Este fin de semana se ha presentado en Madrid en el Festival de Otoño un montaje del director de teatro Peter Brook, basado en la historia de Dostoievski sobre El Gran Inquisidor. El relato que aparece en un capítulo de Los Hermanos Karamazov, nos cuenta una visita de Jesús a Sevilla en el siglo XVI, justo después de un auto de fe. Tras hacer unos milagros, es encarcelado por la Inquisición, pero la noche antes de su ejecución, recibe la visita de la máxima autoridad del Santo Oficio. Su entrevista con el Prisionero, nos desvela no sólo la esencia del catolicismo-romano, sino el carácter liberador del verdadero cristianismo.
La obra, que se representa también en el Corral de Comedias de Alcalá el 7 y 8 de noviembre, fue estrenada en febrero del año pasado. Es una pieza corta, pero de gran intensidad. Cuenta con uno de los grandes del teatro mundial, Peter Brook, junto a uno de sus actores preferidos, Bruce Myers, que hace de Gran Inquisidor. Jesucristo tiene en la obra un papel silencioso, como en el relato de Dostoievski, que representa Joachim Zuber. Es una producción austera, con un escenario limpio, que destaca la expresión de los dos actores, frente al texto del escritor ruso, adaptado por Marie Hélène Estenne.