El discurso del Papa León XIV a los Movimientos Populares 2025 es un manifiesto social y pastoral que actualiza, con lenguaje del siglo XXI, la tradición inaugurada por Rerum Novarum León XIV y los movimientos populares: cuando el amor se organiza
Leyendo detenidamente ambos documentos, tanto el discurso del Papa como la declaración final del encuentro tienen tres claves comunes: La fe cristiana tiene consecuencias sociales; el amor debe hacerse organización y alianza; y la Iglesia y los pueblos deben caminar juntos frente a la exclusión
El discurso del papa León XIV ante los movimientos populares y la declaración final del encuentro —Organizar la esperanza con una alianza frente a la exclusión (Roma, 22-24 octubre 2025)— constituyen un todo porque la Iglesia y los pueblos organizados hablan el mismo idioma, el lenguaje de la esperanza.
Porque mientras el Papa ofrece una reflexión profundamente teológica y pastoral; los movimientos populares, en cambio, aportan la respuesta social y política para el mundo de hoy. Juntos expresan una clave central del pontificado del Papa, elegido en mayo pasado: el amor, si no se organiza, muere.
“La tierra, la casa y el trabajo son derechos sagrados; vale la pena luchar por ellos”, dijo el Papa, rescatando el lenguaje de Rerum Novarum y devolviendo al debate social su dimensión ética. Denunció la “globalización de la impotencia” y propuso “una cultura de la reconciliación y del compromiso” basada en la solidaridad organizada.
A los delegados les recordó: “Ustedes son poetas sociales, porque crean esperanza donde otros ven descarte”. Con ello reconoció que los movimientos populares no son objeto de asistencia, sino sujetos activos del cambio.
La declaración final del encuentro asumió esa inspiración y la llevó al terreno práctico. Señala: “La humanidad vive una encrucijada civilizatoria; queremos organizar la esperanza con una alianza frente a la exclusión”. El texto identifica tres desafíos comunes —la desigualdad, el autoritarismo y la crisis ecológica— y convoca a una alianza global por la vida, centrada en el trabajo digno, la soberanía alimentaria y el cuidado del planeta. Es decir, en la práctica, es una traducción política de lo que el Papa llamó la organización del amor social.
Desde América Latina, este diálogo adquiere un sentido particular. El continente sigue siendo laboratorio de desigualdad y esperanza, pero también la fuente de una teología que une fe y vida, fe y política, y fe y justicia, en definitiva.
Además, no deja de ser simbólico que las palabras del papa León XIV y el V Encuentro Mundial de Movimientos Populares se hayan realizado en la misma semana en que tuvo lugar el Congreso Internacional “Gustavo Gutiérrez: la fe que hace justicia”, celebrado en Lima (Perú) y organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, el Instituto Bartolomé de las Casas y la red Amerindia. Doscientas personas de diferentes países asistieron al evento.
Allí se reafirmó que la teología latinoamericana no es solo pensamiento, sino práctica liberadora. León XIV recoge ese legado y lo proyecta a escala global: una Iglesia que aprende del pueblo y una fe que se convierte en estructura solidaria.
Leyendo detenidamente ambos documentos, tanto el discurso del Papa como la declaración final del encuentro tienen tres claves comunes: La fe cristiana tiene consecuencias sociales; el amor debe hacerse organización y alianza; y la Iglesia y los pueblos deben caminar juntos frente a la exclusión.
El Papa dijo: “Los movimientos populares llenan el vacío nacido de la falta de amor con el milagro de la solidaridad”, en una formulación que no solo renueva la Doctrina Social de la Iglesia, sino que confirma que la esperanza del mundo depende de que el amor, efectivamente, se organice. Si no, muere.
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- El dicurso completo del Papa León XIV se puede leer aquí
- Y la Declaración Final del V Encuentro Mundial de Movimentos Populares se puede leer aquí.