Divorciados: se abre el debate

Podría parecer que con esto la Iglesia cierra la puerta a cualquier debate. Nada más lejos de la realidad: lo que realmente sucede es que se abre el mismo. Müller contesta al Papa, quien ya dijo en el avión que lo trajo de vuelta de Río de Janeiro que esta cuestión debería modificarse. Lo ha repetido en varias ocasiones. Y, declaraciones aparte, éste será uno de los temas a tratar en el Sínodo Extraordinario sobre la pastoral familiar que se celebrara´en octubre de 2014.
Muchas cosas habrán cambiado para entonces. Pero lo que parece claro es que, llegado el Sínodo, se habrán puesto sobre la mesa distintas propuestas, iniciativas e ideas sobre cómo acercar a las personas divorciadas que han vuelto a contraer matrimonio a una Iglesia que, como recordó Francisco esta misma semana, debe ser ante todo "madre". Las palabras de Müller, en mi opinión, más que una puerta cerrada son un signo más de que, al fin, se ha abierto el camino hacia la libertad de expresión. Aunque sea para decir que no se está de acuerdo con el Papa.
Poder debatir abiertamente en la Iglesia, sin temor a ser excomulgado, condenado a galeras o tildado de "anticatólico" o "reaccionario" es, sin lugar a dudas, muy sano, y un gran logro que, en apenas siete meses, ya ha conseguido Francisco. El Papa que ha dado un nuevo significado, entre los seguidores de Jesús, a la primera persona del plural. Hoy, la Iglesia está siendo un poco más nuestra, Y hay que alegrarse de ello. Y saber que el diálogo, la discusión y la confrontación de ideas son el escenario ideal para cualquier cambio. Y las cosas están cambiando, excepto para los que tratan de tapar el sol con un dedo.