La historia del Cautivo de El Quijote

Cabe conjeturar que la historia del Cautivo del Quijote nos ofrece por analogía muy estrecha la propia historia del cautiverio de Cervantes.

A nuestro parecer esta analogía, cuya sustancia tiene como raíz una autobiografía y como fruto la figura de un Cautivo por antonomasia, está firmada en un discreto rincón del cuadro por el propio autor: doña Clara, la sobrina del Cautivo cuyo enamorado la sigue vestido de mozo de mulas, hace saber a Dorotea que ella nació el día de San Miguel, 29 de septiembre.

Ahora bien, ésta es la fecha de nacimiento de Miguel de Cervantes y la razón más probable de su nombre. (® Miguel: «el día San Miguel).

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La Redención de cautivos que ilustra nuestro artículo (1), del escultor vallisoletano Pedro de la Cuadra ( ? - 1629), es de gran interés iconográfico, pues muestra de manera concreta la finalidad principal que tuvo San Pedro Nolasco al fundar en Barcelona la Orden de Santa María de la Merced en 1218. Sus religiosos habían de ocuparse del rescate de cristianos apresados por berberiscos norteafricanos, en las escaramuzas que tenían lugar con preocupante frecuencia en aguas del Mediterráneo.

Desgraciadamente el problema era aún de actualidad en el siglo XVI. Miguel de Cervantes fue una de sus víctimas, precisamente cuando volvía a España de Italia, con la ilusión de comenzar una nueva vida, siendo ya uno de los héroes de Lepanto.

Convertido en "soldado aventajado", Cervantes obtuvo cartas de recomendación de don Juan de Austria, Capitán General de la Armada, y del duque de Sessa, Virrey de Nápoles. Estas cartas de recomendación y reconocimiento de sus méritos le dieron la idea de volver a España, con la probable intención de que le nombraran capitán; porque, como todos los solicitantes de puestos, Miguel tenía que ir a Madrid para obtener el suyo.

Aprovechando esta ocasión, tras seis años lejos de su patria, Miguel y su hermano Rodrigo decidieron cumplir su deseo de volver a España y ver a la familia. El día 20 de septiembre de 1575 se embarcaron en Nápoles en la galera Sol, que formaba parte de una flotilla de cuatro galeras que se dirigían a Barcelona. Seis días después, durante la travesía, una tempestad dispersó las galeras, y la Sol fue apresada, el 26 de septiembre, por unos corsarios berberiscos al mando del renegado albanés Arnaute Mamí, cuando la Sol pasaba Les Saintes Maries, en la costa francesa, frente a las costas catalanas. Miguel fue hecho cautivo junto con su hermano Rodrigo. Se inició así su dilatado cautiverio argelino, del que intentaría fugarse repetidamente, aunque siempre en vano. Miguel tenía sólo veintiocho años cuando fue capturado. Tendrá treinta y tres al ser liberado. Su cautiverio argelino duró cinco años.

La obra de Pedro de la Cuadra, en parte contemporánea de la cervantina, se desarrolla en el último tercio del siglo XVI y el primero del XVII. En ese período se adoptaban en los talleres de escultura de nuestro país las directrices del manierismo italiano, interpretado con gran éxito por Gaspar Becerra y Esteban Jordán, dando lugar a la creación de la llamada "Escuela Romanista", a la cual podemos asignar a Pedro de la Cuadra.

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cautivo (doc. 1250-71, antes cativo, doc. 1131; alterna con captivo, del lat. captivus 'preso, cautivo', deriv. de captus 'cogido', de capere 'coger') adj. y s. «Captivo. El enemigo preso y avido en justa guerra, del verbo capio, capis, quia captus, por otro nombre mandipium, manu captus servus; siervo a servando, porque le guardó y otorgó la vida el señor, pudiéndole matar», Cov. 298.a.49.



«Entre captivo y prisionero hay esta diferencia: que el captivo es el infiel, y el prisionero el católico; pero acontece entre los reyes y príncipes haber guerras, en razón de las sucesiones en los reinos, y cada uno justifica su causa. Este tal prisionero, aunque en la guerra justa pierda su libertad, no se adquiere contra él verdadera servidumbre; y cada y cuando que se ofreciere su justo rescate y satisfacción del daño hecho, con seguridad de que no ha de volver a hacerle ni ser causa dél, debe ser puesto en libertad.», Cov. 321.a.19; por metáfora tomó también el sentido de 'desdichado', s. XIII, de donde luego el quijotesco 'infeliz' y los peyorativos 'malvado' :: 'vil, miserable'.



|•| En la «historia del Cautivo» se recuerda la frecuencia del hecho de la cautividad de cristianos por los moros y de moros por los cristianos en la época del Q.: «No se admiraban de ver cautivos libres, ni moros cautivos, porque toda la gente de aquella costa está hecha a ver a los unos y a los otros», I.41.75. ® esclavo



|| cautiva criatura: 'miserable criatura', «Cautiva: el uso de esta voz, por mezquina, miserable, vil, pudiera parecer italianismo, como otros que se hallan en su QUIJOTE; pero no es así. Fué palabra usada desde los primeros rudimentos de nuestra lengua, y ya empezaba en tiempo de nuestro autor a anticuarse. En la Gran Conquista de Ultramar (lib. I, cap. CXXVIII) se lee: Ida, su hijo, que lo oyó..., comenzó a llorar muy fieramente... e llamarse mezquina e cativa, e quen fuerte punto fuera nascida.», Clem. 1196.a. • Aventura del vizcaíno: «—Si fueras caballero, como no lo eres, ya yo hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura.», I.8.42.



|| cautivo caballero: 'caballero en cautividad' µ 'desdichado caballero' µ 'preso de amor', II.10.2.



|| cautivo(s)… de rescate: ® rescate ® baños



|| El Cautivo: Ruy Pérez de Viedma es el Cautivo que, a instancias de todos los personajes reunidos en la venta manchega, cuenta su historia en la primera parte del Quijote (narrador homodiegético).



Esta historia parece una aplicación ad casum del discurso de don Quijote sobre las armas y las letras, ya que amplifica y verifica sus temas y problemáticas, especialmente cuando el narrador homodiegético, el mayor de los tres hermanos Pérez de Viedma, que escogió la carrera de las armas, pondera su poca fortuna y su pobreza. «Sin embargo el centro de gravedad del relato se desplaza rápidamente con la repentina irrupción de la Historia (la batalla de Lepanto y sus consecuencias), de tal forma que el cuento maravilloso parece transformarse un tiempo en una crónica o, mejor dicho, en una de esas autobiografias de soldados que llegaron a constituir uno de los géneros menores de la narrativa en los siglos XVI y XVII.», Michel Moner, en Rico 1998 b, p. 88.



Parece bastante claro que esta historia se escribió en vida de Felipe II, es decir, antes de 1598, fecha de su muerte. Así lo hace suponer la explicación del propio Cautivo al presentar a don Juan de Austria como «hermano natural de nuestro buen rey don Felipe», posesivo que normalmente se reservaba al monarca reinante: «venía por general desta liga el serenísimo don Juan de Austria, hermano natural de nuestro buen rey don Felipe», I.39.5. El que no se diga «de feliz memoria» significa a todas luces que Felipe II reinaba en el momento en que el Cautivo contaba su historia, o si se quiere, cuando Cervantes la redactaba. Murillo cree poder fijar la fecha mucho antes durante este reinado, en concreto hacia 1590. Para ello se apoya en el significativo paralelismo existente entre ciertas palabras del Cautivo y las que Cervantes dictó en el memorial por el que pedía merced de un oficio en Indias el 21 de mayo de 1590. También evoca las fuertes analogías existentes entre la historia del Cautivo, "El celoso extremeño" y el principio del Quijote. En efecto, los tres relatos comienzan de manera muy parecida, y en los tres se narra la historia de un hombre maduro enamorado de una mujer mucho más joven que él, temática que sin duda interesó profundamente a Cervantes hacia 1590.



En el retrato del Cautivo hay predominio de la prosopografía sobre la etopeya: «Era el hombre de robusto y agraciado talle, de edad de poco más de cuarenta años, algo moreno de rostro, largo de bigotes y la barba muy bien puesta; en resolución, él mostraba en su apostura, que si estuviera bien vestido, le juzgaran por persona de calidad y bien nacida.», I.37.29.



Estamos ante una pequeña novela de cautiverio que es al mismo tiempo una novela morisca con una historia de doncella fugada, donde intervienen el motivo de la sarracena que traiciona por amor y las leyendas argelinas.



El tema de la sarracena que huye por amor con un héroe cristiano es, por todos conceptos, un tema épico francés. Lo característico de las repetidas versiones carolingias del tema de la sarracena es que el amor es siempre el motivo inmediato del tema de la conversión (al cristianismo).



En el caso de nuestra historia será la inversa: el tema de la conversión es el motivo inmediato del amor. Si el personaje del Cautivo es indisociable del de Zoraida, con el cual forma pareja, es sólo y exclusivamente porque como mora convertida Zoraida desea vivir el cristianismo con él en España. Este punto es esencial: en la «Historia del Cautivo»: el amor está subordinado a la creencia religiosa. Si el Cautivo logra escapar de Argel es porque Zoraida, que desea vivir su creencia en un medio propicio, le confía la misión de organizar su propia escapada, procurándole los medios económicos para conseguirlo. La iniciativa pertenece por completo a la dama. Su relación personal con el Cautivo queda simbolizada alegóricamente mediante un signo perfecto de distanciamiento y de nexo frágil: una caña.



Cabe conjeturar que la historia del Cautivo del Quijote nos ofrece por analogía muy estrecha la propia historia del cautiverio de Cervantes. A nuestro parecer esta analogía, cuya substancia tiene como raíz una autobiografía y como fruto la figura de un Cautivo por antonomasia, está firmada en un discreto rincón del cuadro por el propio autor: doña Clara, la sobrina del Cautivo cuyo enamorado la sigue vestido de mozo de mulas, hace saber a Dorotea que ella nació el día de San Miguel, 29 de septiembre. Ahora bien, ésta es la fecha de nacimiento de Miguel de Cervantes y la razón más probable de su nombre. (® Miguel: «el día San Miguel).



Nótese con Murillo el comienzo de la aventura del narrador: «Este hará veinte y dos años que salí de casa de mi padre.» El día 21 de mayo de 1590 Cervantes dictó y firmó un Memorial o petición al rey para uno de los puestos vacantes en las Indias que empieza: «Miguel de Cervantes Saavedra dice que ha seruido a V. M. muchos años en las jornadas de mar y tierra que se han ofrescido de veinte y dos años a esta parte, particularmente en la Batalla Naval, donde le dieron muchas heridas, de las quales perdió una mano de un arcabuçaco—y el año siguiente fue a Navarino y después a la de Túnez y a la Goleta...». En mayo de 1590 tenía Cervantes cuarenta y dos años. Lo más probable es que redactara su relato del cautivo en este año. (® Lepanto; ® también: Uchalí: Rey de Argel, en relación con el cual el Cautivo presenta su propia captura durante la batalla de Lepanto).



Debido a ciertos a prioris contra Mateo Alemán, cuyo responsable es en gran parte Américo Castro, no se ha subrayado suficientemente la complementariedad temática y el paralelismo compositivo existentes entre la historia del cristiano Cautivo del Quijote y la historia de la mora Cautiva del Guzmán de Alfarache. He aquí cómo comienza este cautiverio:

«los soldados entraron y saquearon grandes riquezas, cautivando algunas cabezas, entre las cuales fue Daraja, doncella mora, única hija del alcaide de aquella fortaleza.», I, p. 82.

Para entender la intención de esta historia, conviene prestar atención a lo que dice de la condición de cautiva de Daraja el huésped a quien los Reyes católicos la han confiado:

«No la culpo ni me admiro; antes lo juzgo a su mucha prudencia y lo atribuyo a cordura, que fuese lo contrario liviandad notoria. Hállase sin sus padres, lejos de su esposo, y, aunque libre, cautiva en tierra extraña, sin saber de su remedio ni tener para ello medio. Examine cada uno su pecho, póngase en el contrario puesto; sentirá lo que aquesto se siente; que no lo haciendo así, es decir el sano al enfermo que coma.», MA, Guzmán, I, p. 82-122.



Para subrayar la intertextualidad de este texto en modo negativo, tipo de transformación textual que no hay que descartar, conviene recordar también que Guzmán cuenta casi al comienzo de su historia que su propio padre fue hecho cautivo, que fue llevado a Argel, donde renegó, y que se casó con una mora hermosa y principal, con buena hacienda, a quien luego traicionó volviéndose a España con su dinero y volviéndose a su fe primera:

«La nave fue saqueada y él con los más que en ella venían, cautivo y llevado en Argel donde medroso y desesperado, el temor de no saber cómo o con qué volver en libertad, desesperado de cobrar la deuda por bien de paz, como quien no dice nada, renegó. Allá se casó con una mora hermosa y principal, con buena hacienda… Cuando esto supo mi padre [que su compañero de negocios en Sevilla estaba rico y satisfechas las deudas], nacióle nuevo deseo de venirse con secreto y diligencia; y para engañar a la mora, le dijo se quería ocupar en ciertos tratos de mercancías. Vendió la hacienda y, puesta en cequíes—moneda de oro fino berberisca—, con las más joyas que pudo, dejándola sola y pobre, se vino huyendo. Y sin que algún amigo ni enemigo lo supiera, reduciéndose a la fe de Jesucristo, arrepentido y lloroso, delató de sí mismo, pidiendo misericordiosa penitencia; la cual siéndole dada, después de cumplida pasó adelante a cobrar su deuda. Esta fue la causa por que jamás le creyeron obra que hiciese buena. », MA, Guzmán, vol. I, p. 24 § 1.



Para M. de Riquer: «Hay estrecha relación entre la vida del Cautivo y la comedia de Cervantes "Los Baños de Argel" de asunto muy similar. La mayoría de los personajes que aparecen en estas dos versiones son históricos y están fielmente retratados, pero en la historia del Cautivo el foco se concentra sobre un trío protagonista (Capitán, Zoraida, Agi Morato), eliminándose la multitud de cabos sueltos que con fines cómicos, edificantes o de simple interés escénico se enredaban en "Los baños de Argel". En ambos casos, pero sobre todo en el de la historia del Cautivo, la tarea de Cervantes ha consistido en servirse de la tradición popular en un marco culto (comedia, novela) y, por supuesto, para fines que trascienden por completo los de cualquier materia prima argelina. Sin ninguna veleidad de cronista, Cervantes manipula los datos históricos al servicio de sus propósitos, y no viceversa (FMV).



La hermosa protagonista se llamó en realidad Zahará, «bella» (nombre que Cervantes conserva en la comedia), pero aquí se la denomina Zoraida (o sea, Turayya, «Pléyades»); era hija del renegado Hajji Murad (Agi Morato), al que Cervantes en Los Baños, llama «hombre de bien», y por parte de madre nieta de una mallorquina que había sido cautivada. Zahara-Zoraida casó en 1574 con Abd al-Malik (nacido en 1541 y al que en la comedia se le llama Muley Maluco), hombre muy afecto a los cristianos y a sus costumbres (firmaba con caracteres latinos), que fue proclamado sultán de Marruecos en junio de 1576, y murió el 4 de agosto de 1578, en la acción de Alcazarquivir contra los portugueses. De este matrimonio nació un hijo, Muley Ismail. Zahara-Zoraida se volvió a casar con Hasán Bajá (el Azán Agá que se cita en el capítulo I.40), y desde 1580 vivió en Constantinopla.



En Los Baños de Argel, Cervantes atestigua la veracidad de esta historia, que ya había adquirido carácter legendario, con los siguientes versos:

«No de la imaginación | Este trato se sacó, | Que la verdad le fraguó | Bien lejos de la ficción. | Dura en Argel este cuento | De amor y dulce memoria, | Y es bien que verdad y historia. | Alegre al entendimiento. | Y aun hoy se hallarán en él, | La ventana y el jardin…» Véase para todo esto el estudio de J. Oliver Asín [2]. ® historia: «Historia del Cautivo» ® Zoraida

[2] J. Oliver Asín, La hija de Agi Morato en la obra de Cervantes, «Boletín de la Real Academia Española», XXVII, 1947-48, 245-339», MdeRiquer, Q. p. 425.

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Fuente: Salvador García Bardón, Taller cervantino del “Quijote”, Textos originales de 1605 y 1615 con Diccionario enciclopédico, Academia de lexicología española, Trabajos de ingeniería lingüística, Bruselas, Lovaina la Nueva y Madrid. Este artículo apareció en 7 de octubre de 2005.

(1) La redención de cautivos por San Pedro Nolasco

Foto: Museo Nacional de Escultura
Inventario: CE0430
Clasificación Genérica: Escultura; Mobiliario litúrgico
Objeto/Documento: Relieve
Autor: Cuadra, Pedro de la (Lugar de defunción: Valladolid (m), 07/08/1629)
Título: La redención de cautivos por San Pedro Nolasco
Conjunto: Retablo Mayor del Convento de Nuestra Señora de la Merced
Materia/Soporte: Madera
Técnica: Tallado Policromado
Dimensiones: Altura = 165 cm; Anchura = 116 cm; Profundidad = 25 cm
Iconografia: San Pedro Nolasco liberando cautivos
Datación: 1599
Contexto Cultural/Estilo: Renacimiento español. Castilla
Lugar de Procedencia: Convento de Nuestra Señora de la Merced (Mercedarios Calzados), Valladolid (m)(Valladolid Centro, Valladolid (p))
Lugar Específico/Yacimiento: Convento de Nuestra Señora de la Merced (Mercedarios Calzados)

Este relieve del Retablo Mayor del Convento de Nuestra Señora de la Merced aborda, de un modo absolutamente cercano al fiel que lo contemplara, el carácter benéfico que cumplía la orden, al mostrar a un grupo de mercedarios redimiendo cautivos en algún lugar del norte de África.

Mercedarios y Trinitarios dedicaban su esfuerzo a recoger limosnas en tierra cristiana, bien directamente recorriendo a pie caminos y ciudades, o bien a través de las mandas testamentarias que solían recordar por costumbre piadosa, este objetivo. El dinero recaudado se empleaba en viajar a los territorios musulmanes del norte de África y para rescatar a los cristianos que habían sido capturados en las incursiones y campañas guerreras, para ser después vendidos como esclavos.

→ La escena que reconstruye el relieve es la perfecta instantánea de una práctica generalizada, que tuvo su reflejo en la literatura, porque incluso alguno de nuestros más destacados escritores, como el propio Cervantes, sufrió cautiverio, para ser liberado posteriormente por la acción, en este caso, de los Trinitarios. ←

La composición responde a una intención narrativa de gran claridad. Dos frailes de la Merced, con el hábito de su orden y el escudo que los identifica, aparecen pagando a dos mercaderes de esclavos, uno blanco y otro de color, caracterizados con atuendos de cierto exotismo en el tocado, de forma que el campo se divide en dos mitades. En la parte posterior, cuatro cautivos que son objeto de la redención, se representan con gesto sumiso y gruesas cadenas al cuello, que hablan por sí mismas de su condición.

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