La religión en Brasil, 2: Las sectas

El informe Rockefeller de los años sesenta dio su fruto. En aquel informe se decía que, en el futuro, uno de los enemigos de EEUU en Latinoamerica sería la Iglesia católica con su teología de la liberación. Con todo, los EEUU no deberían enfrentarse abiertamente a la Iglesia sino tratar de debilitarla fomentando nuevas iglesias que le restaran fieles y, por lo tanto y a la larga, fuerza y poder.
Tan sólo en Natal hay más de 150 iglesias diferentes. El espiritismo es una de las sectas más vitales, con fuerza. Hay espíritas, como ellos llaman a los fieles, que son conocidos y famosos en todo Brasil. Seguramente, el más conocido de todos ellos, declaraba en una entrevista publicada en un diario brasilero los días de mi estancia en el país que su personaje era la madre Teresa de Calcuta. Los espiritas habían participado en una reunión ecuménica había no hacía mucho tiempo en natal y a la que también había asistido el sacerdote español y teólogo, Agustino. “Todos rezamos juntos por la conversión del mundo y por la justicia social, para que el mal sea eclipsado por el bien. Por el triunfo de la buena voluntad”, me dijo. “Hay otras muchas con las que no se puede hablar. Necesitan un enemigo para definir su identidad, y ése es la Iglesia católica”.
Las sectas se nutren más bien de gente necesitada afectivamente, de identidad poco definida, que se deja llevar por el sentimiento antes que por la razón. “Como esos son muchos en Brasil, las sectas crecen como hongos”, me dijo un intelectual con quien analicé la situación. Por el contrario, la Iglesia católica siempre pecó de intelectualizar las creencias, de hablar más a la razón que al corazón. “Históricamente es evidente que fue así”, me dijo un sacerdote católico. “En la actualidad la Iglesia está corrigiendo eso que, para aquí, es un defecto. Ahora mismo, en la Iglesia católica hay movimientos que van más por el sentimiento y hacen celebraciones muy parecida a las de los movimientos protestantes u otros. Pero también mantiene la rama más racional para todos aquellos que vienen a la iglesia buscando un alimento espiritual más próximo a la razón que a los sentimientos”. “Las teorías clásicas del sincretismo hay que aplicarlas a la Iglesia y a las sectas; en Brasil no hay nada puro, todo está mezclado, las razas, las religiones, las iglesias. No sé si el sincretismo es un reflejo de la realidad social o si la realidad social copia del sincretismo religioso”, me dijo un intelectual brasileño.
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