El pim, pam, pum al cardenal Cañizares.

Hoy en un Blog colegano muy caracterizado por el afecto al arzobispo de Toledo, se publica un arículo que le es favorable. E inmediatamente han surgido comentarios en réplica.
Sólo voy a hacer mención de uno de ellos. La tesis del mismo es qué se va a esperar de personas formadas en el nacionalcatolicismo. Nostalgias y deseos de reimplantarlo.
Pues es pura ignorancia. Cierto que la juventud del cardenal ocurrió bajo aquel régimen. Pero no era un entusiasta. Ni mucho menos. Él, como también el otro cardenal objeto de mil ataques, el arzobispo de Madrid, sostenían posiciones más bien aperturitas.
Cuando la famosa pastoral del cardenal primado, Don Marcelo González Martín expresando preocupaciones ante la Constitución que se iba a aprobar, desgraciadamente tan confirmadas con el paso de los años, tanto el hoy arzobispo de Madrid, entonces creo recordar que obispo auxiliar de Santiago, como el teólogo Cañizares, se manifestaron en contra de los temores de Don Marcelo y respaldaron una Constitución que acababa con el nacionalcatolicismo.
Se les podrá objetar lo que se quiera. Con razón o sin ella. Pero la España que querían, equivocados o no, no era la continuación del régimen de Franco. Sino la que iba a nacer de la Constitución. Y así lo manifestaron públicamente.
Yo no conozco personalmente al cardenal Cañizares. Es obvio que comparto lo que dice en un altísimo porcentaje. Como con mi cardenal de Madrid. Pero como la ignorancia es muy osada conviene ponerla en su lugar.
Si ambos cardenales critican situaciones actuales es porque no les parecen conformes con la doctrina católica, que es la que deben manifestar, y no por añoranzas de situaciones anteriores de las que ellos mismos, en el momento adecuado, se desmarcaron.
Otra cosa es, y no vamos a plantearlo ahora, si el régimen de Franco era más respetuoso, digo más respetuoso, no totalmente respetuoso, con la Iglesia y su doctrina que el de Rodríguez Zapatero.
Me temo que esto dará lugar a polémica entre comentaristas de este Blog. Os anticipo que, de momento, no tengo pensado intervenir en ella. Me limitaré a leerla.