El tabú de amamantar en público 3/3

La pediatra noruega Gro Nylander, jefa del Departamento de Osbstetricia del Hospital de Oslo, en su libro “Maternidad y lactancia" escribe: “La principal ventaja de dar el pecho es que se convierte en una garantía para la salud del bebé. Le previene de sufrir enfermedades respiratorias o tener deficiencias alimenticias. Tampoco hay que preocuparse por las proporciones de leche en polvo y agua que requieren los biberones, ni por su temperatura.

Por otra parte, ayuda a fortalecer la unión entre madre e hijo. El niño se acostumbra al contacto con su pecho y acaba identificando con mayor facilidad su olor corporal, el sabor de su leche, sus caricias y su voz”, a juicio de esta mujer, fundadora del Centro Nacional de Lactancia de Noruega y del Consejo de Lactancia.

Asimismo, dar el pecho reduce el riesgo de sufrir cáncer de mama y de ovarios, a la vez que disminuyen las posibilidades de padecer osteoporosis. Carlos González destaca que “al contrario de lo que piensan muchos, la pérdida de calcio con la leche es muy beneficiosa para los huesos, pues regenera el calcio de ellos, dándoles más fuerza, resistencia y rejuveneciéndolos”. Amamantar disminuye también los casos de anemia, ya que, en ese periodo, la madre no tiene la regla, principal fuente de pérdida de hierro que, al rozar niveles extremos, desemboca en dicha enfermedad.

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"Virgo Lactans"
por María Elena Venant, Univision Online

En la Antigüedad, los senos eran representados como fuentes de vida y alimento, no simplemente como objetos eróticos. Incluso, hubo toda una iconografía religiosa de la Virgen María dando pecho al Niño Jesús.

De acuerdo a Katherine Amos, profesora de Arte y Espiritualidad en la Facultad de Religión de la Wake Forest University, las primeras imágenes de la "Virgo Lactans" ('La virgen María amamantando') se remontan a las Catacumbas de Priscilla en Roma. Aunque la tradición viene del Egipto Antiguo. "Esta iconografía nació en Egipto con estatuas de Isis sentada mientras amamantaba a su hijo Horus".

En la Edad Media, iluminaciones y frescos exhibían a la Virgen amamantando. Inclusive pinturas de María, sin Jesús y con los pechos expuestos, o dando de mamar a santos y a almas del purgatorio, fueron bastante comunes. En el Renacimiento, pintores de la talla de Brueghel, Botticelli y El Greco no titubearon en retratar a la Madonna alimentando al Niño Jesús y no precisamente con biberón.

La Reforma y la Contrarreforma fueron instrumentales en la desaparición de esta iconografía. A partir del Concilio de Trento en 1563, se prohibió el uso de desnudos en obras de arte que trataran temas sagrados. Es por eso que como dice la Profesora Amos, "la mayoría de los cristianos estadounidenses desconocen esta tierna imagen de la Santa Madre y su Hijo".

Sólo en el flexible y tolerante Tercer Mundo siguieron las iglesias exponiendo imágenes de Nuestra Señora De La Leche, que los españoles llevaron a América Latina y a Las Filipinas antes de que fuese sacrilegio.

La Iglesia cambia de parecer

En el 2008, L'Ossevartore Romano, el periódico oficial del Vaticano, publicó dos artículos, uno por la historiadora Lucetta Scaraffia y el otro por el profesor de literatura de la Pontificia Universidad Salesiana, Fray Enrico Dal Covolo, justamente refiriéndose a la necesidad de la Iglesia Católica de recobrar esta iconografía e incluso a "destapar" obras de arte que representaban a la "Virgo Lactans".

Ambos autores concuerdan que esta imagen es una reafirmación de la humanidad de Cristo y su Madre. Para Fray Enrico, la imagen de la Virgo Lactans representa una fascinante paradoja "Él, quien sustenta todas las cosas incluyendo a María, permite que ella lo sustente".

Contradictoriamente, el "destape" de la Madonna coincide con nuevas manifestaciones en contra de la representación del amamantamiento. En diciembre del 2008, la Agencia AFP informaba que en Facebook se habían retirado imágenes de mujeres dando pecho, que eran tildadas de "obscenas".

Aparentemente nuestra civilización occidental ha sensualizado todo, aun lo más natural. Hasta una imagen sagrada fue obligada a cubrirse tal como las madres-nodrizas que se atreven a imitar a la Virgo Lactans.

Sólo recobrando la mentalidad que una vez permitió la exposición de esa iconografía sin vincularla al sexo, puede destruirse el tabú. Como dice Rubina Mason: "No importa cuantas legislaciones o leyes sean impartidas en nuestros países para proteger a estas madres, tenemos que cambiar la mentalidad".
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