Manos Unidas, Cáritas y las plataformas de salesianos, ante el Día Internacional de la Mujer La pobreza es la mayor causa de vulneración de los derechos de la mujer en todo el mundo

Mujer y pobreza
Mujer y pobreza Marta Isabel González

El trabajo con las mujeres es un eje transversal en todas las iniciativas que lleva a cabo Manos Unidas en los países en los que está presente  En 2018 Manos Unidas apoyó, directamente, a unas 800.000 mujeres.

Cáritas trabaja de manera activa para establecer un nuevo marco de relaciones entre hombres y mujeres, basado en una educación en la que los valores de igualdad, solidaridad y defensa de los derechos humanos tengan el protagonismo necesario.

A través de las redes sociales, las Plataformas Sociales Salesianas han lanzado un mensaje de empoderamiento a todas las mujeres: #OrgullosaDeSerMujer. Con esta campaña quieren promover un cambio de mentalidad y colaborar en la transformación de la realidad social y política, potenciando una cultura de acogida, de respeto, de generosidad, de justicia y feminista y manteniendo el compromiso de ser entidades referentes en Igualdad.

El viernes 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer; una fecha instituida formalmente por Naciones Unidas en 1975 y que “hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre”. Por tercer año consecutivo, las movilizaciones, protestas y reivindicaciones de las mujeres llenarán las calles coparán los titulares de los principales medios de comunicación en un movimiento mundial que ya parece imparable

Pero habrá muchas, millones de mujeres, que no podrán reclamar sus derechos ni el 8 de marzo ni ningún día del año. Millones de mujeres que, en pleno siglo XXI, no serán, ni siquiera, conscientes de la existencia de esos derechos que las amparan y que les deberían garantizar, de manera efectiva, la independencia, la seguridad y la posibilidad de tener un papel relevante en sus familias y comunidades.    

Manos Unidas, Organización fundada hace 60 años por mujeres y en la que las mujeres tienen un papel ejecutivo y de gestión fundamental, quiere aprovechar esta jornada para denunciar que la pobreza, que afecta a millones de mujeres en todo el mundo, es la mayor causa de vulneración de derechos de la mujer.

“Una vulneración que comienza casi desde el momento del nacimiento y que se acrecienta ya desde la escuela”, asegura María José Hernando, del departamento de Estudios y de Manos Unidas. “A partir de ahí, las mujeres comienzan a quedarse atrás en el camino del desarrollo, con las consecuencias de marginación y exclusión que la falta de educación y formación conllevan”, explica Hernando.

Una igualdad aún lejana

“Las mujeres menos formadas tienen muchas más posibilidades de pasar a engrosar las estadísticas de la pobreza y serán más vulnerables ante todo tipo de violencia, por desconocer, incluso su derecho a denunciar y a pedir ayuda”, afirma Hernando.

“En Manos Unidas somos testigos de la discriminación que las mujeres sufren en todos los órdenes de la vida. Con frecuencia, las leyes y políticas, creadas por hombres y ratificadas por gobiernos mayoritariamente masculinos, les impiden acceder a la educación, a la salud, a las tierras, a la herencia o la vivienda en términos de igualdad con los hombres”, expone Hernando.

Mujer y pobreza, India

“Y si a eso sumamos tradiciones ancestrales, como el matrimonio forzado, la dote o el matrimonio infantil, que, aunque legalmente abolidos se siguen practicando en numerosos países y que someten a la mujer ante el hombre, nos encontramos con un panorama que aleja bastante a las mujeres de una igualdad que, en muchos países, ni siquiera se atisba en el horizonte”, lamenta María José Hernando.

A lo largo de seis décadas de trabajo, Manos Unidas ha sido testigo de los importantes avances que se han producido en cuestiones de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en muchas comunidades y países del mundo en los que trabaja. “Pero, el camino por recorrer todavía es muy largo porque, la desigualdad lleva a las mujeres a ser víctimas del hambre, el analfabetismo, la trata, el desempleo, el trabajo esclavo y la exclusión de la vida pública y del ejercicio del poder”, asegura Hernando.  

Por ello, “aunque corresponde a los Estados la obligación de desarrollar leyes y políticas que, teniendo en cuenta la vulnerabilidad de las mujeres, garanticen sus derechos, las organizaciones de desarrollo como Manos Unidas, trabajamos para dar a conocer y denunciar estas situaciones y promovemos proyectos e iniciativas que permitan a las mujeres desarrollar su potencial en igualdad con los hombres”, continúa María José Hernando.   

Apuesta sin fisuras por la mujer  

“En Manos Unidas tenemos comprobado que los proyectos en los que hay mujeres involucradas tienen resultados más exitosos porque las mujeres suelen mostrarse más implicadas en las tareas y comprometidas con que el proyecto dé los frutos deseados”, asegura Isabel Vogel, responsable del Área de Proyectos de la ONG. “Posiblemente por todas las responsabilidades que, desde pequeñas, se ven obligadas a asumir”, explica. “Las mujeres son agentes fundamentales del desarrollo, de creación de renta familiar y de beneficios sociales”, asegura Vogel.

Por eso, el trabajo con las mujeres es un eje transversal en todas las iniciativas que lleva a cabo Manos Unidas en los países en los que está presente, si bien la vulnerabilidad especial que padecen lleva la ONG a apoyar proyectos e iniciativas destinados específicamente a la promoción y formación en derechos de las mujeres, a la lucha contra la violencia de género, a la puesta en marcha de actividades generadoras de ingresos y al fomento de la participación social y política de las mujeres, entre otros.

Camapaña de alfabetización

En 2018 apoyamos, directamente, a más de 800.000 mujeres en los proyectos aprobados.

Desarrollo integral en Senegal: “El proyecto ha hecho milagros con nosotros”

Manos Unidas trabaja en la comunidad rural senegalesa de Ndondol desde el año 2009. En esta comunidad, compuesta por 16 pueblos repartidos en un área de 5 kilómetros, la precariedad marca el día a día de las familias de agricultores. La escasez de tierras cultivables, la degradación del terreno y las malas cosechas hacen que la producción de los cultivos, mayoritariamente de maíz y cacahuete, sea insuficiente para poder cubrir las necesidades básicas alimentarias de estas personas. Además, la falta de agua, la deficiente cobertura sanitaria y nutricional y la alta tasa de analfabetismo agravan la situación de las familias que ven en la emigración la única salida.

Hace diez años que Manos Unidas empezó su colaboración con las hermanas de Notre Dame de Missions, que trabajan en la zona desde 1984, apoyando proyectos de formación para grupos de mujeres con hijos de hasta 30 meses. Las mujeres reciben formación en asuntos relacionados con el cuidado, alimentación y prevención de enfermedades con el fin de disminuir la mortalidad infantil en la zona.

“Estos proyectos no han nacido hoy, sino que son un trabajo de reflexión con las mujeres. Hemos hecho mucho hincapié en la formación de la mujer, (…) Nuestra misión no es hacer el trabajo por ellas, sino impulsarlas y apoyarlas para que sean ellas mismas quienes lo hagan”, explica la hermana Dorothy Noronha, misionera de Notre Dame.     

Manos Unidas ha apoyado, también, las actividades generadoras de ingresos a través de la financiación de un molino de mijo, un almacén para la puesta en marcha de un banco de cereales y un sistema de microcréditos para las mujeres en tres pueblos de la comunidad.

“Con el molino nos cansamos menos. En lugar de perder el tiempo pilando el mijo, vienes aquí, lo mueles y así puedes dedicar ese tiempo a otras tareas”, asegura Ben Dione, beneficiaria del proyecto.

En los últimos años, Manos Unidas ha colaborado, también, en la puesta en marcha de dos nuevas campañas en la zona: una de sensibilización en el cuidado del medioambiente y otra destinada a ampliar la cobertura sanitaria de las familias.

“El proyecto está ya dando sus frutos”, informa Philomena Dione, beneficiaria de antiguas iniciativas que ahora trabaja como animadora de grupos de mujeres. “Actualmente hay un montón de gripe. Antes los niños morían a causa de esto y ahora no, porque sus madres los llevan a la clínica, aunque esté lejos; en ese sentido el proyecto ha hecho milagros con nosotros”, afirma.

Además, se está colaborado en el refuerzo de las actividades generadoras de ingresos con la puesta en marcha de un nuevo banco de cereales en el pueblo de Ndiemane, la ampliación del sistema de microcréditos en Mbelkhaoul y la creación de 60 pequeños huertos familiares.

Manos Unidas, con su campaña “Creemos en la igualdad y en la dignidad de las personas” pone el foco en los millones de mujeres para quienes la pobreza es la mayor vulneración de los derechos que las amparan como seres humanos.   

Creemos en la igualdad y la dignidad de las personas

Plataformas Sociales Salesianas

Por otro lado, las Plataformas Sociales Salesianas se han unido para reivindicar los derechos de las niñas y mujeres que luchan cada día para lograr un mundo en el que ser mujer no sea un obstáculo añadido, y para denunciar las desigualdades, los abusos y las injusticias que sufren cada día, sobre todo las que se encuentran en situación de mayor riesgo o vulnerabilidad.

A través de proyectos de alfabetización, formación y acompañamiento, de inserción sociolaboral específicos para mujeres y de acogida para familias monomarentales y mujeres víctimas de violencia de género, se dan respuesta a necesidades concretas como la falta de autonomía económica u otras situaciones de riesgo social como la trata de personas, la violencia de género o la exclusión derivada de procesos migratorios. 

Estas iniciativas y proyectos han ido calando en nuestras realidades, nuestros barrios, nuestras presencias y un ejemplo de todo ello lo tenemos en #Malaikas de la Fundación JuanSoñador, #EntreMujeres de la Fundación Valsé o #MetasMAINMI de Asociación Valponasca, que son algunos de los programas donde se acompañan a mujeres migrantes en su integración sociolaboral ofreciéndoles un espacio que facilite la convivencia entre ellas. También existen varios programas para fomentar la empleabilidad del sector femenino, potenciando e impulsando su autonomía y empoderamiento en los ámbitos social, cultural y laboral, como #MetasMaín de Asociación Valponasca o los programas #TúPuedes e #Inserta-t de Fundación Mornese. 

Plataformas Salesianas, ante el Dia de la Mujer
Plataformas Salesianas, ante el Dia de la Mujer



Otro ejemplo lo encontramos en la PES La Mina de Salesians Sant Jordi, donde ofrecen programas de Materno-Infantil, cuya finalidad es apoyar a mujeres para asumir la función maternal de forma adecuada a través de recursos concretos que les permitan hacer una labor adecuada en el crecimiento y maduración de sus hijos y vivir la maternidad desde una perspectiva positiva. 

También se desarrollan proyectos de educación para la igualdad, de fomento de la participación de las mujeres y de sensibilización de la sociedad frente a la problemática de la desigualdad. Uno de ellos es el programa es #GritandoAlMundo de la Fundación JuanSoñador, un proyecto de intervención con adolescentes y jóvenes para el fomento de la igualdad de género. Otro es el programa #Aurrera de Fundación Boscos que tiene como objetivo la eliminación de estereotipos sexistas y de prejuicios y comportamientos discriminatorios. En la Fundación María Auxiliadora se desarrolla el programa #XarxaLaFinestra, un proyecto de aprendizaje en red que promueve la igualdad de género y la inserción sociolaboral de mujeres en situación de riesgo y exclusión social. Otro programa que va en la línea de la participación y empoderamiento de la mujer es "Mujeres transformadoras de su entorno" de la Fundación Don Bosco.

En las vísperas del Día Internacional de la Mujer, el Plan de Igualdad de FISAT, que cumple un año desde que se aprobara, ha obtenido el visado por parte de la Dirección General de L’Institut Valencià de les Dones per la Igualtat de Gènere . “FISAT está creciendo mucho y uno de los retos que nos proponemos es crecer con las gafas de género puestas. Si tenemos esa visión de género será más sencillo alcanzar esa meta”, explica Ignacio Beltrán, director de la Fundación. 

En la Federación Pinardi se hacen diferentes actividades para trabajar con las personas destinatarias de los proyectos, un trabajo específico por parte los educadores y educadoras de la entidad para que el mensaje de un día tan especial llegue también a las personas con las que trabajan.

Mujeres
Mujeres

#orgullosadesermujer



Desde la Fundación Don Bosco en Córdoba han querido dar visibilidad a colectivos de mujeres en riesgo de exclusión. Para ello, celebrarán “Educando en la Igualdad”, un evento especial para todos los proyectos, la Familia Salesiana y personas que se quieran acercar. Tendrán diversos momentos significativos que finalizarán con un almuerzo y actuaciones de varias artistas feministas, además de contar con la exposición “Mujeres innovadoras en salud” cedida por el Área de Promoción de la Igualdad del Ayuntamiento de Córdoba y la colaboración de la Asociación Mujeres en Zona de Conflicto.

A través de las redes sociales, las Plataformas Sociales Salesianas han lanzado un mensaje de empoderamiento a todas las mujeres: #OrgullosaDeSerMujer. Con esta campaña quieren promover un cambio de mentalidad y colaborar en la transformación de la realidad social y política, potenciando una cultura de acogida, de respeto, de generosidad, de justicia y feminista y manteniendo el compromiso de ser entidades referentes en Igualdad.

Cáritas y las mujeres

Cáritas denuncia el mayor impacto de la pobreza en las mujeres

Si se hubiera acabado con la desigualdad entre hombres y mujeres, Cáritas no estaría denunciando hoy, en el Día Internacional de la Mujer, la mayor incidencia de la pobreza en las mujeres: no solo es mayor el número de mujeres pobres, sino que, además, la pobreza tiene un impacto mayor en ellas que en los hombres.

Es una realidad que ocurre en todo el planeta. Según se señala en el último informe de ONU Mujeres “Transformar las promesas en acción: la igualdad de género en la Agenda 2030” publicado en 2018, si bien a nivel global ha habido avances en educación y mortalidad maternal, en materia laboral la situación se ha quedado estancada. Asimismo, las mujeres sufren más que los hombres la inseguridad alimentaria, incluso en los países industrializados, ganan menos que los hombres, dedican más tiempo que ellos a los cuidados domésticos, son más vulnerables a la pobreza extrema y tienen menos posibilidades de acceder al mercado laboral.

Pobreza y género

De todos los factores que pueden incidir en el hecho de que una persona sea pobre, ninguno es tan determinante como el género. Son múltiples los factores que confluyen para mantener esta realidad:

-       En el mundo laboral, los puestos de trabajo tradicionalmente asignados a las mujeres están peor valorados y remunerados, mientras que, al mismo tiempo, las mujeres tienen menores ingresos en el desarrollo del mismo puesto de trabajo que los hombres. Además, les resulta difícil el desarrollo de su potencial profesional dada la imposibilidad de promoción y acceso a puestos relevantes (es el denominado techo de cristal). El Foro Económico Mundial alerta de que, si se mantiene el ritmo actual en los esfuerzos por eliminar esta brecha al ritmo actual, tardaríamos hasta el año 2186 para lograrlo.

-       Los estereotipos sociales y el sistema educativo, que todavía no ha evitado superar las diferencias de género, suponen un freno a la hora de estudiar determinadas carreras o acceder a ciertos puestos mejor valorados y remunerados.

-       Las mujeres siguen ocupándose mayoritariamente de los cuidados en el ámbito familiar, lo que genera dobles jornadas de trabajo e itinerarios profesionales interrumpidos y reducidos, con consecuencias inevitables en las prestaciones sociales por desempleo o jubilación.

-       Las intolerables violencias machistas que sufren las mujeres, solo por el hecho de serlo y que son de naturaleza diversa y de diferentes intensidades, pero muy presentes en nuestra sociedad. Las consecuencias de esta lacra para las mujeres se sitúan tanto a nivel psicológico o físico como social, e influyen en su situación de pobreza, porque ubican a las mujeres en situaciones de mayor vulnerabilidad y exclusión social.

Todas estas desigualdades aumentan si nos adentramos en el caso de las mujeres rurales, y más aún si son indígenas de los países del Sur. Como también ha alertado ONU Mujeres, las mujeres campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples efectos de la pobreza. A pesar de ser las que garantizan la seguridad alimentaria en sus comunidades, no disponen de un acceso equitativo a los recursos, a los créditos o a los servicios públicos, entre otros. Asimismo, las barreras estructurales dificultan la participación de las mujeres en los espacios políticos y en sus propios hogares. 

Por su parte, en las últimas décadas se ha producido una feminización de los flujos migratorios, que ha abocado a las mujeres a una doble discriminación, como mujeres y como migrantes. En su proyecto migratorio, las mujeres están expuestas a graves situaciones como la explotación sexual, la violencia o la trata de seres humanos.  

La experiencia de Cáritas

Somos testigos, por nuestro trabajo diario, de que la desigualdad no ha desaparecido. A los recursos, centros y servicios de Cáritas acuden, mayoritariamente, mujeres en situación de pobreza y exclusión social. En los proyectos para Personas sin Hogar, por ejemplo, detectamos en los últimos años un aumento significativo de mujeres, que nos preocupa al tratarse de entornos con elevado nivel de riesgo para ellas.

Sin un análisis serio sobre las causas de la pobreza femenina, es imposible erradicarla. Falta, en muchas ocasiones, una perspectiva de género donde se investigue cómo la pobreza incide de manera distinta en los hombres y en las mujeres, y que mida el impacto que tienen tanto la pobreza como las políticas y programas para poder combatirla. Y un factor clave es el hecho de que sigue siendo insuficiente la cantidad de mujeres en cargos de responsabilidad y en espacios de decisión que diseñen, aprueben e implementen políticas orientadas desde esta perspectiva.

Cáritas trabaja de manera activa para establecer un nuevo marco de relaciones entre hombres y mujeres, basado en una educación en la que los valores de igualdad, solidaridad y defensa de los derechos humanos tengan el protagonismo necesario.

Compromiso de todas las personas

Hacemos un llamamiento a los poderes públicos, al conjunto de la sociedad y a la comunidad cristiana para involucrarse conjuntamente en el desarrollo de una sociedad basada en la igualdad real entre hombres y mujeres. Sin nuestro compromiso en la erradicación de la desigualdad entre hombres y mujeres, estaremos contribuyendo a que se perpetúe el hecho de que las mujeres sigan siendo más pobres.

Reclamamos valentía y justicia para actuar firmemente contra cualquier forma de violencia machista, que ponga los derechos de las mujeres en el centro de las políticas, no únicamente por imperativo moral y obligado cumplimiento de los derechos humanos, sino como condición indispensable para el desarrollo sostenible de los pueblos.

Como insta el Papa Francisco, “ante el flagelo del abuso físico y psicológico causado a las mujeres, es urgente volver a encontrar formas de relaciones justas y equilibradas, basadas en el respeto y el reconocimiento mutuos, en las que cada uno pueda expresar su identidad de manera auténtica” (Discurso de Año Nuevo al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, 7 de enero de 2019).

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