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Puntos para orar y meditar 1.- Me siento en la presencia de Dios. El Señor está dentro de mí, en lo más profundo de mi alma. Permanecer ahora en el fondo de mi alma; allí no existe la preocupación, allí no existe el disgusto, es la profundidad íntima de mi ser. Allí habita el Espíritu Santo. Hacer un acto detenido.
2.- Como el Niño Jesús se dejaba llevar en los brazos de su Madre, me dejo
llevar y guiar en los brazos de nuestra madre, María, y en los brazos del Señor, como niño pequeño. Permanecer ahora en este silencio contemplando a Jesús en el fondo de mi alma.
3.- Acción de gracias a Dios en el año que hoy termina. Voy recordando desde el mes de enero. Me ha mantenido en la vida de fe para merecer, para darme a mis hermanos. Me ha dado muchas oportunidades: oración, Misas y Comuniones, Confesiones, escribir cosas buenas y hacer buenas lecturas, una familia que me quiere, unos amigos con quienes compartir las cosas del espíritu, una
casa remanso de paz, ver y gozar de cosas bellas y honestas, mociones internas del Espíritu Santo para llegar a Dios. Te agradezco, Señor, tantas cosas que me has dado en la vida y sobre todo en este año.
4.- Hacer balance de mi vida espiritual en este año. Como en los años de mayor fervor. Procurar la sinceridad, para no fijarme de una manera negativa, ni tampoco en lo mejor. Voy pensando en el honor y en la gloria de Dios, a ver si ha sido el motivo que ha dominado mi existencia. Fijarme a ver si ha sido sólo de manera implícita, o si lo he explicitado con frecuencia. Doy gracias a Dios por lo positivo. Lo debo a Él que me ha ayudado. Pido perdón con paz y confianza por lo negativo, por la rutina que haya podio haber en mi vida de piedad y relación con Dios.
5.- Enamoramiento de Jesús. Lo he fomentado, sí, pero ¿del todo? ¿Oración a veces rutinaria o con poco empeño? He mejorado algo en mi relación amorosa con Cristo. Pero he de intensificar más, aunque con gran paz. Gracias por
todo. Ayúdame a mejorar. Mi estancia con Él por mi parte ha de ser con total atención; esa es mi determinación. Confío que Él me ayudará.
6.- Doy gracias a Dios por las cosas materiales que me ha dado: alimentos, descanso, cobijo, salud... ¿Cómo he empleado todo? ¿Cómo lo he compartido?
¿Mejor o peor que el año pasado? Pedir fuerza al Señor para que sea mejor el próximo año, que no me contente con conservarme, que vaya creciendo con su gracia en virtud.
7.- Soy administrador de cuanto Dios me ha dado. ¿Qué he hecho de los talentos que ,e dio? Ser objetivo y fijarme en todo: lo bueno y lo malo.
Formular un propósito para quitar este año un defecto. Pensarlo bien. Un defecto con el que lleve tiempo luchando para darle la batalla definitiva.
Seguir también con otras determinaciones de otros años; insistir en ellas.
Vivir con una tensión espiritual constante, pero llena de paz. Pedir fuerza a Dios para perseverar siempre con empeño. Ten misericordia de mis faltas y pecados en este año que hoy termina.
8.- Los años pasan. Ya quedan pocos a mi edad; muchos menos de los transcurridos hasta ahora. Repetirme varias veces: "Un cristiano ha de llenar de obras buenas los días semanas, meces y años. Pido a Dios fuerza
para hacerlo así. "Ya es hora de despertar del sueño". Pero soy consciente de mis limitaciones, olvidos y tardanzas. Soy consciente de mis perezas y de la inercia. Ven ahora a ayudarme, Dios mío, Virgen María.
9.- La voz de año que termina, vuélvame la realidad del cumplimiento del deber. ¿Cuáles son mis deberes de ahora? Ver mi caso concreto en alguna de estas posibles circunstancias: trabajo profesional o preparación para él; en casa; pensionista o jubilado; enfermo. Siempre es deber mi propia santificación en cualquier circunstancia. Pensar: el año que va a comenzar puede ser el último. Incluso es posible no terminarlo. Nuestra vida pende de
la voluntad de Dios. Perdona ahora mis pecados, mira que soy tu amigo.
Ábreme ya la puerta; quiero morar contigo. Da a mi memoria firmeza para no
olvidar mis propósitos y darme fortaleza para cumplirlos.
10.- La pérdida de tiempo es irreparable. Tiempo entregado a críticas, a gula, a enfados, a avaricias, al despecho, a la rebeldía, a cualquier tipo de pecado, es tiempo perdido. Que al menos ahora, en mi edad madura, sepa aprovechar el tiempo que es breve. "No puedo permitirme el lujo de perder el tiempo". "Caminar mientras es de día".
11.- Ahora recordar los propósitos de Ejercicios Espirituales. Examinarlos uno por uno. Volveré D.m. a examinarlos cada uno de los días de retiro del mes. No perderlos nunca de vista. Como el comerciante que de vez en cuando revisa cómo va su negocio. ¿Qué menos ahora? He de responder al amor de Dios con amor de privilegio. Luchar contra el desorden. Insistir mucho en la sentencia de San Pablo: "Nada soy, pero todo lo puedo en Aquél que me conforta". Fomentar la caridad con simpatía hacia todos....
12.- Sea este retiro como el inicio de una vida nueva. Tomar en serio la práctica constante de cumplir los propósitos de este año. Va a ser con empeño en la preparación de la Misa dominical. Prepararla ya de víspera. Ir a ella con atención y consciencia. Renunciar a la crítica y a mirar el mundo en el aspecto más negativo. No ser tampoco el absurdo optimista, sino realista. Mirar todo con sus luces y sombras.
Mostrar sobre todo mi agradecimiento al Señor que me ha ayudado a superar los momentos más difíciles de estos meses.
"Nuestro auxilio está en el nombre del Señor que hizo el Cielo y la Tierra"
Examen práctico
Piensa cómo ha transcurrido este año en cuestión de
1.- Vida de piedad
2.- Virtud de caridad con Dios y el prójimo.
3.- Virtud de humildad con el prójimo
4.- Cómo has cumplido el propósito de comienzo de año.