El mensaje de Paulo VI a los astronautas del Apollo 11. -En el 45 aniversario de la presencia humana en la Luna-



Guillermo Gazanini Espinoza / 21 de julio.- Hace cuarenta y cinco años inició la más grande aventura del género humano, comenzaba la odisea por hacer posible su presencia en un cuerpo celeste, el pequeño paso de un hombre dio a la humanidad el gran salto hacia la conquista de la Luna y del espacio más allá de la Tierra.

Hoy, los viajes al espacio son comunes y la raza humana se prepara para habitar permanentemente el espacio extraterrestre. En aquella década de la carrera por la conquista de la Luna, el Papa Paulo VI exhortó a todos para vivir en paz y deponer las armas, corrigiendo su proceder y evitar la destrucción de sí misma.

Cuarenta y cinco años atrás, el Vicario de Cristo alzó sus ojos hacia la Luna desde el observatorio de Castelgandolfo y, estremecido, dirigió un mensaje a los astronautas del Apollo 11 con el himno que anunció la gloria de Dios en los cielos.
Paulo VI tributó a Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin el reconocimiento y el honor por las obras humanas que se han extendido al espacio infinito. No obstante el tiempo, el mensaje de Paulo VI permanece en la memoria y es actual. En medio de nuestras graves dificultades y problemáticas, quizá es necesario hacer una pausa para alzar los ojos al cielo y reconocer humildemente el poder de Dios hacedor de todas las cosas, observar la Luna y las estrellas y respetar nuestro propio lugar en la Creación; escrutar el cosmos para transformar nuestra existencia personal y el destino de nuestras comunidades y naciones.

El mensaje de Paulo VI a los astronautas del Apollo 11 vale la pena ser releído como una oración que reconoce el prodigio del ingenio y a la vez del gran poder de Dios a quien los seres humanos dan Gloria por su trabajo y llevaron al espacio “un himno a Nuestro Dios, Creador y Padre”.



Mensaje del Papa Paulo VI a Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, astronautas de la misión Apollo 11.

¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!
Nosotros, representantes humildes de aquel Cristo que, viniendo a nosotros desde los profundidades de la divinidad, ha hecho resonar en el firmamento esta voz bienaventurada, de la que hoy hacemos eco, repitiéndola como himno festivo de parte de todo nuestro globo terrestre, desde los confines de la existencia humana, y hasta la amplitud del espacio sin límites y de nuevos destinos. Gloria a Dios.

¡Y honor a ustedes, hombres que hicieron posible la gran empresa espacial! ¡Honor a los hombres responsables, a los estudiosos, a los ideólogos, a los organizadores, a los operadores! Honor a ellos que han hecho posible este vuelo audacísimo. Honor a todos ustedes los que están involucrados. Honor a ustedes los que conducen esos aparatos prodigiosos; a ustedes cuyas obras extienden a los cielos el dominio audaz del hombre. Honor, saludos y bendición.

Aquí, desde su observatorio en Castel Gandolfo, cercano a Roma, el Papa Paulo VI habla a ustedes, astronautas. Honor, saludos y bendiciones a ustedes, conquistadores de la luna, luz pálida de nuestras noches y sueños. Porten con su presencia viva, con la voz del espíritu, un himno a Nuestro Dios, Creador y Padre.
Estamos cercanos a ustedes con nuestros buenos deseos y oraciones, Juntos, con toda la Iglesia Católica, el Papa Paulo VI, los saluda.

Castel Gandolfo, 21 de julio de 1969.
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