Horizonte, la esperanza

Los informativos de las cadenas de radio y televisión anuncian que el ser humano está destruyendo el planeta al provocar catástrofes con su perversa conducta y guerras por su avaricia insaciable lo que  ha colocado a la humanidad a las puertas de una guerra mundial, se dice. Películas, novelas profetizan y anuncian catástrofes irremediables. El miedo a la pandemia se convierte en la pandemia del miedo y ésta, al no haber hacia donde mirar, en angustia que convierte cada una de las razones del miedo en miedos difusos, en nada concreto a que tener miedo. A medida que crece la desesperación crece también la necesidad de esperanza. La angustia borra el horizonte, la esperanza lo estira; la angustia aísla, convierte la sociedad en una cárcel, la esperanza vincula y mancomuna. Cada uno de los partidos del arco parlamentario se postula como único remedio, pero la esperanza sigue sin llenar el vacío que angustia. ¿Acierta la esperanza votando a partidos nuevos o a los mismos dirigidos por personas diferentes? Lo cierto es que el miedo es un arma eficaz de dominio y que la situación no es halagüeña pero también lo es que la esperanza no muere porque es la vida misma.

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