El Papa ultima en el ferragosto romano la reforma de la Curia

Francisco quiere nombrar nuevo secretario de Estado en septiembre. Se bajaran varios nombres, aunque todo parece indicar que será un cardenal italiano, no curial. Bertello sigue siendo el que tiene más opciones. En todo caso, el poder del nuevo "número dos" de la Santa Sede será mucho menor al que históricamente han acometido los secretarios de Estado, y se verá mediatizado por el consejo de ocho cardenales que el Papa ha nombrado para ultimar el proyecto de reforma curial. Especialmente relevante será la presencia del cardenal Maradiaga, coordinador del equipo y responsable de Cáritas Internationalis. El poder y el servicio coordinados por una persona de la absoluta confianza de Francisco.
El equipo de cardenales ya ha hecho llegar al Obispo de Roma diversos informes con las propuestas de cardenales, obispos y laicos de sus respectivos continentes. Sólo falta la propuesta de la propia Curia, a la que Francisco tampoco quiere dejar al margen. Cuentan que, aunque Bergoglio se está encontrando con una fuerte oposición, ésta está resultando silenciosa, y trata de moverse en el ámbito de la desinformación, especialmente en los sectores y medios de comunicación ultraconservadores. El caso de monseñor Ricca ha sido el último de una trama que, afortunadamente, ya ha sido descubierta desde otro sector curial, más aperturista, comandado por el cardenal Ravasi.
Todo parece indicar que la reforma de la Curia se hará sin demasiado ruido. Contando con las jubilaciones o envíos a otras diócesis -el caso de Cañizares a Madrid puede ser uno de los primeros-, que no serían cubiertas. Sería un modo de adelgazar el número de dicasterios vaticanos, aunque no se descarta la creación de una Congregación específica para la solidaridad -esa palabra que los grupos ultraconservadores contraponían a la caridad, y que Francisco ha vuelto a hacer suya-. En todo caso, parece que el gobierno (más bien el consejo al Papa, que suele tomar las decisiones después de escuchar a todo el mundo, pero como buen jesuita decide solo) será mucho más participativo. El propio Francisco ya ha hablado en ocasiones de la colegialidad.
Antes de final de año, además, estará lista la reforma del IOR, una cuestión que Francisco quería dejar para más adelante, pero que corría el riesgo de explotarle en la cara en caso de no actuar de inmediato. Y así se está haciendo. Para el invierno, además, se espera una definición de las decisiones en torno a grupos conservadores, como los Legionarios de Cristo o los Franciscanos de la Inmaculada, actualmente intervenidos por la Santa Sede. Aunque no se espera que el Papa remueva el "Summorum Pontificum" de Benedicto XVI, lo cierto es que la tesis ahora ya no será la de la apertura del rito tradicional en cualquier circunstancia.
Finalmente, y antes de la convocatoria de un Sínodo de Obispos -que podría ser el órgano tras el cual el Papa tomara las primeras decisiones relevantes-, Bergoglio espera dejar apuntaladas las sucesiones en las principales diócesis cuyos titulares están en edad de jubilación. En lo tocante a España, fuentes totalmente próximas al Papa aseguran que Francisco "sabe perfectamente lo que sucede en España, y no sólo por la CEE y la Nunciatura". La sucesión de Rouco ya es un hecho, y la de Sistach, que parecía que también, está a la espera de un estudio que informe al Santo Padre de la importancia del proceso separatista en Cataluña. En todo caso, marzo de 2014 -elecciones en la CEE- y, más próximamente, noviembre -el futuro de Camino es uno de los quebraderos de cabeza entre los "españoles" de Roma- son fechas muy a tener en cuenta.