A los 800 años de la Merced Testimonio (Chile). Jesús, identidad de hambrientos, encarcelados y excluidos

Cristo Redentor, maestro y modelo del mercedario

Con ocasión del 8º Centenario de la Merced, mis hermanos de Chile y la redacción de Testimonio  me pidieron  hace dos años una reflexión sobre el Cristo amigo de encarcelados y excluidos. Hice el trabajo, lo mandé, recibí acuse de recibo y no supe más, ni un número de la revista, ni tarjeta de gratitud, ni posible ayuda.

   Y así olvide el tema y pensé que la reflexión se  habría perdido en el camino.  Pero esta mañana, organizando el fondo de armario de mi viejo PC, he visto trabajo el trabajo olvidado y he dicho "voy a mirar"; he mirado, y el trabajo estaba allí, desde hace dos años: cf. http://www.conferre.cl/revista-testimonio/ y https://testimonio.conferre.cl/testimonio-n289-ante-las-nuevas-periferias-de-la-cautividad-jubileo-de-la-merced/

   Aprovecho la ocasión para agradecer su publicación a mis hermanos de Chile y a la revista Testimonio, donde había colaborado en años anteriores, y retomo aquella, más actual hoy que entonces, no sólo en la Merced y en Chile sino entre todos mis lectores.

El tema de fondo es "mercedario" y cristiano en salida, con Mt 25, 31-46 y la identidad de la Iglesia, más universal que nunca, con el Papa Francisco y el Sínodo de Amazonia. Verá el lector que utilizo, con la tradición mercedaria, la palabra "adelantarse" (=primerear) como expresión clave del movimiento cristiano.

 TESTIMONIO. ANTE LAS NUEVAS PERIFERIAS DE LA CAUTIVIDAD.ESTUDIOS:
– San Pedro Nolasco y el cautiverio en España del siglo XIII (Enrique Mora González)
– Cristo redentor, maestro y modelo del mercedario (X.Pikaza)
–Para ser libres. Libertad y Vida Religiosa (Mercedes Navarro Puerto)
– María de la Merced y su obra liberadora (Juan Carlos Saavedra Lucho)
– En las periferias de la cautividad hoy (Lisaneos Prates).
-Bases de una educación redentora ( María Soledad Rivera Muñoz )

   En este contexto,  mi trabajo está concebido como un eco actual al prólogo de las Constituciones de la Merced del 1272 (más actuales hoy que entonces), pues recogen desde el siglo XIII la inspiración básica de un evangelio en salida, de una iglesia que vive en éxodo (éxtasis)  místico y social, de experiencia orante y de acción liberadora.  

CRISTO REDENTOR. MAESTRO Y MODELO DEL MERCEDARIO (Xabier Pikaza)

La mejor síntesis de cristología mercedaria la ofrece el Proemio de las Constituciones del año 1272, texto que presentaré, dividiré y comentaré en seis partes: Fundamento, fundación, acción, espíritu, meta y conclusión .

1. FUNDAMENTO

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(Texto de las Constituciones 1272) Como Dios, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, y dador de aliento en toda consolación, por su gran misericordia envió a su Hijo a este mundo, para visitar a todo el linaje humano…, cautivo en poder del Diablo y del Infierno, para visitar y sacar a todos los amigos que estaban en aquella cárcel en poder del dicho enemigo…

(Comentario) El principio de la teología, vida y acción mercedaria es la misericordia de Dios que envía a su Hijo para liberar por amistad a los hombres:

1. Dios Padre, compasivo y misericordioso (Ex 34,6-7), que ama de forma entrañable (rehem), como madre sus hijos, y amigo a sus amigos. Éste es el principio de toda “Merced”, la misericordia de Dios, que no rige ni castiga por talión a pecadores y oprimidos, sino que les ofrece vida. Este Dios de Merced no es motor inmóvil, que hace ser, pero no ama, sino misericordia liberadora.

2. Ha enviado a su Hijo: “Cuando éramos menores estábamos esclavizados... Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para liberar a los que estaban bajo la ley...” (Gal 4,3-4). Sólo porque Dios se introduce en el mundo, para vivir su amor en y con los hombres por María (su madre), podemos ser libres y liberadores, como cristianos y religiosos, en una casa de Merced (misericordia).

3. Para visitar, sacar, meter y reparar. Alejada de Dios la humanidad se destruye, en imposición, esclavitud y muerte. Por eso ha enviado Dios Padre a su hijo, que es el Cristo de Merced o Misericordia, para liberar y redimir a su pueblo (Lc 1,68; cf. Lc 7,16) de la esclavitud, reparando de esa forma su pecado, en gesto de amor gratuito, culminando así la obra de la creación.

La humanidad en su conjunto se hallaba bajo el cautiverio del pecado, con el riesgo de destruirse a sí misma, pero Dios ha enviado a su Hijo para culminar en amor la obra de la creación, en un camino de transformación personal y social. A fin de reparar ese pecado, envió Dios a Cristo para visitar y liberar a sus amigos cautivos…
El principio de la Merced es la de amistad creadora y salvadora de Dios, que ha enviado a su Hijo, el Cristo de la Merced que actúa en el mundo en forma de amistad: visita a los hombres cautivos y comparte con ellos su vida para liberarles (sacarles) de la opresión y caminar con ellos hacia la plena libertad fraterna.

2. FUNDACIÓN

(Texto) El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, entre cuyas obras no hay distinción, determinaron por su gran misericordia y piedad, fundar y establecer esta Orden de la Virgen María de la Merced, de la redención de cautivos… de cuya determinación dispusieron a Fray Pedro Nolasco su siervo, mensajero y fundador y adelantador

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(Comentario) Esa Orden de Cristo se ha establecido y concretado a principios del siglo XIII en forma de Orden Religiosa, fundada en concreto por Pedro Nolasco, bajo la advocación de María. La sección anterior comenzaba hablando de Dios Padre misericordioso que envía a su Hijo. Ésta habla más bien desde la Trinidad, que es comunión de vida creadora, como destaca expresamente el texto:

1. Padre, Hijo y Espíritu Santo determinaron crear una orden redentora. Ellos son por tanto los fundadores de la Merced, en gesto dialogal de comunión liberadora, que se expresa y concretiza en Cristo. Así actúa este Dios Trinidad, entre cuyas obras no existe distinción, un Dios que se define como amor mutuo, redentor de cautivos, creador de una humanidad fraterna, sin opresiones. En ese Dios que es Trinidad Redentora ha de apoyarse la “vida de los mercedarios”, en comunión de amor, para libertad y de todos los humanos. Por eso se dice que las tres personas de la Trinidad determinaron crear una Orden de Comunión liberadora.

2. Fundaron y establecieron esta Orden de la Virgen María de la Merced, de la redención de cautivos… Dios Trinidad podía haber realizado su proyecto liberador de otras maneras, pero ha querido hacerlo a través de una “orden religiosa”, que lleva el nombre de María de la Merced, para redención de cautivos. (a) Éste es una orden religiosa que, surgiendo de la misericordia o merced redentora del Dios de Jesús, ha de cultivar su unión con ese Dios, pudiendo así realidad una acción liberadora. (b) Es una orden que lleva el signo de María, madre de Jesús, que aparece así como Virgen de Misericordia, redentora de cautivos.

3. A través de Pedro Nolasco, a quien se atribuyan cuatro funciones. (a) Fue siervo del Dios liberador, en continuidad con Moisés, que sacó a los hebreos de Egipto (cf. Ex 14,31; Num 12,7; Dt 34,5), y, sobre todo, de Jesús, Siervo de Yahvé que anuncia y realiza la acción definitiva de la liberación (cf. Lc 4,18 ss; Mt 11, 18-21.29; Hech 3,1-3; 4,27-28; Flp 2,5-11). (b) Fue mensajero o portador del kerigma de la libertad de Dios en la Iglesia, para la humanidad entera; no ha sido “sacerdote” en sentido ministerial, pero fue profeta, ministro de la redención, de forma que su misma vida ha sido testimonio de comunión liberadora. (c) Fundador. En un sentido radical, el fundador de la Merced es el Dios trinitario, pero en plano histórico el fundador ha sido Pedro Nolasco, que logrado reunir y establecer una Orden de Merced redentora. (d) Nolasco ha sido adelantador (=primereador). No se ha limitado a fundar y dejar luego que las cosas sigan como estaban, sino que ha iniciado la obra concreta de la Merced como Orden comunitaria de liberación, en una línea que puede explicarse desde el famoso programa eclesial del Papa Francisco cuando habla de “primerear, involucrarse, acompañar… (Ev.Gaudim 24).

En un sentido, la Orden de la Merced es más importante que su fundador. Pero en otro el fundador está en la base y es determinante: en su condición de adelantado de la obra redentora, apareciendo ante los mercedarios como el modelo de redentor de cautivos. Es evidente que no lo ha realizado todo (ha iniciado un camino, no lo ha culminado); pero su camino sigue abierto y en su línea adquiere sentido la tarea redentora, la vida de la Merced y su compromiso en favor de los cristianos cautivos.

3. ACCIÓN

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(Texto) El trabajo y la obra de los hermanos y de toda la Orden se ha encaminado siempre a esto: que el Maestre y los frailes que han hecho profesión en esta Orden, con fe en Jesucristo, con esperanza de salvación y con verdadera caridad… trabajen de buen corazón y buena voluntad y buena obra en visitar y liberar a sus amigos (aquellos cristianos que están en cautividad…)

(Comentario) Los mercedarios no tienen un espiritualidad puramente contemplativa, como algunos monjes, ni comunitaria sin más, como algunos religiosos agustinos. Ciertamente, comparten su vida en comunidad, pero no centran su vida en ella, ni en la pura contemplación, aunque su oración debe ser muy intensa, sino que son “activos”, trabajando al servicio de la redención:

1. Ese “trabajo mercedario” viene alimentado por las tres virtudes teologales. (a) Fe en Jesucristo, confiando en él y asumiendo su camino redentor. Tener fe no es aceptar unas verdades o dogmas de tipo intelectual, sino fiarse de Jesús, para realizar con él, en forma intensa, su obra redentora. (b) Con esperanza de salvación, no sólo la final, cuando el mundo acabe, sino dentro de la historia de los hombres, haciendo que surja un mundo fraterno, sin opresión de los cautivos. (c) Y con la verdadera caridad..., entendida en forma de identificación con Cristo, poniendo así la vida al servicio de su obra redentora, no por sacrificio masoquista, sino por generosidad, regalando la propia libertad por amor a los demás, en especial a los cautivos, para que ellos puedan vivir en libertad.

2. Es un trabajo “total”, que no puede aislarse, separado de la vida, sino que se identifica con ella, en los planos del corazón, voluntad y obra. (a) Que trabajen de buen o limpio corazón (cf. Mt 5,8; cf. Mt 11,29), como hombres o mujeres de amor, afectivamente maduros, como Cristo, a quien hemos visto ya como amigo. (b) De buena voluntad. Del amor proviene la buena voluntad, es decir, el compromiso activo, la determinación radical. Esta buena voluntad no nace de un conocimiento impasible del cautiverio, sino de un corazón que aman y se conmueve por el mal ajeno. En esa línea, el mercedario ha de ser hombre de intensa y buena voluntad, alguien que se compromete en amor por los cautivos. (c) Y por buena obra. El corazón y voluntad no se expresan de un modo puramente interior, sino a través de una obra bien hecha, al servicio de la liberación concreta de los cautivos. En esa línea, las “buenas obras” han de expresarse de un modo eficaz en medio de un mundo difícil y duro.

Este trabajo mercedario, que culmina en la buena obra ya indicada, se expresa en la doble acción de visitar y libera a los cautivos, en línea de conocimiento y compromiso liberador, para romper las cadenas de aquellos que se encuentran atados, cortar los barrotes de su cárcel social y/o personal, permitiendo de esa forma que ellos puedan realizarse.

4. ESPIRITUALIDAD

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(Texto) Para la cual “merced”, de seguir y adelantarse y visitar y liberar a los cristianos… los frailes de esta Orden, como hijos de verdadera obediencia, estén siempre dispuestos a dar su vida, si fuere menester, así como Cristo la dio por nosotros.

(Comentario) La acción mercedaria sólo surge allí donde los religiosos se encuentren radicalmente disponibles, dispuestos a dar la vida por aquellos a quienes desean liberar. Siguen siendo fundamentales las virtudes (fe, esperanza y caridad) y las disposiciones anteriores (buen corazón, buena voluntad y buenas obras), pero ellas han de expresarse en una disposición de dar la propia vida, no como sacrificio de reparación ante algún tipo de Dios airado, sino por generosidad creadora, como la de Jesús, a favor de los cautivos.
El mercedario no quiere que le maten, pero está dispuesto a dar la vida, a compartirla, abriendo un camino de libertad para los esclavizados. Jesús murió por sus amigos (cf. Jn 15,13-14); también el mercedario está dispuesto a dar la vida por ellos, en gratuidad gozosa, pues quien ame su propia vida la perderá; quien pierda su vida por mí o por el evangelio la salvará (Mc 8,35 par). Esta disposición se ha expresado en el voto de entrega a favor de los cautivos. Entendido como disposición general, este "voto" pertenece a la esencia de la vida cristiana, pero ha de expresarse de un modo especial en la Merced, pues “los frailes de esta Orden han de estar dispuestos a dar la vida por la libertad de los cautivos”.
Este es el “precio” de una redención, que no tiene precio, pues sólo puede pagarse con la vida. Ésta obediencia mercedaria es una respuesta a la llamada de la libertad que Dios ha dirigido a cada uno de sus religiosos: han de estar dispuestos a dar la propia vida por los otros, convirtiendo así la propia vida en regalo de amor por los cautivos

5. FINALIDAD

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(Texto) A fin de que en el juicio… sean dignos de escuchar aquella dulce palabra que Jesucristo dirá con su boca: Venid benditos de mi Padre a recibir el reino que os está preparado desde el comienzo del mundo: porque estaba en la cárcel y vinisteis a mí, estaba enfermo y me visitasteis, tenía hambre y me disteis de comer, tenía sed y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis, no tenía hogar y me recibisteis.

(Comentario) (En el fondo de ese regalo de amor (dar la vida para que otros vivan) se ratifican las buenas obras para superar las necesidades de los oprimidos. (a) Mt 25, 31-46 había comenzado por el hambre/sed, pasando por el exilio y desnudez a la enfermedad y cárcel. De esa forma había introducido una especie un proceso ascendente en las necesidades de los hombres. Al fin, como culminación de todas, estaba el cautiverio o cárcel. (b) Las Const 1272 comienzan por la cárcel, reinterpretando así todo lo anterior desde la experiencia del cautiverio como cárcel suprema de los hombres en la historia, como signo abarcador de todas las opresiones.

‒ Unas obras concretas. Esta visión de las obras mercedarios quiere así que miremos y entendamos todo desde el punto de vista de la cárcel (es decir, de los perseguidos de un tipo o de otro). Éste es el enfoque del Dios de Jesús que ha venido a encarnarse precisamente en el Cristo que empieza diciendo: estaba en la cárcel y vinisteis a mí. Precisamente la cárcel, lugar donde la “buena sociedad” expulsa y arroja a los “sobrantes”, se encarna y habita de un modo especial Jesucristo. Al introducirse en la cárcel (al identificarse con los cautivos), en gesto redentor, él se sitúa en el centro de toda la realidad.

‒ Por los oprimidos y/o perseguidos. Desde la cárcel del cautiverio, desde el fondo de opresión donde los hombres se encuentran oprimidos por el diablo (expresado en otros hombres) puede interpretarse en su verdad todo lo que existe. En todo lo demás puede darse engaño: pueden engañar y mienten los grandes programas sociales, las teorías filosóficas, los mitos religiosos... Sólo en el dolor de oprimidos se revela siempre la verdad de Dios para los hombres; allí donde los hombres ya no pueden nada, donde son solo cautivos, hambrientos, desnudos, exiliados... ellos resultan incapaces engañar. Pues bien, precisamente allí, desde su miseria total, ellos desvelan el rostro del Cristo de Dios que ha venido a encarnarse en su historia.

La palabra final de Jesús es no tenía hogar (hostal) y me recibisteis. Hostal es la casa que abre las puertas, haciéndose espacio de acogida gratuito y fraterna, hospital donde se cura y ofrece amor a los enfermos. Éste es sin duda el sentido de la “casa religiosa mercedaria”: Un hogar Merced, donde se acoge en la familia de Dios a los cautivos

6. CONCLUSIÓN, AÑO 2018

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(Texto) Todas las cuales cosas ha ordenado Jesucristo que se cumplan en esta Orden para mantener y hacer crecer obra de tan misericordia, como es visitar y redimir los cristianos cautivos… para lo cual ha establecido Dios propiamente esta Orden.

(Comentario) De esta forma ha culminado el Proemio de las Constituciones Mercedarias de 1272 que he comentado brevemente en las reflexiones anteriores. Lo que empezaba siendo una confesión de la misericordia del Padre viene ratificarse en forma de compromiso de acción liberadora, con Jesús, en una línea de Cristología de la Redención integral que, pudiendo expresarse de diversas formas, se explicita y ratifica de un modo intenso en el compromiso de liberación de la Merced.
Este Proemio de las Constituciones del 1272 recoge el espíritu y tarea de la fundación de la Orden de la Merced, hace ahora 800 años (el 1218). En ese contexto (en este tiempo), en Barcelona o en todos los lugares donde estemos, podemos y debemos recrear el ideal y primer camino de la obra de Pedro Nolasco y de sus frailes. No se trata de ofrecer recetas ni buscar soluciones simplistas, sino de ofrecer unas bases de reflexión y búsqueda ilusionada:

1. Aceptar lo que somos. Los mercedarios/as han vuelto este año 2018 a la raíz de la obra de Pedro Nolasco para redescubrir su origen y sentido, aceptando de manera gozosa y crítica (recreadora) su larga historia, en Barcelona, que era entonces una ciudad de plena frontera comercial, cultural, humana y religiosa, un contexto apropiado para el surgimiento de una obra como la Merced. También hoy puede volver a serlo, tanto en Chile como en España, México o Corea.

2. Pertinencia y permanencia del ideal mercedario. La Merced es una obra humana, de tipo social. Pero, en sentido más profundo, para los cristianos, es una obra mesiánica, pues les pone en contacto con Jesús y con su acción redentora al servicio de los marginados. Esa actualización del movimiento y de la institución mercedaria se abre a los oprimidos en general, pero ha de realizarse dentro de la iglesia, en sintonía con su búsqueda actual. Por eso es importante mantener la conexión con la iglesia universal y con las iglesias particulares, para caminar con ellas.

3. La Merced es un movimiento social cristiano que ha de expresarse como evangelización “en salida”, como dice Papa Francisco (Ev. Gaudium: primerear, involucrarse acompañar fructificar y festejar). Por eso, toda posible renovación del carisma de la Merced ha de expresarse en el contexto de renovación de la Iglesia. Sin ese fondo eclesial carece de sentido la existencia de un grupo especializado, como son los religiosos y las religiosas de la Merced.

4. Una Orden que ha de mantenerse en salida y renovación, tanto en un plano de vida religiosa como del compromiso liberador. Por eso debemos plantearnos, más con la vida con una teoría, algunas preguntas básicas: ¿Qué tipo de vida religiosa es la más apropiada hoy para la obra de la redención? ¿Cómo renovarnos desde esa perspectiva? ¿Podría surgir un tipo de Movimiento mixto, de laicos y clérigos? ¿Sería mejor abandonar en parte la institución clerical y poner de relieve el aspecto laical de la redención?

Las constituciones antiguas presentaban a la Merced como una “orden”, un grupo bien organizado, al servicio de la redención, pero sin definir su carácter clerical y/o laical. Desde ese fondo se podría seguir pensando actualmente, sobre las bases de una presencia fuerte del Cristo Redentor, de las Const. del año 1272

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