Cites/Ávila. 8-10. 24. Cátedra Josefa Segovia: Beber en las fuentes: primeros cristianos (X. Pikaza: Compañeros y amigos de Jesús).

La Cátedra Josefa Segovia (Cites Ávila) imparte este fin de semana un curso sobre los primeros cristianos (siglo I d.C.), desde la perspectiva de los últimos (nosotros, siglo XXI). Presento un resumen de la convocatoria, un programa básico del curso y un resumen de mi intervención.

 Convocatoria.

Nuestro mundo tiene sed. La sequía nos alcanza y nos lleva a la búsqueda de los manantiales que, en el comienzo, alimentaron e impulsaron el crecimiento de la fe cristiana en un mundo pagano.

¿Cómo fueron esas primitivas comunidades cristianas? ¿Qué fuerza las hizo crecer?¿Qué valores vivieron y transmitieron? ¿A quién o quienes siguieron para llegar hasta la entrega de la vida?¿Qué nos pueden decir hoy a los que, sedientos, necesitamos de un agua viva que nos devuelva la armonía de su luz?

¿Fueron la alegría, el amor de unos a otros, el cuidado y atención a cada uno, la firme convicción en la presencia resucitada del Señor Jesús, la vivencia de la unidad en la diversidad, la experiencia del compartir el pan de la palabra y el pan de la Eucaristía?

Queremos adentrarnos en esos comienzos del cristianismo en los que percibir la pequeñez del número no es límite sino impulso para crecer; en los que sentirse agredidos por sus creencias no es freno para vivirlas, sino confrontación con su estilo de vida que se autentifica en el estilo de vida que Jesús propone en el evangelio.

Son esos cristianos de los primeros tiempos los que hacen el camino en compañía, los que pasan del miedo a la paz, los que salen de la noche a la luz del amanecer, los que pasan de la hostilidad y el rechazo al aliento y la esperanza, de la débil fragilidad a la fortaleza recia, del tedio y el aburrimiento a la esperanza confiada, de la mediocridad a la mejor energía, los que experimentan que ardía su corazón aun sin reconocer la presencia de Jesús en su camino. 

VII Curso de la Cátedra Josefa Segovia - Iglesia Española - COPE

Objetivos

 Contribuir a la búsqueda de la relación entre mística y espiritualidad laical y mostrar cómo la espiritualidad laical puede desarrollar dimensiones propias de la experiencia mística. 

Profundizar en la experiencia espiritual de Josefa Segovia, que abrió en la iglesia nuevos caminos al laicado, y mostrar la honda conexión con la experiencia de Dios en Teresa de Jesús.  

Ejercicios Contemplativos (Ávila) – Amigos del Desierto

Ponencias:

  • Los primeros cristianos: Un nuevo estilo de vida (Francesca Cocchini)
  • Compañeros y amigos de Jesús (X. Pikaza)
  • Volver al principio “El cristiano del mañana, será un místico o no será” (Rahner). Sentido y actualidad (Ángel Cordovilla Pérez)
  • Sus palabras orientan nuestras vidas. Los textos antiguos para los cristianos de hoy.(Víctor Herrero de Miguel)
  • Ser y vivir como los primeros cristianos en los escritos de Pedro Poveda. (Carmen Rita García Fernández,)

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COMPAÑEROS Y AMIGOS DE JESÚS (XABIER PIKAZA)

 En el principio de la iglesia está Jesús con sus compañeros  y amigos galileos, entre los que destacan unas mujeres que fueron a ungir (despedir) su cadáver en la tumba, gritando emocionadas: ¡Está vivo! (Mc 16, 1-8). Partiendo de su grito, ellas y otros amigos, compañeros y hermanos retomaron su proyecto y rehicieron su camino. 

Entre esos compañeros/amigos  destacan Pedro con sus Once (Mt 16, 17-18; 19, 28), Santiago/Jacob, hermano de Jesús, con algunos familiares (1 Cor 15, 3-8) y, más tarde, vendrá Pablo con un grupo organizado de nuevos apóstoles.

Hacia el 90 d.C. Josefo Flavio, historiador judeo/(romano) afirma que aquellos que habían (agapêsantes) a Jesús, le siguieron amando después de su crucifixión (Ant 18 3.3). Lo mismo que Jn 15, 15, Josefo define a los cristianos como amigos de Jesús, añadiendo  que pudo sobrevivir al desastre de la guerra judía (67-70 d.C.)    

- La iglesia no viene de Israel, sino que es el Israel de Jesús. No es el único Israel, pues a su lado está el “Israel nacional”, como pueblo histórico que apena a las mismas tradiciones de la Escritura, que pueden llamarse “primer testamento… La iglesia es Israel, pero el Israel de Jesús abierto a todas las naciones, como iglesia universal.

- La esencia  Iglesia es Jesucristo, con sus amigos-compañeros-hermanos (mujeres y varones) y con aquellos a quienes dedicó su movimiento, enfermos, posesos, marginales (cojos, prostituidos, expulsados, mancos, ciegos, leprosos etc.)  - Siendo Pueblo de Dios y proyecto mesiánico de Jesús, la Iglesia es cuerpo del Cristo, es decir, la presencia y fermento de nueva humanidad del mesías israelita a quien los cristianos llaman Hijo de Dios encarnado para todas las naciones, como ratifica Pablo, con sus compañeros y amigos (cf. Rom 9,1-8).

Primer Israel. Pacto de Yahvé. Tribus que se independizan del “imperio” (que es Egipto, Siglos XIII-X a.C.).

  1. La zona siro-palestina había estado bajo dominio de Egipto. Pero en este momento, aprovechando un repliegue-decadencia de Egipto, los pueblos del entorno (Aram, Moab, Amón, Edom, Pentápolis Filistea…) habían creado reinos, con administración unificada).
  2. En ese primer momento mientras los israelitas seguían siendo federación de tribus, pero la fe en el mismo Dios les vinculaba más que un rey o proyecto político- administrativo. Así conservaron (crearon) una fuerte conciencia de autonomía familiar y libertad/cooperación social. Cada “casa”, clan y tribu era independiente, sin centro superior, ni plan social unificado; pero todas estaban vinculadas por una experiencia compartido de fe, libertad y solidaridad político-social
  3. Las tribus de Yahvé (Gottwald) Esta federación surgió a partir de varios grupos raciales y sociales, vinculados por su marginación: pastores trashumantes de estepa, hebreos fugados de Egipto, campesinos y soldados dependiente de los reinos cananeos. Todos ellos formaron una alianza de familias, sin un poder más alto como el de las ciudades cananeas (presididas por un rey sagrado y un templo, bajo soberanía egipcia). 

2. Segundo Israel. Reinos de Yahvé. Israel/Samaría y Judea. Política de poder, rey sobre las tribus(siglos X-VI a.C.).

En el X a.C., la federación de tribus resultó poco eficaz ante la amenaza de los filisteos con su aparato militar al servicio de ciudades fuertes. Lógicamente, para mantener su independencia, los federados “hebreos” debieron ceder parte de su autoridad comunal y así crearon dos monarquías, tras un ensayo más breve de Saúl, bajo la dirección de David, condotiero de Judá, luego rey, que copió en parte el tipo de autoridad egipcia (faraones) y de los pequeños reinos cananeos, bajo control socio/militar de Egipto.

  1. Sacralización del Rey, religión del poder En ese contexto, los israelitas del sur (Judá y Benjamín) sacralizaron la monarquía, tomando a Dios como Rey y protector del pueblo y a David y sus sucesores como representantes de Dios, con rasgos mesiánicos, conforme a una visión muy extendida entre naciones e imperios que divinizaban a sus reyes.
  2. Fracaso de la religión del rey. Profetas. Cae el reino norte (722), y cae el reino sur (476). Al enfrentarse con los nuevos imperios del entorno oriental (Níni-Asiria y Babilonia), los reinos de Israel quedan destruidos… Desaparece de hecho el “reino humano/político” de Dios… aunque un tipo de fondo regio (Dios reino) sigue en Jesús y, sobre todo en el cristianismo posterior (romano, bizantino, germano, hispano, Franco, Anglosajón, Ruso…).

3. Fracaso de la religión política. Iglesia sacral, “Cruz/pasión” de Israel… (VI a.C.)

La destrucción de los reinos (y especialmente la caída del templo de Jerusalén, 587 a. C.) fue la muerte  de Israel . Pero en otra perspectiva, aquella destrucción fue una experiencia positiva, un principio de resurrecciónpues hizo posible el surgimiento de un pueblo renovado, en torno a Jerusalén, con vocación de universalidad, sin instituciones estatales, pero con una fuerte identidad centrada en la Biblia que ratifica la memoria-conciencia de elección y unidad del nuevo Israel que culminará en el judaísmo rabínico y en el cristianismo).

  1. Parece más fácil mantener la identidad social con Estado firme y estructuras político/militares y políticas fuertes. Pero si los nuevos judíos de la restauración (tras el 515 a.C.) hubieran conservado o recobrado su Estado independiente, con rey, tierra y ejército, serían como otros pueblos y, probablemente, habrían desaparecido, anegados por la marea de la historia.

2.La diferencia del nuevo Israel, su “milagro” social y religioso, fue que los exilados de Babel y los sometidos de Palestina, no sólo conservaron, sino que aumentaron su identidad sobre unas bases culturales y religiosas, más que puramente políticas y militares. De un modo consecuente, tras la nueva “paz” que les ofreció el imperio persa (a partir del 539 a.C.) los israelitas palestinos y los exilados (muchos viviendo fuera de la tierra de Israel), no formaron ya un estado propio (con independencia política y militar) , sino una comunidad de religión y culto, en torno al templo.

 4.Nuevo Israel. Judaísmo nacional. Comunidad de templo, comunidad de libo/ley nacional. Muchos israelitas superan la crisis de la derrota y destrucción de la nación/estado

Comunidad de templo. Bajo supervisión persa, a partir del siglo V a.C. los judíos empezaron a ser una comunidad de culto y templo, un estado-templo, como otros estados-templo que fueron surgiendo en el entorno del Imperio persoa. Simbólicamente, ellos se definen como Qahal, Ekklesía o Comunidad sagrada, reunida ante el Sinaí, para recibir la Ley de Dios (cf. Dt 5, 22; 23, 4; Neh 13, 1), a quien descubren y veneran en el tabernáculo (templo). De un modo consecuente, el sumo Sacerdote del Templo adquiere autoridad legal (social y religiosa) sobre los habitantes de la provincia de Judea, que forman una especie de hinterland o entorno sagrado del santuario.

2.Comunidad de ley/libro. La constitución del nuevo Israel como qahal (ekklesía), pueblo convocado por Dios en torno a un santuario y a un libro de memoria, y dividido en comunidades sinagogales constituye un elemento esencial del nuevo Israel, con sus tres grupos que se irán distinguiendo en tres grupos entre el II a. C. y el III d.C. (a) Judíos rabínicos, que asumen la tradición nacional del judaísmo de Jerusalén. (b) Samaritanos, que se siguen definiendo como israelitas, con la misma ley o Pentateuco que los judíos, pero con un templo distinto (del monte Garizim) y con tradiciones en parte diferentes sigue.

3.De las tribus a las sinagogas. Las tribus habían sido grupos de campesinos libres, asociados de manera familiar y social (militar) por vínculos de cercanía y fe religiosa, parcialmente semejantes a otros grupos del entorno. Las sinagogas, en cambio, son grupos libremente vinculados por la Palabra de Dios y las tradiciones o leyes de los antepasados, en medio de grandes imperios (persa, helenista, romano, que se imponen por su poder económico-militar e ideológico). El templo cayó definitivamente (el 70 d. C), como había caído la monarquía anterior (587 a.C.), pero la identidad del judaísmo se mantuvo y creció por encima de esa crisis, sobre bases de Escrituraa (Biblia) y vinculación sinagogal.

5.Nuevo Israel, nuevas “tribus”, nuevo reino de Jesús,  Jesús, exorcista y sanador (siglo II a. C, a siglo II d.C.

Fue un tiempo de restauración de Israel como pueblo y de Dios como Dios del nuevo pueblo. La identidad e historia de este tiempo ha sido narrada por los últimos libros de la Biblia judeo/alejandrina y por los escritos de Favio Josefo, que distingue varias escuelas/filosofías/partidos/tendencia:

  1. Partido macabeo/celota. Independencia político-militar
  2. Partido apocalíptico. Destrucción y nueva creación de Dios
  3. Partido sapiencial: Nuevo conocimiento (de Prov a Sab)
  4. Partido rabínico/legal: Una ley para un pueblo…
  5. ¿Partido de Jesús? Partido terapeuta… De exorcistas y sanadores… con fondo apocalíptico.

En tiempos de Jesús se había extendido en Galilea una oleada de locura, con raíces políticas y sociales, económicas y culturales, personales y religiosas… Gran parte de la población vivía bajo un tipo de posesión, que hoy podría interpretarse como desintegración cultural y psicológica, opuesta a la expansión del Reino de Dios. Por eso, él debió actuar como “exorcista”, al servicio de la salud personal que se expresa en forma de comunión social.

Pero él no fue sólo exorcista, sino creador de una comunidad de exorcistas, a quienes enviaba, en el tiempo de su vida, con “poder” para expulsar demonios (cf. Mc 6,7 par), en un gesto, que apenas ha sido recogido después por la Iglesia establecida.   Jesús no curaba a los ciegos y a los cojos para que vieran lo que el sistema quería, sino para que anduvieran y vieran en libertad, en autonomía. Por eso, su acción terapéutica de suscitó de hecho el escándalo de aquellos que quieren imponer su norma de vida a los demás, enseñando, “curando” y acompañando según la conveniencia del sistema.

 Jesús no cura para imponerse sobre los demás (ganando así un prestigio superior), ni para someter a los hombres bajo el dictado de un Dios impositivo, sino para ofrecer y compartir con los hombres un camino de libertad en el amor.  ha muerto (ha sido asesinado) precisamente por sus “milagros”, por haber promovido un tipo de vida en libertad y gratuidad para el amor creyente, por encima de las normas sacrales del sistema, como indican las críticas e insultos de aquellos que le acusan cuando está crucificado (cf. Mc 15, 29-32 par).  

 6. Mensaje de Jesús: Amor universal. Comunidad mesiánica, no mercado imperial (judía o romana) o mercantil

  1. Habéis oído…, (Mt 5, 38-42). Sobre la ley (ojo por ojo y diente por diente, Mt 5, 38) se eleva su revelación de amor, pero yo os digo, como un principio general negativo (no resistáis al mal/malo: 5, 39a) y otro positivo: amarás al prójimo como a ti mismo.

2.La ley regula el orden social, utilizando una violencia justa en contra de la injusta.Más que ordinatio rationis (ordenamiento de razón) es ordinatio potentiae, regulación del poder. En contra de eso, el amor es principio de creación social universal. El talión/ley  es unívoco y claro ley: sabe distinguir entre inocentes y culpables; tiene lógica y la emplea, a fin de conseguir un equilibrio de violencia sobre el mundo. En ese sentido, no quiere cambiar el orden básico de la humanidad, sino mantener por ley lo que existe, pues sólo Dios podrá cambiarlo, cuando él quiera. La ley no transforma a las personas, sino que regula su conducta, manteniendo de esa forma el orden del conjunto.

‒ En contra de eso, Jesús abre para sus seguidores (su iglesia) un camino de gratuidad, por encima de la Ley (no en contra de ella), abriendo en este mismo mundo un camino de gratuidad. Las cosas de este mundo solo pueden resolverse y mantenerse, en su nivel, empleando la violencia; pero él ha querido situarse y situarnos en un plano más alto de no violencia (como testigos de la no violencia activa de Dios sobre la tierra).  

-Jesús quiso pasar de la sociedad/contrato, que rige el mundo con dinero, a una comunidad o iglesia de alianza supra-macabea y supra-apocalíptica, donde el bien y realidad de cada uno (como individuo, como grupo y como iglesia) se expresa en forma gratuita de amor a los demás.  

En contra de un pequeños grupo de sectarios de Qumrán que quieren amar a unos y odiar a otros (con cielo final para unos e infierno para otros), Jesús ha establecido una palabra y camino de amor universal, proclamando, con su autoridad de reino de Dios) no de este mundo), la palabra clave: amad a vuestros enemigos, revelando así la más alta identidad de Dios, que no odia a los enemigos (no puede condenarles), sino que se encarna en su dolor y les ama a todos, para que sean, para que vivan, para que se salven, para que resuciten (insistiendo parenéticamente en la exigencia de una conversión). Esa palara de Jesús (¡pero yo os digo!) se sitúa en el plano más alto de la revelación de, en el nivel de la palabra radical, ya comentada (no juzguéis: Mt 7, 1-6), pues él (Dios) tampoco juzga, sino que abe un camino de amor (salvación), universal. Sólo porque Dios ama a todos (amigos y enemigos), sólo porque se encarna (está presente en todos), Jesús puede decir y dice a sus seguidores amad a vuestros enemigos…

 7. Familia de reino, las nuevas tribus de Jesús (Mc 10, 29-30).

 1.Programa.Dejar familia anterior, nueva familia En verdad os digo: no hay nadie que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o tierras por mí y por el evangelio, que no reciba el ciento por uno en el tiempo presente en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, con persecuciones, y en el siglo futuro la vida eterna (Mc 10, 28-30 par, cf. Mt 19, 23-39 y Lc 18, 24-30).

2.Esta respuesta empieza con una renuncia. Los discípulos de Jesús, seguidores de su iglesia, tienen que dejar/superar un tipo de familia patriarcalista de imperio, centrada en la autoridad y dinero del padre, para formar una comunidad de madres/hermanos, donde al dar y compartirse todo (casa, campos, con familia: padres/madre, hermanos, hermanas e hijos) se recupera todo, al cieno por uno, menos los padres, que no aparecen ya en la segunda parte de la tabla.  

Sólo puede compartirse todo allí donde se vende y se da todo a los pobres, no para dejarlos fuera, sino para compartir con ellos todo (casa, campos/trabajo, familias) creando así una iglesia abierta a todos. Esa comunidad no reserva nada para algunos en contra de otros), sino que lo comparte todo de un modo tendencialmente universal. En este contexto descubrimos que (según Mc 10, 21) “vender dar todo a los pobres” implica dar el dinero de la venta o los mismos bienes para todos, para así poder vivir unos y otros, en comunión abierta para todos, desde los más pobres.

            Jesús no pide a sus seguidores que abandonan las riquezas como tales, una forma de posesión y de uso particular/egoísta de las riquezas (familiares y sociales, casa y campos), para poder compartirlos/disfrutarlos entre (con) todos, en un plano más alto de creación comunicación de riquezas (cien casas, cien hermanos, cien campos…), sin dominio de unos sobre otros, sin un padre de familia superior, sin necesidad de sacerdotes/dirigentes exteriores a la comunión de la casa formada por cien casas, sin familiares etc.

4.Jesús quiere bendecir y multiplicar familia y riqueza (cien hermanos, cien campos…), en comunicación de bienes y afecto, desde los más pobres. No se trata de dejar para no tener, sino para compartir de un modo más elevado, sin padres de familia superiores, sin siervos ni esclavos, siendo todos entre sí hermanos/hermanas/madres.  

 8. Familia sin “superiores” sin jerarquía. Testimonio de Mateo 23

  1. No llaméis a nadie rabino, padre, ni dirigente (Mt 23, 1-7). Según eso, la iglesia no es un sistema poder (con buenos funcionarios), sino un despliegue de amor fraterno, en comunión de hermanos.
  2. No os dejéis llamar rabi-rabinos. El judaísmo de la federación de sinagogas se constituye en torno a los rabinos, maestros tradicionales y legales, que elevan como autoridad, siendo así reconocidos (ratificados) por la Misná. Ellos destacan el “saber” legal, en línea de hermenéutica textual y fidelidad a las tradiciones del pueblo. En esa línea, el nuevo judaísmo será federación de sinagogas dirigidas por rabinos, sin obispos como aquellos que surgirán en la comunidad cristiana. Humanamente, los rabinos han sido autoridad ejemplar, en diálogo y respeto, sencillez y estudio, entre diversas escuelas judías. A pesar de eso, Jesús ha rechazado su autoridad: no quiere que la iglesia sea sociedad de sabios, dirigida por expertos escribas y maestros.
  3. No llaméis a nadie padre. Mateo supone que algunos lo hacen, de manera que puede surgir en la iglesia una veneración jerárquica (con los padres/patriarca junto a los rabinos). Pues bien, Mateo se opone de forma radical a ello, recuperando la mejor tradición de Jesús, pues a su juicio la más honda autoridad de “padre” sólo se puede atribuir a Dios, y nadie puede llamarse ni ser Padre como él en la comunidad cristiana. Desaparecen las mediaciones patriarcales y emerge Dios, Padre no patriarcal, unificando en su amor a los hermanos.
  4. Que no os llamen dirigentes (kathêgêtês). La prohibición de ese título parece repetir con palabra más griega (helenista) lo que se decía en forma judía al hablar de los rabinos... Pero el matiz es distinto: este kathêgêtês (dirigente) no es simplemente un "grande" (rabí) que sabe, sino alguien que quiere guiar a los demás en los caminos de la vida, pudiendo convertirse en iniciador jerárquico, elevándose sobre los demás (cf. 23, 11-12). Mateo reacciona duramente: la comunidad de Jesús no necesita dirigentes de ese tipo.

 9. Morir de amor (ser ejecutado por…). De Sócrates a Jesús y a P. Poveda

           Con el fin de mantener sus privilegios, sacerdotes y soldados se habían unido para condenar a Jesús. Unos actuaron en línea más religiosa, otros en línea más política, pero todos apelaron a un tipo de violencia de Dios, contra la que Jesús había combatido. La historia entera pareció elevarse así en contra de Jesús, en forma institución de muerte, como lo indica Platónen un pasaje central, evocando la figura de Sócrates:

Ahora imaginemos a un hombre justo y noble... dispuesto a ser bueno, no a parecerlo. Quitémosle, pues, la apariencia de bondad; porque si parece justo tendrá honores y recompensas por parecer serlo y entonces veremos claro si es justo por amor a la justicia en si o por las honras (que ello implica).   (Pues bien) el hombre justo será flagelado, torturado, encarcelado, le quemarán los ojos y tras haber padecido toda clase de males será al fin empalado (crucificado) y aprenderá que no hay que querer ser justo sino sólo parecerlo (Rep II, 361‑362).

            Un tipo de soldados y sacerdotes viven de matar,   asesinando y/o oprimiendo a otros, elevando de esa forma su imperio de opresión sobre la tierra (como he puesto de relieve en cap. 1). Pues bien, en contra de eso, Jesús no ha vivido de matar a otros, sino de dar su propia vida por otros, invirtiendo así la lógica de este mundo, a través una supra-lógica o meta-noia (Mc 1 14-15, Hch 17, 28), que consiste en vivir e incluso (sobre todo) morir, dando vida por los otros, por todos los hombres, como Dios es divino regalándose a sí mismo y dando vida (muriendo) por otros.

  – Jesús ha vivido y muerto abriendo camino y dando su vida a favor de los excluidos sociales. En ese contexto, sus exorcismos aparecen como ejercicio de amor liberador, en contra de los poderes establecidos del imperio (y de un tipo de templo) que viven y triunfan a costa de la sangre/muerte de los pobres. En contra de un tipo de Israel de templo y de Roma imperial, la vida de Jesús ha sido un ejercicio de amor (de entrega hasta la muerte) a favor de los demás, y en especial, de los oprimidos por los poderosos.

  – De esa forma ha mantenido su pretensión profético-mesiánica. Ha subido a Jerusalén como delegado de Dios, para anunciar el Reino, ofreciendo sus signos de gratuidad y vida compartida, pero los defensores del sistema de egoísmo violento del imperio y del templo le han matado. Habían sido asesinados en esa línea otros profetas y justos, como sabe la Biblia Hebrea, pues bien, entre ellos, como representante de una historia de opresión, se eleva ahora Jesús, a quien condenan precisamente en nombre del Dios del imperio y del templo, que quieren mantenerse por encima de los otros hombres, viviendo a costa de ellos, a través de su violencia militar y/o religiosa.

Ha muerto a solas, sin la compañía de sus discípulos, entre otros dos delincuentes “comunes” (todos son/somos) comunidad, abandonado por sus seguidores “oficiales”, pero acompañado de lejos por unas mujeres fieles). Eso significa que los soldados romanos y los sacerdotes del templo han sabido distinguir entre el líder Jesús y sus doce seguidores/amigos, a quienes no consideran peligrosos (lo mismo que hizo Herodes al matar sólo a Juan Bautista). Eso significa que sus discípulos más significativos no le han defendido, no se han comprometido con él hasta el final o, mejor dicho, le han abandonado, como (humanamente hablando) es lógico, según la ley de violencia de este mundo. Sólo unas mujeres han podido estar a su lado.

             Desde aquí se ha de entender la nueva historia pascual. Jesús ha sido ajusticiado por la ley, de forma que muriendo por dar vida ha revelado un continente de vida superior, gratuidad, en resurrección. Dios no ha castigado a Jesús con la muerte, sino que muere con él, porque le ama, porque vive y muere en los pobres del mundo, como fuente de resurrección. Dios no se revela en el “sacrificio” de quienes asesinan a Jesús sino en el gesto de entrega no violenta de Jesús a los marginados, excluidos y víctimas de la historia humana. Sólo de esa forma, invirtiendo la lógica violenta de los imperios y de las religiones que mantienen a los hombres oprimidos, la muerte de Jesús viene a mostrarse como salvadora, es decir, como revelación y presencia del Dios que acoge y ama a los oprimidos, que muere con ellos y les resucita.  

Tomada así, desde Jesús, la iglesia es sacramento o comunión de las víctimas, de forma que los que los asesinados, rechazados y aplastados del sistema de violencia, vienen a presentarse y actuar como en signo de Dios sobre la tierra, en unión a Cristo, Dios crucificado. Triunfó la justicia violenta del mundo, la mejor de las leyes que habían existido, la romana y la judía. Los representantes de esa violencia “legítima” (de ley), en nombre del templo de Dios y del imperio Roma, condenaron a Jesús, demostrando así el poder del sistema, pero fracasaron al hacerlo, pues fueron incapaces de asumir y resolver el reto que Jesús había planteado, la Vida más alta que había sembrado en el mundo con su vida. Matando a Jesús (y a los oprimidos del mundo) los poderes del mundo destruyen y condenaron a muerte a sí mismas.

Todas las violencias legítimas se unieron para condenar al mensajero del reino y al hacerlo pusieron de relieve el pecado de la ley y la injusticia de un tipo de justicia política y sagrada que se impone con sangre y castigo, expulsión y muerte. Desde ese fondo, la condena de Jesús según ley puede presentarse como asesinato universal en el que desembocan y de algún modo culminan (y quedan superados por gracia) todos los asesinatos y opresiones de la humanidad. Así lo han entendido los evangelios, que cuentan la condena y muerte de Jesús, mártir de Dios, como consecuencia de las contradicciones del orden de esta sociedad mundial de violencia. Así puede entenderse no sólo la vida de Sócrates y Platón, sino la de testigos actuales de la verdad como ha sido Pedro Poveda.  

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