Hablemos de Felipe II.

Vamos a evaluar a un rey del que muchos solo saben hablar bien, pero del que no se suelen hablar algunas de sus faltas, y este es Felipe II de España. Empezaremos por las leves, sus amantes.

Si vamos a hablar de amantes podemos hablar de muchos de los rumores sobre sus respectivas amantes. Como hijos suyos no tiene reconocidos ninguno pues a tomarlo como un ejemplo de castidad. Todos los rumores de su época apuntan a la princesa de Eboli, a la que llamaba el rey como “la hembra”. Entre otros desde la propia leyenda negra, levantada por Antonio Pérez, del cual es mejor no fiarse mucho. Si Felipe II no se acostaba con la princesa de Eboli entonces se puede decir que Antonio Pérez era fidelísimo a su esposa. Que Felipe II tuvo amantes está demostrado, hijos no reconoció a ninguno, aunque las amantes más conocidas fueron debidamente casadas. Así se afirma en el libro de José Antonio Vaca de Osma (académico de historia) “Carlos I y Felipe II frente a frente”, en el que se asegura que el Duque de Pastrana (hijo de la princesa de Eboli) es hijo de Felipe II. Y que Felipe II tuvo además otro hijo con Catalina Laínez, y otro con Eufrasia de Guzmán a la que casó después con el príncipe de Ascoli (el supuesto hijo de Felipe II heredó), y amores con Doña Elena Zapata (de la que no consta ninguno). E incluso se rumoreó una boda secreta con Isabel de Osorio, hermana del duque de Astorga. En Inglaterra, al tiempo que hacía su “cruzada” con Maria Tudor (como el llamaba a su enlace nupcial) se destaca como amantes suyas a Catalina Leney y Magdalena Dacre, también destaca de un bastonazo recibido por Felipe por parte de la hermosa vizcondesa de Montague, al parecer por sorprenderla en un aseo. En Inglaterra se especuló incluso con relaciones de este con una panadera. El embajador veneciano Badoaro en Inglaterra describe a Felipe II así:

“Abusa de ciertos manjares y sobre todo de dulces y pastas. Es incontinente con las mujeres".


También destaca que a Felipe II pudo estar encaprichado con la mismísima Isabel I, y ella al parecer igual, pero que por cuestiones evidentes y en vida de Maria Tudor, la relación era imposible, y tiempo después, falleciendo la reina, se enemistaron.

Es bien sabido que Carlos V se preocupó muchísimo por el matrimonio de su hijo con Maria Manuela de Portugal, hasta el punto de aconsejar que no se permitiese que su hijo se acostase tan continuo y seguido con su mujer. Aunque según se dice, que tras un problema de Sarna del príncipe, este comenzó a frecuentar menos a su esposa y llegaron noticias a Carlos V y a la reina de Portugal Catalina (madre de Maria Manuela) la cual llegó a aconsejar a su hija adelgazar para gustarle mejor al principe. En cierta ocasión esta le aconsejó ante las salidas nocturnas del principe:

"Pon todos tus sentidos en el propósito de no dar a tu marido una impresión de celos porque ello significaría el final de vuestra paz y contento"


Se casó con la joven Isabel de Valois contando esta apenas 13 años de edad, aunque esta fue boda por poderes. El rey no consumó su matrimonio hasta la primera menstruación de Isabel, y no por capricho propio. Se decía de ella que era tan niña que se casó cuando ella aun jugaba a las tabas y las muñecas. Cuando el rey por fin la desposó, Isabel sufría lo suyo y así llegaron cartas a Francia:

"La constitución del Rey causa grandes dolores a la Reina que necesita mucho valor para evitarlo ...".


Al poco de casarse, la reina se puso enferma y se sospechó por las erupciones que hubiese contraído la sífilis, ya que el propio rey Felipe II tenía tal fama ganada que durante gran parte de su vida, y por su aspecto, se le tomó por tal. El caso es que finalmente se supo que lo de la reina no era sífilis sino la viruela.

Y con Felipe ya seguiré otro dia...
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