La liturgia, según León XIV: entrevista con Elise Ann Allen Una cuestión no solo ritual, sino eclesiológica

"Permitir elegir «a la carta» la propia tradición ritual es una forma de dañar gravemente la unidad y la estructura de la Iglesia"
Prevost se refiere a la “cuestión litúrgica, la disputa “entre la misa tridentina y la misa del Vaticano”, señalando que es un “problema complicado” y apuntando algo que ya su predecesor, Francisco, había lamentado, que “se usa la liturgia como excusa para promover otros temas”… Igualmente recuerda que los “abusos” en la aplicación de la reforma conciliar han dañado la comunión, e invita a “celebrar la liturgia del Vaticano II de una manera adecuada”
En pocas líneas, ha dejado bastante claro por dónde deberíamos caminar
En pocas líneas, ha dejado bastante claro por dónde deberíamos caminar
| LINO EMILIO DÍEZ VALLADARES, SSS Párroco de Nuestra Señora del Santísimo Sacramento Instituto Superior de Pastoral (UPSA) Madrid
En la parte final del reciente libro sobre el papa León XIV, concretamente en la entrevista del último capítulo, el papa Prevost se refiere a la “cuestión litúrgica, la disputa “entre la misa tridentina y la misa del Vaticano”, señalando que es un “problema complicado” y apuntando algo que ya su predecesor, Francisco, había lamentado, que “se usa la liturgia como excusa para promover otros temas”… Igualmente recuerda que los “abusos” en la aplicación de la reforma conciliar han dañado la comunión, e invita a “celebrar la liturgia del Vaticano II de una manera adecuada”. En pocas líneas, ha dejado bastante claro por dónde deberíamos caminar.
A comienzos del pasado mes de Agosto el prof. Matías Augé, volvía a proponer en su blog[1] una reflexión precedente que nos ayuda a situarnos en esta siempre delicada cuestión; el texto lleva por título: “Las aporías de Summorum Pontificum”.
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He señalado en repetidas ocasiones los puntos débiles o, si se me permite llamarlos así, las «aporías» del Motu proprio «Summorum Pontificum» [SP] de Benedicto XVI (2007) con la Carta a los obispos que lo acompañaba. Tras la publicación del Motu proprio «Traditionis custodes» del papa Francisco en 2021, estas aporías cobran mayor relevancia.

1.- Se afirma que el Misal de 1962 «nunca fue jurídicamente derogado». Es una afirmación que contradice lo que Pablo VI había repetido en numerosas ocasiones. Por otra parte, existe el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, «cuya función consiste sobre todo en la interpretación de las leyes de la Iglesia», y no consta que este Consejo se haya pronunciado al respecto.
2.- Se reconoce, citando SC 22, que «cada obispo es el moderador de la liturgia en su propia diócesis». Por otra parte, sin embargo, se le niega al obispo [en SP] la posibilidad de regular el uso del Misal de 1962. Hasta tal punto que la Conferencia Episcopal de Francia, en su respuesta al formulario sobre la aplicación del Motu proprio SP enviado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, dice, entre otras cosas, que «la autoridad de los obispos sobre estas comunidades (que celebran con el Misal de 1962) es casi nula».
3.- SP introduce, junto a la «forma ordinaria» del rito romano (la reforma de Pablo VI), una «forma extraordinaria» del mismo rito romano (la liturgia de 1962). Sigue siendo incomprensible cómo dos liturgias, con un orden de lecturas diferente, calendarios diferentes, textos diferentes en los tiempos centrales del año litúrgico, es decir, dos formas expresivas diferentes de la lex orandi, puedan realmente armonizarse con una lex credendi de la Iglesia. Esto solo puede sostenerse si no es el rito en sí mismo, sino el significado del rito lo que se confronta con la lex orandi. De este modo, se perdería una visión teológica que ha madurado a lo largo del Movimiento Litúrgico y se desvanecería una adquisición efectiva de la teología litúrgica posconciliar.
4.- Se afirma que «las dos formas de uso del Rito Romano pueden enriquecerse mutuamente». Una afirmación ambigua que hace unos años inspiró a un cardenal la propuesta de añadir en el ofertorio del Misal paulino las oraciones (ad libitum) del ofertorio del Misal de 1962.

5.- «Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros sigue siendo sagrado y grandioso». Esta solemne afirmación, como se ha señalado recientemente, es un principio que desencadena una verdadera anarquía, porque se puede aplicar no solo al Misal de 1962, sino también a otras expresiones rituales anteriores. De hecho, es sabido que algunos grupos que utilizan el Misal de 1962 no aceptan el Triduo Pascual reformado por Pío XII que se incluye en él y, en ese caso, utilizan una edición del Misal anterior a dicha reforma.
6.- Parece claro que los criterios con los que la Carta del 7 de julio de 2007 justifica el restablecimiento de la liturgia de 1962 son de carácter subjetivo (deseo, forma que les es querida, sentirse atraídos, forma apropiada para ellos...). Diferente es el criterio que el cardenal Joseph Ratzinger, en 2001, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, expresaba cuando afirmaba: «Si la eclesialidad se convierte en una cuestión de libre elección, si en la Iglesia hay iglesias rituales elegidas según un criterio subjetivo, esto se convierte en un problema. La Iglesia está construida sobre los obispos según la sucesión apostólica, en forma de Iglesias locales, por lo tanto con un criterio objetivo. Me encuentro en esta Iglesia local y no busco a mis amigos, encuentro a mis hermanos y hermanas; a los hermanos y hermanas no se les busca, se les encuentra»[2].
Permitir elegir «a la carta» la propia tradición ritual es una forma de dañar gravemente la unidad y la estructura de la Iglesia. El problema no es solo ritual, sino eclesiológico.
[1] https://liturgiaedintorni.blogspot.com/2025/08/meditazione-estiva.html Texto original en italiano, traducción española mía.
[2] Autour de la question liturgique. Avec le Cardinal Ratzinger, Actes des Journées liturgiques de Fontgombault 22-24 Juillet 2001, Association Petrus a Stella, Fontgombault, 2001)
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