Sorprendente

Desde un mirador, se ven los pueblos sembrados sobre el valle de Fontercada. Alla abajo, el Eiroá parece un camino negro de alisos, abedules, sauces. Alla arriba, las cimas graníticas del Cebreiro, que dan al paisaje un tono rosado y grisáceo, se dibujan contra el cielo como cuernos, como pájaros, como perros en pelea, acezantes. De trecho en trecho, ramas como troncos gigantescos desgajadas de pinos viejos. Un hilo fino de agua helada brota A Fonte da Cunca, rodeada de castaños, alisos, robles. A un tiro de piedra, O Penedo das Fatigas, como nido de urraca de granito sobre una columna colosal. Un poco más adelante, sobre el precipicio, un bosque de granito de figuras sorprendentes, algunas como velas navegando sobre el Valle do Salas y, sobre la vega, el río, como un cordón de plata, riega las raíces de Meaus y Santiago. Un ave sale de un agujero y une con sus enormes alas extendidas los dos valles. Llovía desde la eternidad pero hoy el sol ha sido generoso.Nos ha regalado rayos de calor y de luz cegadora

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