El violín del ruso



Los maestros rusos han dado a la historia de la música páginas inolvidables. Tienen esa capacidad de emoción, ese romanticismo tan puro, tan arrebatado y tan arrebatador. Además tienen esa capacidad melódica única, como muchos otros compositores no son capaces de conseguirlo. Y esa es una de las características de la obra que te propongo hoy.

Se trata de una del maestro Sergey Prokofiev (1891-1953), compositor ruso nacido en Sontsovka. Además de compositor era un destacado pianista. Es curioso que el maestro Prokofiev bebió directamente de la tradición romántica a pesar de que en su música llegó a llevarla hasta unos extremos casi caricaturescos. Luego, tuvo un lugar destacado en el modernismo. Dejó su país debido a la Revolución de Octubre y al cabo de 20 años regresó. Se convirtió en una voz de referencia de la música rusa, que fue acallada en sus últimos años.

Hoy te traigo un fragmento impresionante de su Segundo Concierto para Violín y Orquesta en sol menor, Op. 63. Fue escrito en 1935. La obra fue estrenada en Madrid ese mismo año, dirigiendo la orquesta el maestro Enrique Fernández Arbós. El violinista del estreno era Robert Soetens, quien regularmente salía de gira de conciertos con Prokofiev. El concierto se caracteriza porque los distintos temas de los movimientos están escritos en distintos lugares. Hoy te traigo el segundo movimiento, Andante assai, cuyo tema fue escrito en Voronezh. La melodía de este movimiento, intensa a más no poder, fluye a través del mismo, siendo omnipresente.

La versión que te traigo, una de las referencias corre a cargo de Jascha Heifetz (violín) y la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Charles Munch.

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