El amor venció a la muerte

2. Por el bautismo somos incorporados a Jesucristo. En esta noche santa la Iglesia quiere recordarnos esta buena noticia: si seguimos a Jesucristo tratando de vivir como él vivió, estamos destinados también a la resurrección, a la plenitud de la vida, pues el amor es más fuerte que la muerte, nunca muere. Por eso en la celebración renovamos las promesas que hicimos un día en nuestro bautismo, y somos rociados de nuevo con agua manifestando que Dios se mantiene fiel al compromiso de amor y de vida que ha firmado en nuestro bautismo.
3. A veces los cristianos damos la impresión de caminar por la existencia con cara de poco redimidos. Otras veces nos desalentamos porque surgen dificultades y situaciones conflictivas que rompen nuestros esquemas y nos dejan al aire. La resurrección de Jesús, expresión de que la entrega por amor a favor de los demás, vence a la oscuridad de muerte, es acontecimiento que ilumina y da sentido a nuestra existencia. Y también nos abre confiadamente al porvenir. Sobran profetas de calamidades, pues nuestro futuro no es ya de catástrofes y desastres pues ya está habitado por el amor y la gracia