La pregunta ante el silencio: ¿Qué es la verdad? Sábado Santo: LLegaron de noche...

 Para contemplar el sábado santo, en el silencio de la espera ante la muerte del inocente matirizado en su inocencia de vida  y de amor. De noche llegaron la mentira y la injusticia, la traicion contra los sencillos y los débiles, contra la verdad  y la justicia, pero la noche no pudo con ellas ni con ellos, los sencillos aman la verdad, la protegen, la quieren, la buscan... y cuando la encuentran no la dejan. Esos sencillos son los que siguen testimoniando la resurrección de los mártires y la fuerza de la verdad y de la bondad. Esos sencillos y humildes son la iglesia viva y esperanzada, aunque sea de noche.

¿Y qué es la verdad? Se rompió en la noche

(Llegaron de noche)

Peli

Recuerdo en estos días, ante las noticias de la guerra y la postura de Rusia con respecto a la información, una afirmación de un profesor de filosofía, de moral, no muy imparcial, que nos decía en clase con el tema de la verdad que, en el contexto comunista marxista, “la verdad es lo que conviene”, era su interpretación de la lectura crítica de la historia. Desde Pilatos hace eco en el corazón de la humanidad, con perspectiva cristiana, la pregunta por la verdad ante Jesús. El propio Cristo se entendía a sí mismo como verdad. La teoría filosófica sobre la verdad es muy amplia y recorre toda la historia de los pensadores, la religión también se ha ocupado de ella y ha querido ser protectora de la misma. Pero hoy lo que quiero traer a colación es una película que recientemente me ha marcado interiormente y que aconsejo su visión a todos.

En mi reflexión sobre la verdad, tras ver la película “llegaron de noche” me rondan pensamientos e inquietudes internas, interpelaciones desde el hecho victimario de los mártires de la UCA en el salvador, aquellos cuatro jesuitas - Ellacuría entre ellos-  la cocinera y su hija joven. La película reconstruye de un modo magistral, eso me parece a mí, la cuestión central de aquel acontecimiento tan significativo. Plantea toda   la obra desde la cuestión fundamental de la verdad unida a la justicia, como si partiera del aserto de que no hay verdad sin justicia y no hay justicia sin verdad. Es fundamental, en este caso, la búsqueda viva y ardiente de la verdad y su defensa, no tanto para encontrar culpables como para esclarecer el verdadero sentido de la vida, de la justicia, que se halla de modo único en la verdad y en el amor de lo digno y lo humano.

Peli

La primera cuestión planteada es la dificultad de la vivencia de la verdad en un contexto de injusticia que genera mentiras defensivas frente a los sufrientes inocentes de la historia. La realidad marco de la situación es el sufrimiento constante de los pobres y los sencillos, del pueblo verdadero, metidos en una barbarie de violencia que les impide vivir en paz y serenidad. En medio de esa realidad hay quién apuesta por la verdad de lo humano y de la vida, por la defensa de los pequeños y por la proclamación de la dignidad de todo ser humano que está llamado a participar y poder decidir sobre su futuro.

La segunda cuestión es el saber y el conocimiento de los ciudadanos como arma de la justicia y de la paz auténtica, la formación del pueblo para serlo de verdad. Ahí se plantea un sentido de la universidad para ser “universidad de la verdad”. El propio Ellacuría defendía un sentido de la Universidad que fuera de conocimiento tan riguroso como crítico, que no cayera en visiones extremadas e interesadas ideológicamente. Para él la UCA en el salvador, sin dejar de ser universal habría de ser la más experta en el conocimiento de la propia realidad de su pueblo y ser consciente de que  “la realidad nacional y del pueblo salvadoreño  no sólo se presentan en términos de injusticia establecida y de violencia estructural, ni sólo en términos de dependencia internacional, sino como sociedad dividida, en que las partes tienen intereses contrapuestos, pues la minoría dominante no puede ‘identificar’ los suyos con los de las mayorías oprimidas, pues en su inmediatez contrapuesta son contrarios, activamente contrarios. Esto no significa necesariamente que no puedan encontrarse entre ambas partes intereses ‘materialmente’ comunes, ‘coyunturalmente’ comunes, pero sí marca una distinción fundamental, respecto de la cual hay que tomar partido”. Y, obviamente, desde una visión humana y cristiana, desde la verdad, el partido a tomar no es otro que el de las mayorías estructuralmente oprimidas, fácilmente identificables en El Salvador de los años setenta y ochenta –lo podíamos traer al hoy que estamos viviendo nosotros-. Esa universidad estaba configurada por personalidades que realmente estaban dispuestas a vivir desde la verdad de la ciencia, el análisis crítico de la historia,  y el ser universitario, aunque ello supusiera persecución. Nunca defendiendo la verdad desde perspectivas violentas, sino solo con la fuerza del saber al servicio de la justicia y de la dignidad humana. Pensadores con esta fuerza interior y con este fundamento tan libre, seres de la verdad, se consideraban un peligro para los que asentaban su poder sobre la injusticia y la conveniencia. La riqueza falsa fundamentada en el sufrimiento verdadero y cruel de los más sencillo y pobres, que vivían además en el miedo y la inseguridad.

La verdad de la mujer, como verdad del pueblo concienciado, se representa de una manera excelente en el papel de la protagonista. Ella es la voz y el espíritu de una verdad desnuda y auténtica frente a un poder corrupto y asesino. La voz de Carmen, la limpiadora que casualmente se convierte en testimonio de sentido y de verdad en medio de la masacre, como la buena mujer en la pasión de Cristo enjugando su rostro como testimonio en el sentir de la religiosidad popular, o la que sigue buscando a Cristo tras su muerte porque se ve desamparada y rota como María la de Magdala. No podían entender que ajusticiaran al inocente lleno de amor y bondad por nada, tan injustamente.

muerte

Impresiona la fuerza de la verdad frente a estructuras de la mentira poderosa y rica. Lo insoportable de la verdad de los más sencillos que se hacen grito frente a la mentira, aunque les cueste el sufrimiento propio y de los suyos. Una mujer que ha de vivir de otra manera porque se mantiene en la verdad junto a su familia. Una compañía de Jesús que se pone junto a esta mujer, desde el respeto total a su libertad, para servirle y facilitarle la verdad que ama, para que luzca y se pueda poner encima del celemín y alumbre a todos los de la casa, con un testimonio que se hará imborrable para los siglos, aunque tarde decenios en poder decirse.

La mujer está seducida por la verdad, la misma que ha descubierto en los que murieron que no merecían morir, porque en ellos verdad y bondad se identificaban. Ella no podía entender que se matara la bondad para silenciar la verdad, que se quisiera coronar la mentira como el lugar de la paz y del silencio. Nadie podremos entender con la lógica de lo humano que se matara la verdad de Cristo para contentar a la mentira, eso le pasa a esta mujer tan sencilla como verdadera, que se convierte en el ojo de la mirada verdadera de la historia y del acontecimiento. La mirada en el sentir repetitivo de un padrenuestro verdadero y radical.

Qué oportuna la película, que buena factura, y qué mensaje tan apropiado para el momento humano, social, político, económico y religioso que estamos viviendo. Yo me lo tomo como meditación cuaresmal que me abre a la semana de pasión, intentaré vivir la tensión espiritual de este triduo pascual en la perspectiva de esa pregunta transversal: ¿Y qué es la verdad? Quiero ser seducido por ella y dejarme conducir por sus caminos, aunque sea de noche, ya llegará el alba de la verdad viva y resucitada. Una película de verdad, verdadera.

José Moreno Losada. Sacerdote.

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