EL AMOR PURO

Iba tranquilo solo en el coche. Entonces sentí bullir con fuerza en mi espíritu unos versos que había leído muchas veces, pero casi me había olvidado de ellos: "No me tienes que dar por que te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera." Y entonces recordé todo aquel soneto anónimo que solíamos leer con gozo en clase de literatura y nos parecía entonces una maravilla de mística.


¡Y lo es! Y sentí, tal vez por primera vez en mi vida el puro amor de Dios. Y no me hubiera importado nada morir, "aunque no hubiera cielo". Y me parecía que solo con haber podido para amar del todo una vez en mi vida a Dios, como El debe ser amado por una criatura, merecía la pena vivir y sufrir. Después se reafirmó mi fe más en la existencia de la vida eterna, de un Dios que, puesto que existe, forzosamente ha de ser bueno. Este Dios se comunica a nosotros y nos ofrece unirnos para siempre con El en ese amor puro, desinteresado, después de llegar a comprender que es digno de amor, prescindiendo de que exista el cielo o no.

Quisiera hacer algo por El. Mi sufrimiento es que no hago mucho, que va pasando la vida sin hacer lo que me forjé en los días lejanos de mi primera conversión. Esto, sí, me da una base para la humildad, pero la parcela del Padre Dios, el Reino de Dios en el mundo, no se soluciona con sólo humildad.

Este es un problema serio para mí. Y le ofrezco con amor mi vida ya madura y monótona. Que disponga El como guste de ella. Y mis pobres clases de religión, con el sufrimiento íntimo de no poder expresar en ellas lo que llevo por dentro. Pero procuro hacerlo todo lleno de amor a El que se me ha dado durante toda la vida con tanta generosidad, a pesar de mi poco rendimiento para su causa.
Sé que me comprendes porque has vivido tú todo esto. Me caló en el alma una idea de la homilía del funeral de mi cuñado Paco: AMOR GRATIS.

Es maravilloso que sin esperar nada a cambio, ni gratitud ni cariño recíproco, ni siquiera la alta consideración de aquel a quien amo y me desbordo por él. Amar gratis, como lo hizo Jesús desde la Cruz. Así quisiera que fuese siempre nuestro amor al prójimo.

José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: jmla@jet.es
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo ica
Volver arriba