¡Feliz Martes Santo! Eso de «Inicio de la oración de Jeremías» no es algo tomado al azar, por así decirlo, sino que así comienzan muchas obras que se interpretaban antes en la Semana Santa y que felizmente se han conservado para que podamos disfrutarlas.

No es la primera vez que nos visita Johann David Heinichen (1683-1729), compositor alemán nacido en Krössuln. Ahora sabemos que era un reputado compositor y teórico de su tiempo, pero esto no ha pasado hasta que se ha redescubierto, puesto que, como otros, cayó en el olvido. Su padre era pastor luterano y desde pequeño mostró un gran talento por la música; parece ser que la dirigía con doce años. En 1695 se fue a estudiar a Leipzig y lo hizo con Kuhnau, antecesor de Bach. Abruptamente dejó Leipzig y se marchó a Venecia en 1710 y allí conoció a Vivaldi y otros. Su fama creció tanto que fue contratado en Dresde, como maestro de capilla. Y allí se quedó. Disponía de la mejor orquesta de Europa y su talento floreció mientras interpretaba partituras de Vivaldi, Veracini o Zelenka.

Escuchemos su Incipit lamentatio Ieremiae. Pertenece a su Primera Lamentación en do menor, SeiH 71 y fue publicada en 1724. Estaba precisamente en Dresde cuando se estrenaron con la capilla de la corte. Curiosamente se interpretaban las de Zelenka, pero María Josefa de Austria dijo que quería otras porque eran demasiado largas. Heinichen compuso una obra adecuada al estilo que corría, con la habitual alternancia entre recitativos y arias, con el realce de las letras hebreas que encabezan cada lamentación de Jeremías.

La interpretación es de Musica Antique Köln dirigida por Reinhard Goebel.