CAMINAR POR LA VÍA ILUMINATIVA

Querido señor obispo de habla hispana: Que Dios premie tu fidelidad y tu generosidad haciéndote avanzar por los caminos de la vía iluminativa; y dándote en abundancia el gozo de su amor, porque le has sido fiel. Así desde tu palestra o cátedra podrás calentar a otros en el amor de Dios. Todos hemos experimentado el fuego que irradian algunas personas amigas de verdad de Dios. Arrastran. Y también hemos constatado en nosotros mismos cómo calaba nuestra palabra después de unos días de oración ferviente. Es cuestión de formular un firme propósito y seguir con empeño el camino de la vida interior. Y pedir el don de fortaleza para continuar, a pesar de todas las dificultades.

Aprecio ahora más que nunca nuestra formación de doce largos años de seminario. Voy olvidando la parte negativa, que también es bastante. Sobre todo la gran dificultad de madurar en un invernadero. Pero en conjunto agradezco a Dios aquella formación profundamente espiritual. Afloran ahora a mi mente: pláticas oídas hace 40 y más años, frases repetidas a diario, intimidad de sagrario, horas eucarísticas, conversaciones espirituales con compañeros... Todavía recuerdo algunas contigo paseando por aquellas terracillas - claustro. Y la vez que subimos los dos los primeros, en un paseo largo, al monte de encima de Badostain.

¿Cómo podremos agradecer tanto al Señor?

Pero hoy existe el peligro de inflación espiritual, si no se tiene cuidado. Merece la pena prevenir este peligro dedicando tiempo a la oración atenta, concentrada. Cada vez me estoy convenciendo más. Ojalá hubiera existido durante toda mi vida esta convicción. Un abrazo y muy unidos en fe y oración.

 José María Lorenzo Amelibia

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