"Los pastores que deben ser pastores de todo el rebaño, no de una sola parte de él" Dura advertencia de Cantalamessa: "¡La fraternidad católica está herida! La túnica de Cristo ha sido desgarrada por las divisiones"

Dura advertencia de Cantalamessa: "¡La fraternidad católica está herida!"
Dura advertencia de Cantalamessa: "¡La fraternidad católica está herida!"

"¿Cuál es la causa más común de las divisiones entre los católicos? No es el dogma, no son los sacramentos y los ministerios: todas las cosas que por singular gracia de Dios guardamos íntegras y unánimes. Es la opción política, cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una ideología, olvidando del todo el sentido y el deber de la obediencia en la Iglesia"

"Jesús no se  alineó con ninguno de los bandos, y se resistió enérgicamente al intento de arrastrarlo a un lado o al otro.La  primitiva comunidad cristiana lo siguió fielmente en esta elección"

"Desde Jesús, 'hermano' es toda persona humana necesitada de ayuda", señala el predicador pontificio

Solemne celebración de la Pasión del Señor en el Vaticano. El Papa, completamente vestido de rojo, procesiona hasta el centro de la basílica de San Pedro. Allí, se arrodilla. En silencio. En un profundo silencio, que dura minutos. Reza por la muerte de Jesús. A ambos lados, decenas de cardenales, arrodillados. Entre ellos, el cardenal Pell. También a otro ex prefecto, Müller. No se ve por ningún lado a Becciu. Al fondo, el Cristo tapado con un velo granate. Cristo ha muerto. Todo es silencio y oración.

La liturgia de la Palabra (hoy no hay Eucaristía) es sentida, profunda, preparada al modo de las grandes ocasiones. La Santa Sede sabe, como nadie, profundizar en el Misterio. Tras la oración, el Papa se sienta en el altar. A su derecha, el cardenal Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, encargado de la homilía, después del Evangelio de la Pasión cantado por tres lectores.

Francisco ora, tumbado, en el suelo de San Pedro
Francisco ora, tumbado, en el suelo de San Pedro

En su reflexión, el capuchino recordó la reciente encíclica 'Fratelli Tutti', que "en poco tiempo ha despertado en muchos corazones la  aspiración hacia este valor universal, ha puesto de relieve las muchas heridas contra ella en el mundo de hoy, ha indicado caminos para llegar a una fraternidad humana verdadera y justa y ha exhortado a todos  —personas e instituciones— a trabajar por ella". 

Todo hermano/a es mi prójimo

Una encíclica "dirigida a un público amplísimo, dentro y fuera de la Iglesia: en la  práctica, a toda la humanidad", y que "evita restringir el discurso a lo que es propio y exclusivo de los cristianos". Sin embargo, "el misterio de la cruz nos obliga a centrarnos en ese fundamento cristológico de la fraternidad", inaugurado "precisamente en la muerte de Cristo". 

Los cardenales, junto al Papa
Los cardenales, junto al Papa

Así, hermanos con los nacidos del mismo padre y madre, pero, también, "los miembros del  mismo pueblo y nación". Hombres y mujeres, hermanos y hermanas, puntualizó Cantalamessa. Con Jesús, "hermano es lo que la Biblia llama el prójimo (...), toda persona humana necesitada de ayuda".

"La Pascua marca una etapa nueva y decisiva. Gracias a ella, Cristo se convierte en  'el primogénito entre muchos hermanos'", subrayó el predicador. De hecho, resaltó, "es significativo que sólo después de su resurrección, por primera vez, Jesús llama a sus discípulos  'hermanos'". Este es el uso más común del término: "indica al hermano de la fe,  miembro de la comunidad cristiana. Hermanos 'de sangre' también en este caso, ¡pero de la sangre de  Cristo!". Esto hace, añadió, "que la fraternidad de Cristo sea algo único y trascendente, en comparación con  cualquier otro tipo de fraternidad, y se debe al hecho de que Cristo también es Dios".  

Cristo, primogénito entre muchos hermanos

"Todos los seres humanos son hermanos en cuanto criaturas del mismo Dios y  Padre", por lo que la fraternidad cristiana "no sustituye" a la familia, el pueblo, la nación. Pero sí añade otra razón, decisiva: "Somos hermanos no sólo a título de  creación, sino también de redención; no sólo porque todos tenemos el mismo Padre, sino porque todos  tenemos al mismo hermano, Cristo, 'primogénito entre muchos hermanos'". 

Lectura de la Pasión de Cristo
Lectura de la Pasión de Cristo

En este sentido, apuntó Cantalamessa, "la fraternidad se  construye exactamente como se construye la paz, es decir empezando de cerca, por nosotros, no con grandes esquemas, con metas ambiciosas y abstractas". Por eso, el primer círculo de la fraternidad es el de "la fraternidad católica". Después, "el ecumenismo".

Las cosas no están fáciles: "¡La fraternidad católica está herida! La túnica de Cristo ha sido desgarrada por las divisiones entre las Iglesias; pero —lo que es peor— cada trozo de la túnica está dividido a menudo, a su vez, en otros  trozos", denunció Cantalamessa. 

No es el dogma, sino la ideología

"¿Cuál es la causa más común de las divisiones entre los católicos? No es el dogma, no son los sacramentos y los ministerios: todas las cosas que por singular gracia de Dios guardamos íntegras y unánimes", recalcó. "Es la opción política, cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una  ideología, olvidando del todo el sentido y el deber de la obediencia en la Iglesia". 

Cantalamessa, el Papa y los cardenales
Cantalamessa, el Papa y los cardenales

"Esto, en muchas partes del mundo, es el verdadero factor de división, incluso si es silenciosa o  desdeñosamente negada. Esto es un pecado, en el sentido más estricto del término. Significa que «el reino  de este mundo» se ha vuelto más importante, en el propio corazón, que el Reino de Dios", denunció el predicador de la Casa Pontificia, quien pidió a todos "hacer un examen serio de nuestras conciencias sobre este  asunto y a convertirnos".

"Si hay un carisma especial o un don que la Iglesia católica está llamada a cultivar para todas las  Iglesias cristianas, es precisamente la unidad"

¿Cómo? "Debemos aprender del Evangelio y del ejemplo de Jesús", recordó el capuchino, señalando cómo "había una fuerte polarización política a  su alrededor", con cuatro partidos: los fariseos, los saduceos, los herodianos y los zelotas. "Jesús no se  alineó con ninguno de ellos y se resistió enérgicamente al intento de arrastrarlo a un lado o al otro". No estuvo solo. "La  primitiva comunidad cristiana lo siguió fielmente en esta elección", recordó. "Este es un ejemplo especialmente para  los pastores que deben ser pastores de todo el rebaño, no de una sola parte de él. Por eso, son los primeros  en tener que hacer un examen serio de conciencia y preguntarse a dónde están llevando a su rebaño: si a  su lado, o al lado de Jesús".  

"Si hay un carisma especial o un don que la Iglesia católica está llamada a cultivar para todas las  Iglesias cristianas, es precisamente la unidad", apuntó Cantalamessa, quien recordó el reciente viaje del Papa a Irak, y lo que ha supuesto para quienes han sufrido la persecución y la guerra.

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