El secretario de Estado presidió la Asunción en el Santuario Mariano de Mugera Parolin, desde Burundi: "Que todos vivan con dignidad"

Parolin, en Burundi
Parolin, en Burundi Vatican Media

El 14 de agosto, inauguró un monumento en el lugar donde fue asesinado el Nuncio Apostólico, monseñor Courtney, en diciembre de 2003. Se hizo cercano a todos, enfatizó el Purpurado, para comunicar la visión de una paz posible

En Burundi, la celebración de la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María coincidió con la elevación a Basílica Menor de la Parroquia de San Antonio de Padua, en cuyo territorio se encuentra el Santuario Mariano Nacional de Mugera, perteneciente a la Arquidiócesis de Gitega.

La celebración, presidida por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de Su Santidad, contó con la presencia de los Obispos del país, el Nuncio Apostólico en Burundi y su asistente diplomático, cientos de sacerdotes, religiosos y religiosas, y miles de fieles. El Gobierno de Burundi estuvo representado por el Presidente Évariste Ndayishimiye.

Misa en el Santuario Mariano Nacional de Mugera

El Santuario Mariano de Mugera, donde la población reza a Nuestra Señora de Lourdes, que conmemora la consagración de Burundi a la Virgen María, Reina de la Paz, el 15 de agosto de 1961, y donde Dios ha concedido numerosas gracias por intercesión de la Virgen María, sigue siendo un lugar donde miles de fieles peregrinan cada año para implorar el don de la paz para el país y el mundo. La peregrinación anual enfatiza que la consagración a la Virgen es expresión de la creciente fe de la Iglesia de Burundi, de su deseo de refugiarse bajo la protección de la Madre del Cielo y de ser guiados a través de Ella por su Hijo, Jesucristo.

Lo más impactante del santuario de Mugera es cómo una pequeña gruta con piedras africanas, diseñada para emular la gruta de Lourdes, puede atraer a una multitud tan grande de peregrinos que acuden a Mugera en busca de esperanza y rezan a su Madre del Cielo para que traiga paz a los corazones de la tierra e ilumine las mentes de los gobiernos para que elijan caminos de paz para el mundo. Todos los fieles de este amado país, que ha conocido tantas pruebas, pero nunca ha perdido la esperanza, manifiestan su fe en este lugar para que las personas de buena voluntad continúen sus esfuerzos con valentía y altruismo para alcanzar la tan anhelada paz.

Por esta razón, el cardenal Parolin, en su homilía, también hizo un enérgico llamamiento a trascender los intereses personales para que, con renovado celo, en todo el mundo sirvamos al bien común. Para que, en lugares de guerra, donde tantas personas han soportado pruebas y dificultades durante tanto tiempo, podamos aspirar de nuevo a vivir con dignidad y seguridad.

Bendición del Monumento en Memoria del Nuncio Courtney

El día anterior, el Secretario de Estado viajó a Minago para bendecir un monumento en el lugar donde, el 29 de diciembre de 2003, el Nuncio Apostólico Michael Courtney, Arzobispo de Irlanda, fue asesinado en una emboscada mientras regresaba a su patria. El cardenal Parolin recordó que el Arzobispo Courtney acompañó al pueblo de Burundi durante años difíciles y siempre trabajó por la reconciliación y la paz, colaborando con todos con paciencia y tenacidad para comunicar la visión de una paz posible y extendiendo la mano a todos, independientemente de su propia vida.

Y finalmente, repitió las palabras con las que san Juan Pablo II recordó al arzobispo Courtney el 1 de enero de 2004: para los cristianos, «proclamar la paz significa anunciar a Cristo, que es 'nuestra paz'; significa anunciar su Evangelio, que es el 'Evangelio de la paz'; significa llamar a todos a la dicha de ser 'constructores de paz'. Monseñor Michael Aidan Courtney, mi representante como Nuncio Apostólico en Burundi, también fue testigo del 'Evangelio de la paz'. Fue trágicamente asesinado hace unos días mientras cumplía su misión de promover el diálogo y la reconciliación. Oremos por él, deseando que su ejemplo y sacrificio den frutos de paz en Burundi y en todo el mundo».

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