Santa Madre del Redentor

¡Feliz sábado! Ya es habitual que, cuando vamos recorriendo el camino de Adviento, traiga por aquí la antífona mariana correspondiente, que es la que aparece en el título (quizá sea más conocida por sus palabras en latín). Haciendo mis cálculos creo que el maestro de hoy no lo he traído nunca y, por tanto, vamos a tener oportunidad de disfrutar de su poderosa música.

Se trata de Joseph Jongen (1873-1953), compositor belga nacido en Lieja. Con siete años estaba matriculado en el conservatorio y en 1892 descubrió que el órgano era su instrumento favorito, aunque también sobresalió componiendo en otros géneros; incluso llegó a ganar el prestigioso Prix de Rome. En 1981 fue nombrado organista del Grand Séminaire de Lieja y luego pasó a la iglesia de Santiago. Richard Strauss le llegó a dar algunas lecciones de composición y en 1900 se trasladó a París adonde conoció a Fauré y d'Indy. Poco después se estableció en Bruselas y fue uno de los miembros del Cuarteto Belga, en el que tocaba el piano y el órgano. Se retiró en 1939 pero siguió componiendo. Sus composiciones más famosas son para órgano pero sus obras de cámara también están compuestas de una forma brillante.
Escuchemos su Offertoire sur l'Alma Redemptoris Mater, W. 169. Es una composición para órgano u armonio, por lo que no requiere del uso del pedal. Tiene un estilo cercano al de la improvisación con forma de fantasía. Se hace un uso intenso de los registros del grand orgue. Es muy posible que Tournemire la conociese ya que incluyó una obra similar en una famosa colección suya. Se trata de una obra con una armonía muy rica, que comienza con una serie de acordes que terminan en la presentación de la melodía gregoriana de la antífona pero siempre rodeada de esa grandiosidad del órgano francés, recordándonos poderosamente a la obra de Duruflé.
La partitura de la obra puede conseguirse aquí.
La interpretación es de John Scott Whiteley al órgano.