La religión siempre supone más de lo que hay.


Cuantos escudriñan y revuelven aspectos de la vida con ojos científicos, suelen derivar en conclusiones generales muy ligadas a aspectos simbólicos, psicológicos, axiológicos o praxiológicos (1) que no se apartan mucho de las nociones que al hombre común le sirven para “andar por la vida”.

Las deducciones religiosas –el hombre depende de instancias superiores que escapan a la consideración científica o a/científica— es una de esas derivaciones quizá no buscadas, pero con las que se encuentra el científico.

Ahora bien, tales derivaciones no son sino fruto del “cansancio vital” que suele embargar a quien se aturde con tanta maravilla descubierta, con quien presupone que puede haber más de lo que los datos le ofrecen, con quien pretende encontrar en sí mismo capacidades cognitivas, deductivas, ignoradas anteriormente...

Pero del "no entender" no puede deducirse nada más.

El “pasado” y el “porvenir” de nuestro Universo aturden. Periodos tan abultados de tiempo resultan difíciles de entender, aunque no de imaginar.

Puestos a elucubrar, tan concebible es un periodo de cien mil años que uno de cien mil millones.

Sin embargo puede haber científicos que deduzcan disparates: si a nuestro mundo, la Tierra, formada con el sistema solar a partir de una nube de polvo y gas,le calculan los astrónomos 4.600 millones de años , lo que supera esa cifra hacia atrás les lleva a algunos a un Dios-Creador.

Absurdo. ¿Por qué no pensar en otros cuatro mil millones? ¿Y en otros tantos más? ¿Qué diferencia las distancias siderales de los tiempos astronómicos “deducibles” de tales distancias?

Las deducciones “hacia atrás” no llevan al absurdo del infinito, entre otras cosas porque el infinito no es absurdo para la mente, es un indeterminado, es un número al que siempre se le puede sumar un 1 más.

Y si ese "indeterminado" escapa a mi mente, algo como si de un nuevo concepto inasimilable por la inteligencia se tratara, prefiero entender que no lo entiendo a deducir divinidades absurdas que resuelven el problema... aparentemente. Porque tales soluciones crean más problemas a la mente de los que resuelven, problemas por otro lado irresolubles dado que hay que acudir a la fe para admitirlos.

(1)La axiología tiene que ver con los “principios o valores” que rigen la vida; en cambio la praxiología hace referencia a conocimientos o situaciones de la vida diaria.
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