Hoy ya ni pan ni circo.

El Gran Circo Holiday se ha visto obligado a suspender su presencia en la localidad burgalesa de Miranda de Ebro por falta de una respuesta institucional a los permisos solicitados con tiempo para la instalación de la carpa y el acondicionamiento de todos los espacios que precisa la gran familia del Circo en sus desplazamientos.
El Gran Circo Holiday mueve varias familias que hacen un total de 63 personas en la actualidad. Si bien gran parte de los artistas forman parte de la Familia Sacristán, y aceptan estar en el mundo del circo a las duras y a las maduras, todos tienen que vivir en el día a día, y los artistas contratados reciben el salario pactado haya o no función, y sea poca o mucha la recaudación conseguida.


La suspensión de las funciones previstas en Miranda de Ebro van a suponerle al Gran Circo Holiday una pérdida económica que oscila entre los 15 y 20 mil euros. Ojalá que su paso por Haro les devuelva el buen sabor de boca del aplauso del público. El mío y el de mi familia lo tendrán.

El silencio administrativo del gobierno municipal en manos del PSOE no tiene justificación alguna teniendo en cuenta que la solicitud correctamente formulada y tramitada fue entregada el pasado 18 de noviembre de 2015. Cinco meses más tarde y a las puertas del inicio de las fiestas patronales de Miranda de Ebro el ayuntamiento no ha dado contestación alguna.

Non Solum sed etiam

Cómo podemos confiar en una clase política que se le llena la boca hablando de la importancia del fomento del empleo cuando somos testigos en el día a día de las infinitas trabas que los pequeños empresarios encuentran para trabajar, dar de comer a su familia y a sus empleados.
De qué nos vale que se muestren solidarios con la naturaleza, con los animales, con el cambio climático si luego pisotean los derechos más elementales de los seres humanos, como el derecho a trabajar.
Es impresionante la hipocresía de la que hace gala nuestra clase política, cargada de grandes discursos que deslegitiman con sus propios actos. Y el trato al mundo del Circo es un ejemplo más de esta hipocresía. Es un ataque a un mundo que representa también el mundo de la ilusión, de los valores del esfuerzo, de la constancia, de la superación, superación hasta en las adversidades del día a día. Cuántos payasos han salido a pista a sacar una sonrisa aunque su corazón estuviese cargado de lágrimas.
Miranda de Ebro ha perdido esta vez no solo tres días de Circo. Ha privado a sus niños, y a quien sabe la importancia de volverse como niños por unas horas, el tesoro de la ilusión. Pero claro, los niños no votan en las elecciones, no son el público objetivo para los políticos que ya están en campaña.
Cierto que se habla despectivamente de cómo los romanos daban al pueblo pan y circo, pero es que hoy ya ni eso.
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