En una Iglesia de funcionarios, ¿hay espacio para la profecía? Cuatro 'profetas' en el cónclave: López Romero, Radcliffe, David y Steiner

Radcliffe: Influyente teólogo, estudió en Oxford y París, participó de los movimientos por la paz y trabajó con enfermos de SIDA antes de ser nombrado maestro general de la Orden dominica, cargo que ostentó entre 1992 y 2001. El Papa Francisco le encargó las meditaciones previas al Sínodo
Cristóbal López (Vélez-Rubio, Almería, 1952) está siendo la gran sorpresa, al menos para los medios, de este precónclave. El cardenal español, curtido en Paraguay, pastorea ahora un pequeño rebaño en Rabat, un país con muy poca presencia católica
Steiner: Filósofo y pedagogo, cree que toda la Iglesia es misionera, y tiene que aprender, e inculturarse, con un mundo en el que ya no tiene todas las respuestas. Su carisma es indudable, así como sus ganas de regresar a la Amazonía para continuar haciendo realidad el sueño de la misericordia. ¿Podrá hacerlo?
David: Fue una de las piedras en el zapato de la guerra contra las drogas lanzada por el ex presidente Duterte, y promovió programas de rehabilitación para drogadictos en lugar de la cárcel, la deportación o las ejecuciones extrajudiciales impulsadas por el Gobierno
Steiner: Filósofo y pedagogo, cree que toda la Iglesia es misionera, y tiene que aprender, e inculturarse, con un mundo en el que ya no tiene todas las respuestas. Su carisma es indudable, así como sus ganas de regresar a la Amazonía para continuar haciendo realidad el sueño de la misericordia. ¿Podrá hacerlo?
David: Fue una de las piedras en el zapato de la guerra contra las drogas lanzada por el ex presidente Duterte, y promovió programas de rehabilitación para drogadictos en lugar de la cárcel, la deportación o las ejecuciones extrajudiciales impulsadas por el Gobierno
| Jesús Bastante Enviado especial a Roma
Son cuatro de los pocos 'profetas' presentes en el cónclave, capaces de arrastrar con su pasión, sus discursos y su ejemplo, a multitudes. Uno por cada continente: Steiner (Brasil) en América; López Romero (español de Rabat) en África; David (Filipinas), en Asia; y Radcliffe (Europa). Alguno de ellos, incluso, suena entre los 'papables'. Pero, mucho más, entre las personas con criterio, capaces de llevar hasta el final el sueño de Francisco para la Iglesia. En una Iglesia de funcionarios, en un cónclave en el que parece primar el perfil de un organizador, ¿hay espacio para la profecía?

El 'Gandalf' del Sínodo, y el único cardenal 'blanco'.
Sorprendió en el último consistorio portando el hábito dominico, confirmándose como el único cardenal en no vestir entera la púrpura. El irlandés Timothy Peter Joseph Radcliffe, O.P., uno de los últimos purpurados nombrados por Francisco, entra por meses en el Cónclave (cumplirá os 80 en agosto). Influyente teólogo, estudió en Oxford y París, participó de los movimientos por la paz y trabajó con enfermos de SIDA antes de ser nombrado maestro general de la Orden dominica, cargo que ostentó entre 1992 y 2001. El Papa Francisco le encargó las meditaciones previas al Sínodo.
Favorable a los sacerdotes casados, no le importaría ver a una mujer investida cardenal. No es obispo -pidió ser dispensado de ese honor, porque se puede ser cardenal sin ser consagrado prelado-, y tiene una lucha: contra la polarización. En la sociedad, y en la Iglesia.

La sorpresa del precónclave
Cristóbal López (Vélez-Rubio, Málaga, 1952) está siendo la gran sorpresa, al menos para los medios, de este precónclave. El cardenal español, curtido en Paraguay, pastorea ahora un pequeño rebaño en Rabat, un país con muy poca presencia católica. El salesiano menos conocido hasta la fecha (Artime se llevaba todos los titulares, aunque el periodista de carrera es él) apuesta por una Iglesia “abierta y que salga al encuentro de las otras religiones en diálogo con el mundo, al servicio del mundo”.
Defensor de los migrantes, ataca con dureza la autorreferencialidad, y ha resultado, hasta que decidió cortar el flujo de entrevistas, un faro de la conciencia de los convencidos de una Iglesia en salida y del diálogo interreligioso, sin necesidad de convencer a nadie. El pastor de un pequeño rebaño que podría pastorear a 1.4000 millones de fieles.

El ’Francisco’ de la Amazonía
Lo ha ‘consagrado’ el mismísimo Leonardo Boff: “¿Quién sabe si el único obispo de la Amazonia, el cardenal Leonardo Ulrich Steiner, franciscano, no podría ser la gran sorpresa, nombrado Papa con el nombre de Francisco II?”. Las palabras del teólogo brasileño definen al arzobispo de Manaos, un hombre libre que, a sus 74 años, ha hecho vida el proyecto de Iglesia en salida de Francisco en el pulmón del planeta.
Filósofo y pedagogo, cree que toda la Iglesia es misionera, y tiene que aprender, e inculturarse, con un mundo en el que ya no tiene todas las respuestas. Su carisma es indudable, así como sus ganas de regresar a la Amazonía para continuar haciendo realidad el sueño de la misericordia. ¿Podrá hacerlo?
David: el obispo que se enfrentó a Duterte
El gran desconocido de esta lista, el ‘otro’ filipino del cónclave. Presidente de la Conferencia Episcopal de su país, cardenal Pablo Virgilio Siongco David (65 años) es un obispo de mirada hacia los últimos. Fue una de las piedras en el zapato de la guerra contra las drogas lanzada por el ex presidente Duterte, y promovió programas de rehabilitación para drogadictos en lugar de la cárcel, la deportación o las ejecuciones extrajudiciales impulsadas por el Gobierno, lo que le granjeó alguna que otra amenaza. David enterró a los muertos cuyos familiares no tenían posibilidad de hacerlo.
“El amor solo puede generar justicia y paz, misericordia y compasión, sanación y reconciliación en nuestro mundo herido”, dijo tras conocer la muerte de Francisco. Es el obispo de una diócesis donde viven 1,3 millones de personas, la mayoría católicos. Católicos pobres, muchos de ellos migrantes internos. Los “pobres urbanos” para los que ha lanzado un ministerio concreto. “Si los pobres no vienen a la Iglesia, la Iglesia debe ir a por ellos”, dijo el pasado año. Una frase que podría resumir un lema de pontificado.