Domingo 28º TO B 2ª lect. (14.10.2018): Jesús es Vida, Libertad, Amor
Comentario: “La Palabra de Dios es viva y eficaz” (Heb 4, 12-13)
Jesús es digno de confianza
Los dos versículos están enmarcados en la reflexión sobre Cristo, sumo sacerdote, digno de fe y misericordioso (3,1-5,10). Expresan la confianza que merece Jesús, “digno de fe” (3,1-4-14). La afirmación inicial de la carta -”en estos días finales nos habló en un Hijo” (1, 2)-, continúa en 3,1-2: “fijaos en el apóstol y sumo sacerdote de nuestra religión, Jesús, que es de confianza para quien lo estableció...”. Supera a Moisés, mayordomo de la casa de Dios. Cristo es más digno por ser Hijo al frente de la casa de Dios – “su casa somos nosotros” (3, 6)-. Anima a “no tener un corazón dañado de incredulidad que lleve a apostatar de Dios vivo” (3, 12). Repite: “si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestro corazón -Sal 95,7ss-” (3,7-11; 4,7). Jesús trae “hoy - en estos días finales-” la palabra de Dios. “Seamos diligentes” –escuchándole- “para que entremos en el descanso de Dios” -tierra prometida, realización plena, salvación- (4,11).
Jesús es Palabra “viva y eficaz”
La Palabra divina no es capricho u ocurrencia que viene a complicarnos la vida. “La palabra de Dios es viva (`zôn´) y eficaz ( `energués´)...” (v. 12a). Ella “contenía vida y la vida era la luz del hombre, ella nos ha hecho existir...” (Jn 1, 1-18). “Jesús es ayer y hoy el mismo, y lo será eternamente” (Heb 13,8). Es “eficaz” o “enérgico”: “actúa eficazmente (`energueitai´) en vosotros, los creyentes” (1Tes 2, 13). Realiza verdad en el ser humano. No es letra muerta o hueca palabrería, culto vacío o espectáculo de consumo. Es Amor vivo que nos habita y no nos “deja” pasar del hombre herido, esclavo de las leyes o ninguneado por sus hermanos.. Es Amor que nos dice “levántate y vete hacia el sur..., acércate y pégate a ese carruaje” (He 8, 26.30). Quien se encuentra con Jesús vivo, se siente conmovido y promovido por su Amor real.
Este Amor es Palabra que habla en lo profundo
Palabra “más aguda que (`toda´) espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos del corazón” (v. 12b). “Y no hay criatura alguna que esté oculta ante ella, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta” (v. 13). Así lo siente la persona que tiene esta Palabra en el corazón. “Palabra de Dios”, “Amor” y “Espíritu de Jesús” son lo mismo. Es “la gracia en que estamos” (Rm 5, 2), si creemos de verdad en Jesús. Desde este Amor se “juzgan los sentimientos y los pensamientos del corazón”. Amar como el Padre, Jesús y su Espíritu, supone sinceridad, transparencia total, actividad. Eso lo sabe quien ama de verdad: un padre, una madre, un enamorado, un amigo... Desde esta Palabra de Amor, que es Jesús de Nazaret, hemos de contemplar y juzgar nuestra vida.
Oración: “La Palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebr 4,12-13)
Jesús, “Palabra viva y eficaz” de Dios:
“nos fijamos en ti, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra religión,
que eres de confianza para quien te estableció”, el Padre (Heb 3, 1-2).
En tus palabras y en tu vida, hemos escuchado la voz de Dios;
tu Espíritu de amor empapa, “unge”, tu vida entera (Lc 4, 18);
tu Amor es la “buena noticia” para los pobres, los marginados, los enfermos...;
tu Amor, amor de Padre-Madre, nos quiere a todos libres e iguales;
tu Amor cura a los ciegos de egoísmo y odio, resentimiento o venganza;
tu Amor ha logrado que “su casa seamos nosotros” (Heb 3,6);
tu Amor “está a la puerta llamando” (Apoc 3,20);
tu Amor se alegra con nuestra vuelta al Amor (Lc 15, 11-32).
Desde la casa del Amor, nos damos cuenta de que:
“La Palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos;
penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula;
es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamiento;
no hay criatura alguna que esté oculta ante ella;
todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta” (Heb 3, 1-2).
Desde el Amor reconocemos tu Amor activo:
como pastor que busca la oveja perdida, la carga sobre los hombros...;
como mujer que enciende la luz, barre la casa y busca activamente la moneda valiosa;
como padre-madre que abraza incondicional al hijo que vuelve (Lc 15);
“mi Padre hasta el presente sigue trabajando, y yo también trabajo”;
“vuestro Padre del cielo hace salir el sol... y manda la lluvia sobre justos e injustos”;
“él es bondadoso con los desagradecidos y malvados” (Jn 5, 17; Mt 5,45; Lc 6,35).
Desde el Amor nos invitas a vivir, a actuar como tú:
“quien escucha mis palabras y las pone por obra,
se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca" (Mt 7, 24; Lc 6, 47s);
"lavaos los pies unos a otros, igual que yo he hecho con vosotros" (Jn 13, 14).
“hijos, no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad” (1Jn 3,18);
“la fe sin obras es un cadáver” (Sant 2, 17) ;
“como cristianos... lo que vale es una fe que actúa por amor” (Gál 4, 6).
Contemplando tu vida, Jesús de todos, hemos aprendido:
que tú eres “Palabra viva y eficaz” de Dios;
que “tu religión” busca el amor y la libertad;
que puede haber “otra religión” que humilla, esclaviza y hasta tortura;
que esa “religión” es una interpretación equivocada del Misterio creador;
que tú fuiste víctima hasta la muerte de esa religión inhumana;
Queremos, Jesús de todos, que tu Palabra, tu Amor, tu Espíritu:
vivan en nosotros de forma habitual;
penetren los entresijos más profundos de nuestra persona;
valoren nuestros deseos, imaginaciones, actuaciones...;
nos activen contra la apariencia, el afán de dominio, el acaparamiento egoísta...;
nos conduzcan por caminos de amor generoso;
nos capaciten para eliminar obstáculos que impiden vivir tu Evangelio,
nos hagan creadores de estructuras y leyes nuevas, acordes con tu Amor.
Rufo González
Jaén, octubre 2018
Jesús es digno de confianza
Los dos versículos están enmarcados en la reflexión sobre Cristo, sumo sacerdote, digno de fe y misericordioso (3,1-5,10). Expresan la confianza que merece Jesús, “digno de fe” (3,1-4-14). La afirmación inicial de la carta -”en estos días finales nos habló en un Hijo” (1, 2)-, continúa en 3,1-2: “fijaos en el apóstol y sumo sacerdote de nuestra religión, Jesús, que es de confianza para quien lo estableció...”. Supera a Moisés, mayordomo de la casa de Dios. Cristo es más digno por ser Hijo al frente de la casa de Dios – “su casa somos nosotros” (3, 6)-. Anima a “no tener un corazón dañado de incredulidad que lleve a apostatar de Dios vivo” (3, 12). Repite: “si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestro corazón -Sal 95,7ss-” (3,7-11; 4,7). Jesús trae “hoy - en estos días finales-” la palabra de Dios. “Seamos diligentes” –escuchándole- “para que entremos en el descanso de Dios” -tierra prometida, realización plena, salvación- (4,11).
Jesús es Palabra “viva y eficaz”
La Palabra divina no es capricho u ocurrencia que viene a complicarnos la vida. “La palabra de Dios es viva (`zôn´) y eficaz ( `energués´)...” (v. 12a). Ella “contenía vida y la vida era la luz del hombre, ella nos ha hecho existir...” (Jn 1, 1-18). “Jesús es ayer y hoy el mismo, y lo será eternamente” (Heb 13,8). Es “eficaz” o “enérgico”: “actúa eficazmente (`energueitai´) en vosotros, los creyentes” (1Tes 2, 13). Realiza verdad en el ser humano. No es letra muerta o hueca palabrería, culto vacío o espectáculo de consumo. Es Amor vivo que nos habita y no nos “deja” pasar del hombre herido, esclavo de las leyes o ninguneado por sus hermanos.. Es Amor que nos dice “levántate y vete hacia el sur..., acércate y pégate a ese carruaje” (He 8, 26.30). Quien se encuentra con Jesús vivo, se siente conmovido y promovido por su Amor real.
Este Amor es Palabra que habla en lo profundo
Palabra “más aguda que (`toda´) espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos del corazón” (v. 12b). “Y no hay criatura alguna que esté oculta ante ella, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta” (v. 13). Así lo siente la persona que tiene esta Palabra en el corazón. “Palabra de Dios”, “Amor” y “Espíritu de Jesús” son lo mismo. Es “la gracia en que estamos” (Rm 5, 2), si creemos de verdad en Jesús. Desde este Amor se “juzgan los sentimientos y los pensamientos del corazón”. Amar como el Padre, Jesús y su Espíritu, supone sinceridad, transparencia total, actividad. Eso lo sabe quien ama de verdad: un padre, una madre, un enamorado, un amigo... Desde esta Palabra de Amor, que es Jesús de Nazaret, hemos de contemplar y juzgar nuestra vida.
Oración: “La Palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebr 4,12-13)
Jesús, “Palabra viva y eficaz” de Dios:
“nos fijamos en ti, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra religión,
que eres de confianza para quien te estableció”, el Padre (Heb 3, 1-2).
En tus palabras y en tu vida, hemos escuchado la voz de Dios;
tu Espíritu de amor empapa, “unge”, tu vida entera (Lc 4, 18);
tu Amor es la “buena noticia” para los pobres, los marginados, los enfermos...;
tu Amor, amor de Padre-Madre, nos quiere a todos libres e iguales;
tu Amor cura a los ciegos de egoísmo y odio, resentimiento o venganza;
tu Amor ha logrado que “su casa seamos nosotros” (Heb 3,6);
tu Amor “está a la puerta llamando” (Apoc 3,20);
tu Amor se alegra con nuestra vuelta al Amor (Lc 15, 11-32).
Desde la casa del Amor, nos damos cuenta de que:
“La Palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos;
penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula;
es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamiento;
no hay criatura alguna que esté oculta ante ella;
todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta” (Heb 3, 1-2).
Desde el Amor reconocemos tu Amor activo:
como pastor que busca la oveja perdida, la carga sobre los hombros...;
como mujer que enciende la luz, barre la casa y busca activamente la moneda valiosa;
como padre-madre que abraza incondicional al hijo que vuelve (Lc 15);
“mi Padre hasta el presente sigue trabajando, y yo también trabajo”;
“vuestro Padre del cielo hace salir el sol... y manda la lluvia sobre justos e injustos”;
“él es bondadoso con los desagradecidos y malvados” (Jn 5, 17; Mt 5,45; Lc 6,35).
Desde el Amor nos invitas a vivir, a actuar como tú:
“quien escucha mis palabras y las pone por obra,
se parece al hombre sensato que edificó su casa sobre roca" (Mt 7, 24; Lc 6, 47s);
"lavaos los pies unos a otros, igual que yo he hecho con vosotros" (Jn 13, 14).
“hijos, no amemos con palabras y de boquilla, sino con obras y de verdad” (1Jn 3,18);
“la fe sin obras es un cadáver” (Sant 2, 17) ;
“como cristianos... lo que vale es una fe que actúa por amor” (Gál 4, 6).
Contemplando tu vida, Jesús de todos, hemos aprendido:
que tú eres “Palabra viva y eficaz” de Dios;
que “tu religión” busca el amor y la libertad;
que puede haber “otra religión” que humilla, esclaviza y hasta tortura;
que esa “religión” es una interpretación equivocada del Misterio creador;
que tú fuiste víctima hasta la muerte de esa religión inhumana;
Queremos, Jesús de todos, que tu Palabra, tu Amor, tu Espíritu:
vivan en nosotros de forma habitual;
penetren los entresijos más profundos de nuestra persona;
valoren nuestros deseos, imaginaciones, actuaciones...;
nos activen contra la apariencia, el afán de dominio, el acaparamiento egoísta...;
nos conduzcan por caminos de amor generoso;
nos capaciten para eliminar obstáculos que impiden vivir tu Evangelio,
nos hagan creadores de estructuras y leyes nuevas, acordes con tu Amor.
Rufo González
Jaén, octubre 2018