.
el poder sobre sus hombros.
Y todos le llamarán…
consejero del humilde,
fuerza en la debilidad,
siempre padre, siempre hijo,
y príncipe de la paz.
Preparándote el camino
sorprendiste a los que piensan
que ya no existen razones,
y ya no esperan promesas.
Preparándote el camino
se ha aparecido una estrella
y va animando al que siente
que ya no puede cogerla.
Y ya no pesa la noche,
y no es dura la ceguera,
y ya no camina a oscuras
el que ilumina la espera.
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo. AMÉN.
Etiquetas