El Arzobispo Castrense presente en los cementerios de Redipuglia Todo preparado para rezar con el Papa por los soldados fallecidos en las guerras
"Recuerda que los que aquí reposan se sacrificaron también por ti" La inscripción en italiano a la puerta del cementerio austro-húngaro situado en la provincia italiana de Gorizia recuerda a todos los que allí acuden que el sacrificio de los que allí yacen fue también por y para cada uno de nosotros.
Algo que el Papa Francisco ha deseado manifestar con la visita que hoy realizará al mismo y que consiste en una oración en el Sagrario Militar donde reposan 30.000 soldados desconocidos de la primera guerra mundial y después la celebración de la misa con el cementerio de fondo con sus 22 gradas en las cuales reposan 1500 soldados por cada una, con sus nombres y apellidos recordando su entrega en la Primera Gran Guerra.
Todo esta listo, perfectamente organizado por el Ordinariato Militar de Italia, para que un siglo después de la guerra cainita que enfrento a Europa, el Papa celebre la Eucaristía acompañado de ordinarios militares de todo el mundo, incluido don Juan del Río, y otros señalados prelados como el Cardenal Arzobispo de Viena ante el presidente del gobierno italiano, Renzi, y miles de fieles militares, pero también en unión con la Iglesia purgante y la celestial representada en esos más de cien mil soldados que en este cementerio reposan y que elevan también sus voces al buen Padre con el grito grabado en piedra más ochocientas veces en Trieste de: ¡Presente!.
De esa concienzuda preparación ha sido testigo don Juan del Río que tras ser invitado por el Santo Padre y personalmente recibido con la amistad y cariño de hermano del arzobispo Santo Marciano, Ordinario Militar de Italia, ha podido rezar el rosario durante su ascensión a lo mas alto de esta pirámide-mausoleo ofreciéndolo con el Papa por los soldados que en las guerras de todos los tiempos y lugares dieron su vida por la Patria.
Con esa misma intención oró en el sagrario cuyos laterales rezan: "Estas paredes custodian 30.000 soldados desconocidos para ti pero conocidos para Dios".
Allí mismo tras orar ante el monolito a los capellanes castrenses fallecidos, y tras los ensayos del Ordinariato con el ceremoniero del Santo Padre, concluyó el día con la celebración eucarística en un marco que como dice la lápida de salida del cementerio no deja indiferente a nadie y menos a aquellos que creyendo en Dios aman y respetan esta noble profesión de las armas como una vocación al servicio de la paz."Oh vivientes que salís si no sentís más sereno y mas valiente el animo seréis los que hayan venido en vano".