Dio comienzo un nuevo “San Francisco”.

Crónica de un acto que quedará para la pequeña historia de la diócesis de Vitoria.

En La víspera de la Nochebuena, la Iglesia de San Francisco comenzó su andadura como templo de referencia en la diócesis, para seguir al servicio de la comunidad cristiana y de la sociedad, tras cerrar una etapa como templo parroquial.


Entre lo religioso y lo social, se desarrolló un sencillo acto que, a pesar de no haber sido anunciado, contó con un nutrido grupo de asistentes.


El vicario de ciudad, Fernando Otaduy, presentó el guión que se iniciaría con un villancico, cantado por el recién creado Coro Gazteok, una iniciativa nacida al abrigo de la Pastoral con Jóvenes. Seguidamente el decano de la Facultad de Teología, José Antonio Badiola, junto con otras personas que colaboran en el Servicio Diocesano de Animación Bíblica, del que el mismo Badiola es director, ofrecieron su aportación, de presentación de uno de los destinos que tendrá en breve este templo: La Casa de la Palabra. Iniciaron el momento con la lectura en varios idiomas (griego, latín, hebreo, castellano, euskera, francés, inglés, alemán, árabe, italiano, …) del versículo 14 del prólogo del Evangelio de Juan: “La Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros”. Badiola ofreció una sencilla disertación sobre la interpretación de este versículo, a la luz del estudio de la Palabra de Dios. Una pincelada de algo de lo mucho que este servicio diocesano está ofreciendo.


A continuación intervino Luis María Sánchez Íñigo, que, arropado de su familia y colaboradores, se mostró satisfecho de ver cumplido su sueño y sentir que ese patrimonio artístico quedará para el disfrute de muchos, gracias al acuerdo llegado con el Obispado de Vitoria, que ha recibido el legado. Reconociendo los límites que la edad impone, dio lectura a un escrito en el que relataba sus recuerdos de infancia, el nacimiento de su vocación belenista, su implicación en el belenismo en Vitoria y en Álava, y descubrió que a lo largo de los 18 escenarios en miniatura se puede ver la evolución del belenismo en el uso de los diversos materiales, desde la escayola, el barro, el corcho o el poliespan, por ejemplo.


El obispo de la diócesis, monseñor Asurmendi, antes de impartir la bendición a este nuevo proyecto diocesano, recordó su paso por este templo hace pocas semanas, para celebrar con la comunidad cristiana de Zaramaga la última misa parroquial (que no la última celebración litúrgica que acogerá este templo). Asurmendi recordó la tristeza que algunos parroquianos le hicieron llegar tras la misa y reiteró la importancia de mirar con ilusión y esperanza el proyecto de este templo, “que no se cierra, sino que se abre a otras realidades diocesanas”.


Tras la bendición, el Coro Gazteok cantó algunos villancicos e invitó a los asistentes a sumarse a las estrofas más conocidas.


En la nave principal del templo, y disfrutando del recorrido por los 18 belenes instalados, se pudo ver a otros sacerdotes de la diócesis, como Fernando Gonzalo-Bilbao, Vicario General, Luis María Goicoetxea, rector del Seminario Diocesano, Zoilo Calleja, responsable de patrimonio diocesano, Álvaro Chordi, de la dirección de Eguibide, César Fernández de Larrea, delegado de pastoral con jóvenes, y Benedicto López de Foronda, quien fuera capellán de Txagorritxu y amigo de la familia de Sánchez Íñigo. También estuvo presente el presidente de la Asociación Belenista de Álava, Iñigo Bastida.


San Francisco permanecerá abierto desde el 25 de diciembre hasta el 6 de enero con el horario de 17:00 a 20:00 horas para visitar los belenes expuestos. Posteriormente, en el templo se realizarán algunas reformas para acoger el servicio de la Casa de la Palabra, que podría comenzar a funcionar para la primavera en su nueva sede. Durante este tiempo sigue abierto el proceso de discernimiento para dedicar una parte del edificio ligado al servicio diocesano de la Caridad.


Non solum sed etiam


Muy acorde con el espíritu de la Navidad, el acto de inicio de la nueva etapa de la Iglesia de San Francisco, estuvo cargada de detalles que merecerían un pequeño apunte por parte de este humilde cronista.


A pesar del frío y la niebla que reinaba en la ciudad, fueron bastantes las personas que pudieron ser testigos de un acto para la memoria. La Iglesia de San Francisco, un templo con muchas referencias en su historia como parroquia, vuelve a hacer historia en esta diócesis, al modificar su uso por otro no menos diocesano y religioso. Es posible que el futuro de la Iglesia en Vitoria-Gasteiz, y en otros lugares también, nos vaya acostumbrando a ver cómo la Iglesia se “reinventa”, convierte sus espacios en nuevos referentes pastorales y sociales.


Desde el comienzo, los pilares principales del nuevo proyecto diocesano para San Francisco, han pivotado sobre el estudio y la celebración de la Palabra de Dios, la tradición belenista y el Servicio de la Caridad. Estos tres ámbitos cuentan con un abanico de posibilidades para dar mucha vida a la Iglesia de San Francisco. No rompen para nada con ese principio que inspira todo templo religioso “mi casa es casa de oración”. Y con la colaboración de cuantos se sientan vocacionados a participar en cualquiera de las tres áreas. San Francisco puede dar mucho que hablar en un futuro. Seguro que el santo titular recibirá con agrado, como lo hizo ayer, a cuantos atraviesen ese hall de hormigón con forma de tubo.


Y a modo de chascarrillo, siendo las fechas que eran y la climatología que reinaba fuera, y por qué no decirlo, que algo se sentía también dentro, el broche al acto bien podría haber sido un “vino caliente”. Aunque tampoco es preciso para, desde el calor del corazón, desearnos una Feliz Navidad.
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