Hoy te cuento una historia de hadas



¡Feliz martes! Para este martes he decidido contarte un bello cuento de hadas, con unos mimbres que seguro nadie te lo ha contado así nunca. Evidentemente mis armas serán musicales pero merecen mucho la pena. El maestro de hoy es uno de los plenos representantes de la época en que desarrolló su tarea que, por el tema al que lo he asignado, verás que es el Romanticismo. Música de cámara, concentrada, llena de magia y de unos sonidos que, hoy más que nunca, te encantarán.

El mago que los compuso es Robert Schumann (1810-1856), compositor alemán nacido en Zwickau. La querencia de Schumann por la música le provenía desde temprana edad. En su juventud ya se apasionaba escuchando música y se sentaba durante horas al piano improvisando. Su padre fue el primero que se dio cuenta de esto. A los seis años ya tocaba el piano con solvencia y empezó a componer con siete; con esa edad ya formaba parte de conciertos públicos. Su primer profesor, en su ciudad natal, fue Kuntzsch quien confesó que no tenía mucho que enseñarle a su discípulo. La idea inicial era que estudiase con von Weber pero tuvo que posponerse. Con dieciséis años ya estuvo convencido de que iba a seguir una carrera musical. Le escribió a Hummel: "Para darle una idea de las fuertes reformas que mi profesor quería llevar a cabo debo decirle que, aunque podía tocar cualquier concierto a primera vista, tenía que volver una y otra vez a la escala de Do Mayor".

Este prodigio entre los prodigios es el encargado de maravillarnos hoy con estos Märchenerzählungen, op. 132. Este título puede traducirse como "Cuentos de hadas" y es una obra compuesta en 1853 para clarinete, viola y piano (imitando la disposición instrumental del trío K. 498 de Mozart). Se trata de una de las últimas obras compuestas por el maestro, en ese periodo en el que la depresión y la fragilidad mental eran mayores. Su capacidad para recrear ambientes y situaciones se ve plasmada en estas cuatro miniaturas. Schumann despliega en ellas ritmos variados, momentos más dramáticos y otros más líricos. Schumann se ve especialmente cómodo con las formas cíclicas en las que muestra su agitación mental. Schumann muestra aquí un gran gusto por las formas rapsódicas y una especial visión de la retórica vienesa posterior al clasicismo.

Las partes de la obra son:

1. Lebhaft, nich zu schnell.
2. Lebhaft und sehr markiert.
3. Ruhiges Tempo, mit zartem Ausdruck.
4. Lebhaft, sehr markiert.

La interpretación es de Shira Eliassaf (clarinete), Katya Polin (viola) y Tal-Haim Samnon (piano).

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