Fe en tiempo de coronavirus El origen del coronavirus no es una cuestión evangélica

Análisis de laboratorio
Análisis de laboratorio Edward Jenner

Desde el Área de sensiblización y espiritualidad de la Comisión Diocesana de Ecología Integral de Madrid, se hace una reflexión sobre como la ausencia de ciencia ha dado paso a la desinformación y diversas teorias sobre su procedencia.

Hace tiempo ya la comunidad científica había advertido de la posibilidad de pandemias de origen natural, indicando incluso, las zonas geográficas más probables, donde se podrían iniciar estas pandemias (Jones et al., 2008).  Por su parte, Keesing y colaboradores (2010) habían relacionado la pérdida de diversidad con la prevalencia de enfermedades infecciosas.  Recientemente, Gibb y colaboradores (2020) han estudiado cómo se transforman las poblaciones de especies anfitrionas zoonóticas (huéspedes intermediarios de patógenos o parásitos que atacan a los humanos) a medida que los paisajes cambian de la vegetación natural, a los ecosistemas agropecuarios o núcleos urbanos. Los resultados indican una pérdida de diversidad en los ecosistemas modificados, pero con un beneficio aparente para estas especies zoonóticas. Estos mensajes de la “ciencia preventiva” o no salieron del entorno científico o no se les dio credibilidad. Es posible, que parte del problema, sean los investigadores, que se quedan tranquilos publicando en revistas de investigación de alto impacto sin considerar que sus conclusiones, casi nunca llegan a los agentes sociales y políticos responsables. Cuando una de estas pandemias se hizo presente, la ausencia de ciencia dio paso a la desinformación, que se convirtió en el caldo de cultivo para la rumorología y el desconcierto.

En dos ocasiones ya, he oído sentenciar desde los púlpitos, mientras el ministro hacía su prédica, que el coronavirus era “un arma biológica, generada como resultado de la manipulación genética” y, por tanto, de origen antrópico. Sin embargo, la Ciencia insiste que esta enfermedad es, muy probablemente, una zoonosis, es decir, una enfermedad que tiene su origen en animales y que, por diferentes motivos, el agente causal, ha sido capaz de saltar a un nuevo huésped, por desgracia humano. Diversos son los factores de riesgo para que esto ocurra, por ejemplo, las frecuentes interacciones entre humanos y animales salvajes y los bajos niveles de bioseguridad ambiental en las comunidades locales (Li et al., 2020).  Las evidencias científicas apuntan a la mutación y la recombinación entre un coronavirus de murciélago y un intermediario desconocido (Rastogi et al., 2020) como el origen más plausible. Así, Andersen y colaboradores (2020) barajan dos escenarios naturales posibles: origen animal donde las mutaciones y recombinaciones ocurrieron antes de infectar al hombre o después de infectarlo. Un tercer escenario sería aquel en el que las mutaciones se desarrollaron en células de cultivo en el laboratorio (intervención humana). Aunque los autores no pueden descartar esta última opción, sin duda, los estudios genéticos muestran como más probable cualquier de los dos posibles orígenes naturales. Determinar si las mutaciones fueron antes o después de la infección en humanos es fundamental. En la primera opción podremos encontrar el virus en animales salvajes y confirmar su origen, algo que podrá ayudarnos a prevenir posibles reinfecciones. Si las mutaciones ocurrieron después, cuando ya el virus estaba instalado en humanos, nunca sabremos su origen con certeza (Mallapaty, 2020). Otras posturas científicas son, incluso, más tajantes frente al origen del virus, aseverando que, si el virus hubiera sido creado por humanos, eso se mostraría en su genoma (Burki 2020).

De los 792 trabajos publicados hasta el momento en revistas de investigación rigurosas, ninguna ofrece pruebas de que el virus haya sido creado, parcial o totalmente, por el hombre. El escenario de la manipulación humana solo ha encontrado cobijo en narrativas propias de las redes sociales. Mejova y Kalime (2020) han publicado un interesante estudio sobre la nueva biblioteca de anuncios de Facebook, descubriendo como anunciantes de los sectores de la salud, organizaciones sin fines de lucro y medios de comunicación incorporan el coronavirus en sus mensajes y su agenda. El virus es utilizado en ataques políticos, solicitudes de donaciones, promoción comercial, asesoramiento bursátil y campañas para los derechos de los animales. En medio de esta maraña, los autores detectan varios casos de posible desinformación, que van desde teorías de conspiración de armas biológicas hasta afirmaciones no verificables de políticos. Haciendo una búsqueda exhaustiva de este tema, encontré como los terroristas podrían eventualmente aprovechar el escenario pandémico que vivimos pero que, en absoluto demuestra el origen terrorista de este virus (Ackerman y Peterson 2020). Solo he encontrado una carta de opinión en una revista “científica”, que comienza el artículo tal como lo termina, es decir preguntándose si el coronavirus es un arma biológica (Dehghani y Masoumi 2020).  Sin embargo, lo que sí se sabe es que estas afirmaciones no demostradas, generan una alta ansiedad en la población, especialmente con bajos recursos (Torun y Torun 2020). Una forma, innecesaria de generar más miedo e incertidumbre, ¡cómo si no tuviéramos suficiente!

La Iglesia nos recuerda, en medio de esta crisis sanitaria, lo contraproducente que el miedo y la desinformación pueden llegar a ser (Reyes, 2020) y aunque es evidente que en esta crisis sanitaria la gobernanza, los economistas, la educación, los movimientos sociales y las iglesias son partes implicadas en la recuperación, cada uno tiene que ocupar su puesto sin interferir, sino mas bien apoyar a los otros en su misión. El ambón es un lugar sagrado donde, en medio de la tribulación, poder hacer experiencia de Jesús, que sale a tu encuentro, te saluda y te dice: “Alégrate” (Francisco 2020). No es un lugar donde alimentar teorías conspiratorias, miedo e incertidumbre. En materia científica son los investigadores los que deben sentar catedra porque disponen de un conocimiento contrastado según el método científico. No son opiniones lo que nos presentan sino evidencias. Seamos coherentes con las recomendaciones del Magisterio de la Iglesia Católica en materia científica ambiental: Debido a la cantidad y variedad de elementos a tener en cuenta, a la hora de determinar el impacto ambiental de un emprendimiento concreto, se vuelve indispensable dar a los investigadores un lugar preponderante y facilitar su interacción, con amplia libertad académica (Francisco, 2015). Sentencia que podemos aplicar a cualquier rama del conocimiento científico. Dejemos pues que los científicos hagan su trabajo. No desperdiciemos el tiempo que debería ser utilizado en proclamar la buena noticia, en difundir teorías pseudocientíficas sin fundamento, improbables y desconcertantes.

Referencias

Burki T. (2020) The origin of SARS-CoV-2. Lancet Infect Dis 20: 1018-1019.

Francisco, Papa (2015). Laudato si'. Edizioni piemme.

Francisco, Papa (2020). Un plan para resucitar. Vida Nueva 24: 7-8.

Gibb, R., et al., (2020). Zoonotic host diversity increases in human-dominated ecosystems. Nature 584: 398-402.

Jones, K. et al. (2008).  Global trends in emerging infectious diseases. Nature 451: 990-993.

Keesing, F. et al., (2010). Impacts of biodiversity on the emergence and transmission of infectious diseases. Nature 468: 647-652.

Li, H-Y et al. (2020). A qualitative study of zoonotic risk factors among rural communities in southern China. Int Health 12.2: 77-85.

Mallapaty, S. (2020). Animal source of the coronavirus continues to elude scientists. Nature.

Mejova, Y. and Kyriaki K. (2020). COVID-19 on Facebook Ads: Competing Agendas around a Public Health Crisis. Proceedings of the 3rd ACM SIGCAS Conference on Computing and Sustainable Societies.

Rastogi, Y.R. et al., (2020). The novel coronavirus 2019-nCoV: Its evolution and transmission into humans causing global COVID-19 pandemic. IJEST: 1.

Torun, F. and Sebahat D.T. The psychological impact of the COVID-19 pandemic on medical students in Turkey. PaK J Med Sci 36.6.

Reyes, P. (2020). Puso su casa entre nosotros. No hay lugar para el miedo. Vatican News. https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2020-05/teologia-pedro-reyes-puso-su-casa-entre-nosotros-crisis-covid19.html

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