Revolución catalana, 2
La gran revolución catalana consiste en que los capataces pueden echar de la poltrona a los señoritos; consiste en que los obreros pueden echar del puesto de mando a los patrones. El problema no es que Montilla sea o no charnego, el problema es que no es burgués, no es hijo de ninguna de las grandes familias catalanas que han tenido la sartén por el mango desde siempre.
La cuestión sigue siendo si Montilla se atreverá a remplazar un socialismo de discurso por un socialismo real, la practica de los habitantes del cinturón rojo por las bacanales de la gauche divine. Y aún en el caso de que Montilla esté decidido a aplicar un socialismo real, se podrá seguir preguntando: ¿Hasta qué punto, la dimisión de Maragall es voluntaria o forzada desde Madrid por el pacto Zapatero/Mas? CiU podrá acusar a Zapataero de intervenir en las decisiones estrictamente catalanas y al PSC de dejarse manejar desde Madrid. Mas, una vez en el poder podrá decir a Zapatero: “Váyase a freír espárragos; nosotros no dejamos que Madrid nos manipule”.
La actuación de ERC se puede entender leyendo a Descartes: “La diversidad de opiniones no se debe a que unos sean más razonables que otros sino a que unos y otros, a la hora de pensar, proceden de diferentes maneras y no hablan de lo mismo. Porque no es suficiente con tener capacidad, sino aplicarla con diligencia. Las mentes más lúcidas pueden ser víctimas de los más gra ndes vicios así como ser señores de las mas brillantes virtudes. Los que andan despacio pueden llegar muy lejos si siguen el buen camino, cosa que, normalmente, no hacen los que van muy de prisa” (Descartes, Discurs de la méthode, I). Los de ERC actuaron como niños con zapatos nuevos sin pensar, en ningún momento, que los zapatos eran de cristal.
La cuestión sigue siendo si Montilla se atreverá a remplazar un socialismo de discurso por un socialismo real, la practica de los habitantes del cinturón rojo por las bacanales de la gauche divine. Y aún en el caso de que Montilla esté decidido a aplicar un socialismo real, se podrá seguir preguntando: ¿Hasta qué punto, la dimisión de Maragall es voluntaria o forzada desde Madrid por el pacto Zapatero/Mas? CiU podrá acusar a Zapataero de intervenir en las decisiones estrictamente catalanas y al PSC de dejarse manejar desde Madrid. Mas, una vez en el poder podrá decir a Zapatero: “Váyase a freír espárragos; nosotros no dejamos que Madrid nos manipule”.
La actuación de ERC se puede entender leyendo a Descartes: “La diversidad de opiniones no se debe a que unos sean más razonables que otros sino a que unos y otros, a la hora de pensar, proceden de diferentes maneras y no hablan de lo mismo. Porque no es suficiente con tener capacidad, sino aplicarla con diligencia. Las mentes más lúcidas pueden ser víctimas de los más gra ndes vicios así como ser señores de las mas brillantes virtudes. Los que andan despacio pueden llegar muy lejos si siguen el buen camino, cosa que, normalmente, no hacen los que van muy de prisa” (Descartes, Discurs de la méthode, I). Los de ERC actuaron como niños con zapatos nuevos sin pensar, en ningún momento, que los zapatos eran de cristal.