La Cena del Señor nos une a su persona “derramada” y a su vida “fraternal” “Cena que recrea y enamora” (Cuerpo y Sangre de Cristo A 2ª Lect. 11.06.2023)

La Eucaristía nos vinculas más con quien sufre más...

Comentario: “formamos un solo cuerpo, pues comemos del mismo pan” (1Co 10,16-17)

En el capítulo 10, Pablo utiliza una teología común en Israel: los hechos bíblicos tienen significado simbólico: “Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no seáis idólatras como algunos de ellos” (1Cor 10,6s). Bautismo y Eucaristía fueron figurados en el paso del mar Rojo y en el alimento que Dios procuró al pueblo en el desierto, camino de la tierra prometida. No basta participar de los hechos. Si la vida “no agrada a Dios, quedaremos tendidos en el desierto” (v. 5). Sin vida buena no hay “tierra prometida”, realización, plenitud, alegría colmada, salvación.., al menos en este mundo. En el otro, “ni muerte ni vida... podrá separarnos del Amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38s).   

El fragmento de hoy está dentro de la reflexión sobre la idolatría. En los templos paganos ofrecían animales como sacrificio a los dioses. En las carnicerías de Corinto, se vendía parte de esa carne. Pablo explica que el cristiano es libre para comer dicha carne. Los ídolos no son nada y la ofrenda no cambia los alimentos. Pero hay peligro de que los cristianos menos formados, si ven que algunos cristianos más formados comen esa carne, puedan caer en idolatría. A unos y a otros les dice Pablo: “queridos, huid de la idolatría. Os hablo como a personas sensatas; juzgad vosotros lo que digo” (vv. 14-15).

Leemos un texto precioso sobre el alcance e importancia de la eucaristía. Comulgar con Cristo excluye comulgar con todo tipo de idolatría. Pablo pide razonar y descubrir bien la incongruencia de comulgar con Cristo y con ídolos, falsos dioses que no inspiran amor, verdad, alegría, paz, libertad... Son comuniones incompatibles, contradictorias.

El primer versículo leído son preguntas: “El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?” (v. 16). Preguntas retóricas. Llevan consigo la respuesta: cáliz y pan son “comunión de la sangre y del cuerpo del Cristo”. Esta es la verdad de la Cena del Señor: nos unimos a su persona “derramada” a favor de todos y a su vida “fraternal” que une a todos en su “cuerpo”. Al beber de la copa del Señor y comer el pan nos unimos a su vida, presencia real resucitada, glorificada, activa.

El segundo versículovincula la comunión con Cristo con la comunión eclesial:Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan” (v. 17). La eucaristía: nos une a Cristo y a los hermanos, su Cuerpo. Por eso se la llama también “Ágape”, comida en amor mutuo, vivencia del Amor donado por el Espíritu de Jesús. La eucaristía es comunión personal con Cristo y con los hermanos convocados (Iglesia). Es “fuente y cima de toda vida cristiana” (LG 11; PO 5). “Con ella vive y crece continuamente la Iglesia” (LG 26). “Por su recepción (`per receptionem´; mejor expresión sería `por su participación´), los fieles, señalados ya por el bautismo y la confirmación, se insertan plenamente en el Cuerpo de Cristo” (PO 5).

En los versículos siguientes (vv. 18-33), no leídos hoy, les hace ver la incoherencia de la idolatría. Beber o comer de los sacrificios idolátricos supone complicidad, al menos aparente. “No podéis beber del cáliz del Señor y del cáliz de los demonios. No podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios” (v. 21). “Demonios”: lo que hace daño al ser humano: ideologías egoístas, violencia, fanatismo, opresión... Jesús ofrece lo contrario: amor al ser humano, a su desarrollo y plenitud... Hoy también los cristianos estamos tentados. Teorías y prácticas que nos separan del Amor a la verdad, a la vida, a las personas... Todo lo que hace crecer en insolidaridad, en apego a la riqueza, a vanagloria, a falsedad, al poder tiránico... son idolatría, incompatible con la vida de Jesús.

Oración: “formamos un solo cuerpo, pues comemos del mismo pan” (1Co 10,16-17)

Jesús, bebida y comida para todos:

tu memoria es presencia viva en medio de nosotros;

tu mesa es comunión contigo:

El cáliz que bendecimoses comunión de la sangre de Cristo.

Y el pan que partimos es comunión del cuerpo de Cristo”.

Esta es la verdad de la Eucaristía:

beber y comer contigo es compartir tu vida resucitada. 

Por tanto, Jesús de la Vida:

No podemos beber del cáliz del Señor y

del cáliz de los demonios.

No podemos participar de la mesa del Señor y

de la mesa de los demonios” (1Cor 10, 21-22).

“Demonios”, “espíritus inmundos”,

factores activos, como procedentes del exterior,

pero que habitan nuestra conciencia, despersonalizan; 

Egoísmo disfrazado de ideologías, a veces violentas; 

valores contrarios al reino de Dios; 

poderes opresivos que infunden miedo a Dios;

deseos de aplacar su ira con camelos y adulación...

Gracias, Jesús, por tu presencia bienhechora:

tú ofreces el Amor de Dios Padre-Madre;

tú das el Espíritu de hijos, sin miedo al castigo;

tú no condenas, sino salvas con amor y perdón constantes;  

tú no dominas ni esclavizas, sino promueves la libertad;

tú, como Hijo del Padre, te has hecho hermano de todos.

Contigo celebramos tu memoria:

Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos,

formamos un solo cuerpo,

pues todos comemos del mismo pan”.

rezamos con sinceridad tu “Padrenuestro”;

sentimos tu Espíritu de hijos y hermanos;

nos “recostamos” libremente a la mesa de la igualdad;

a todos nos llamas “amigos y hermanos”;

nos capacitas con diversos dones para el bien común;

sin superioridad ni rango, nos abres a marginados y excluidos;

nos vinculas más con quien sufre más...

Jesús, bebida y comida comunitarias:

que esta comunión sea “consciente, activa, fructuosa” (SC 11);

que libremente nos aceptemos, sin venganza ni rencor;

que tu evangelio sea norma fundamental de nuestra vida;

que nos escuchemos y cada uno aporte

su salmo, su enseñanza, su revelación,

su interpretación...” (1Cor 14,26);

que no quitemos la palabra a nadie;

que no volvamos a “que las mujeres callen en las asambleas,

pues no les está permitido hablar;

más bien, que se sometan, como dice incluso la ley” (1Cor 14, 34).

(un glosista añadió estas palabras impropias de Pablo y de Jesús).

que aportemos frutos de libertad, de vida, de paz, de amor .

Preces de los Fieles (Corpus Christi 11.06.2023)

Cada vez que nos reunimos para celebrar la memoria de Jesús, reavivamos la comunión con su vida resucitada. Pidamos vivir su amor, diciendo: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´” (S. Juan de la Cruz, Cántico Espiritual B canción 15).

Por la Iglesia:

- que, como a Jesús, se le remuevan las entrañas ante los necesitados;

- que “no imponga más cargas que las necesarias” (He 15,28.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Por las intenciones del Papa (junio 2023):

- que “la comunidad internacional elimine la tortura”;

- que “se garantice el apoyo a las víctimas y a sus familias”.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Por nuestras celebraciones:

- que el protagonista sea el Espíritu que ora en nosotros;

- que nos ayuden a aceptarnos, a perdonarnos, a escucharnos.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Por el mundo del trabajo:

- que el Espíritu de Jesús ilumine nuestro trabajo honrado;

- que todos “pensemos, trabajemos y vivamos como Jesús”.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Por los enfermos, parados, refugiados...:

- que la eucaristía nos acerque a más débiles;

- que el amor de Jesús sea nuestra guía en atención y cuidado.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Por esta celebración:

- que nos dé a sentir el Espíritu de Jesús, que consuela y anima;

- que nos hermane y mueva a vivir como Jesús.

Roguemos al Señor: “que la eucaristía sea `cena que recrea y enamora´”.

Ayúdanos, Señor, a hacer de la eucaristía un encuentro contigo y con los hermanos, una mesa compartida, una “recreación” de tu sentir y pensar, un “enamoramiento” de tu misión. Te lo pedimos a ti, Jesús resucitado, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

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