Puntos para meditar la sinodalidad Dios siempre es "re-"

Conexión con la Fuente
Conexión con la Fuente La salle y Maristas - Tabatinga

Sinodalidad es caminar juntos, uno al costado del otro, mirar en la misma dirección, como estos dos amigos; pero también los codos se rozan, y, por el sendero, nos hacemos daño…

Es la sinodalidad una bella palabra, pero duele; no le sale de fondo una música de violines, sino que exige integrar diferencias, activar la acogida, alzar la comprensión mutua.

Y eso es difícil y trabajoso, cuesta, pasa obligadamente por el perdón.

En el taller-retiro de misioneros, cada día comenzaba con un espacio de silencio que se extendía durante el desayuno y las tareas de limpieza, hasta el comienzo del trabajo a las 8. Para ayudar y conectar con lo que se estaba proponiendo, se daban unos breves puntos a las 6:30. Una de las mañanas me tocó a mí, y esto fue lo que ofrecí, por si sirve.

Puntos para meditar la sinodalidad

Me siento con la espalda recta y me voy relajando haciendo una serie de respiraciones abdominales, profundas, notando cómo el aire me llena por completo. Así me sereno y me centro, considerando “adónde voy y a qué” (Ej 239).

Notando cómo Dios me mira (Ej 75), cruzo la mirada con Él. Miro que me mira con amor y humildad.

La historia es el relato de los discípulos de Emaús: Lc 24, 13-35

1) Las rodillas duelen

  • Cuando nos sentamos en el grupiño, las rodillas que chocan, duelen. Están operadas, desgastadas, fatigadas.
  • La sinodalidad implica tomar en serio la igualdad radical de todos nosotros por el Bautismo, pero hay otra igualdad también constitutiva y esencial: la que nos coloca en la cola de los pecadores, junto a Jesús en su Bautismo.
  • Sinodalidad es caminar juntos, uno al costado del otro, mirar en la misma dirección, como estos dos amigos; pero también los codos se rozan, y, por el sendero, nos hacemos daño…
  • Es la sinodalidad una bella palabra, pero duele; no le sale de fondo una música de violines, sino que exige integrar diferencias, activar la acogida, alzar la comprensión mutua.
  • Y eso es difícil y trabajoso, cuesta, pasa obligadamente por el perdón.

_ Considero lo duro de la ruta, el cansancio y las ganas de renunciar, como estaban haciendo aquellos dos.

2) Siempre podemos reconocer a Jesús en el otro

  • Necesitamos para ello abrir los ojos interiores, y nunca lo logramos plenamente, es un proceso en el claroscuro de la fe.
  • Jesús se les acerca y, a pesar de que no lo identifican, Él lidera.
  • Explica la Palabra, enseña…
  • El big bang de la la sinodalidad es la escucha; la escucha del otro; la escucha de Jesús en el otro.
  • Solo así arde el corazón.

_ Traigo a la memoria rostros y palabras, momentos en los que ahora reconozco que Jesús me hablaba.

3) Pasar de “nosotros y ellos” a solo “nosotros”.

  • El grupo de se había roto… “Nosotros esperábamos”, “unas mujeres de nuestro grupo”…
  • Están decepcionados, desconcertados, y se han separado de sus compañeros; vuelven a casa, el sueño de Jesús ha terminado, “ellos” se quedaron en Jerusalén.
  • Cuando conocemos a Jesús, nos vamos re-conociendo en nuestras heridas, nuestra común vulnerabilidad.
  • Dios siempre es re-: reconstruye, recupera, re-envía (como a Pedro, al que Jesús le confía la misma misión para la que había demostrado que no valía), regala, reúne, reforma, re-nueva… pon más verbos.
  • Para Él, “ahora es siempre todavía”, como dice Machado.
  • Porque Dios es el Dios del futuro: ya no mira lo que hemos hecho, está atento a lo que haremos.

_ Recuerdo, siento y gusto los per-dones (regalos excesivos, inmerecidos) que he recibido de Dios, y me abro con agradecimiento y humildad a mi próximo paso posible en el camino de la sinodalidad.

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